Mahia rompió las estadísticas y también se convirtió en la primera niña capitana en un partido entre Nacional y Peñarol.

Por: Anaclara Trengone

Mahia Macias es jugadora de la categoría 2011 de Nacional; con tan solo siete años su nombre quedó en la historia del fútbol infantil luego de convertirse en la primera niña en ser capitana en un partido clásico y además, en convertir un gol.

Ese miércoles 12 de setiembre Mahia jugó su primer clásico y el equipo técnico decidió que ella fuera la capitana. Se enteró que llevaría el brazalete en el instante antes de entrar a la cancha, cuando se lo colocó su entrenador, Federico García. Ella sintió que «tocaba el cielo con las manos, no lo podía creer», recuerda García.

Pero esa alegría se desvaneció cuando Nacional perdía 1 a 0 contra Peñarol y con esa derrota se despedía de la posibilidad de ser campeón; solo les servía un triunfo. Pero el destino se estaba guardando su mejor carta para el final. Ella lo sabía, le había dicho a su padre y a su entrenador que iba a hacer un gol en el clásico. También, tal vez de forma más inconsciente, su técnico lo sabía.

«Era la elegida» y por eso la había colocado en ese lugar, dijo después de saber el final de la historia.

Guerrera, vivaz, inteligente, con mucha técnica y sin límites, Mahia nunca se da por vencida, aunque todo le lleve el doble de esfuerzo. Pero su padre, Favio Macias, lo tiene claro, también la alegría por sus logros se multiplican y el esfuerzo se ve recompensado.

Se terminaba el partido. Pero sobre el final del segundo tiempo, Thiago, el diez del equipo convertía el empate. El cronómetro indicaba que solo quedaban los descuentos, el juez dio dos minutos. Tiro libre para Nacional, pelota al área y aparece Mahia, con la número 20, con la misma que jugaba su ídolo, Álvaro «Chino» Recoba, para marcar el triunfo. Corre y festeja, atrás llegaron sus compañeros para abrazarla y tirarse con ella. A Favio no le salió la voz para gritar el gol, se emociona, la mira y siente orgullo. Mahia recuerda que es el cumpleaños de uno de los integrantes del cuerpo técnico, lo saluda y vuelve a la cancha para ponerse una vez más, en su posición de capitana y junto a sus compañeros marcar historia.

La lucha por la igualdad de género se escucha cada vez con más fuerza. En esta línea, el equipo técnico, teniendo en cuentas las estadísticas, vio «una oportunidad» para «aportar algo diferente» desde su lugar, apostando a «mostrar un Nacional diferente», explica García. Aunque, también, aclara que la elección se realiza en base a los méritos de los niños.
Son todos elogios para Mahia por parte de su director técnico. La describe como una niña dulce, con una alegría que contagia y una «luz especial». «Te da motivos para sonreír», cuenta y, agrega que «siempre está con esa impronta, con esa carita de felicidad» que denota que está «realizando su sueño».

«Cuando sea grande quiero ser jugadora de fútbol»

Así como estaba segura de que iba a hacer un gol en el clásico, Mahia tiene claro lo que quiere para su futuro. «Cuando sea grande quiero ser jugadora de fútbol», dice con una seguridad inusual para sus siete años. Cuenta que va a jugar en España, pero que aún no sabe en qué cuadro. Aún no se decide si quiere hacerlo en Real Madrid, el cuadro que defendió su ídolo internacional, Cristiano Ronaldo -a quien definió como «un pro»- o en Deportivo Tacón donde actualmente juega la delantera uruguaya, Yamila Badell.

Primero a ballet, después a patín. Pero Mahia con cuatro años sabía que el tutú no era lo suyo, quería jugar al fútbol y tenía aptitudes. Al principio a su mamá le costo aceptarlo e, incluso, llegó a ir al psicólogo (la madre), pero ahora es un fan número uno y no se pierde un partido. Quienes la veían jugar, le decían a sus padres que la forma en que dominaba la pelota era de admirar para la escasa edad que tenía.
La llevaron a practicar a Estrella de Oro y así empezó su sueño. En 2017 salió figura revelación y goleadora de un campeonato de la Liga de Piedras Blancas. Desde Peñarol se interesaron por ella, pero al ser «rabiosa» de Nacional dijo que «ni loca» quería jugar en ese equipo, recuerda su padre Favio.

En agosto después de contactarse con Margarita Méndez, una directiva de Nacional, y mandarle videos de Mahia jugando para demostrales que su hija estaba al nivel de los demás niños y se merecía una oportunidad, les dijeron que la llevara a Los Céspedes; en esa práctica hizo seis goles.

Hasta diciembre la pequeña entrenaba cinco veces por semana, dos días a la semana con Nacional -a pesar de no estar fichada- y tres con su otro cuadro. A veces estaba cansada y le preguntaba a su padre por qué no la aceptaban. Pero sus padres no la dejaron caer y la perseverancia pudo más que las barreras de género que Mahia logró romper. En diciembre su categoría viajaba a Maldonado a jugar un amistoso contra Atenas de San Carlos y la invitaron. En ese partido Mahia hizo su primer gol con la camiseta de Nacional y todavía lo recuerda como si fuese hoy con mucha alegría.
Finalmente, logró quedar dentro de la lista de aspirantes para 2018. Unos treinta niños comenzaron a entrenar este año en la categoría 2011, de esos fueron seleccionados la mitad, dentro de ellos, una niña. «Le dije a mi papá que me iba a desmayar de la felicidad», recuerda Mahia con picardía su reacción en ese día especial. Tiempo después se ganó un lugar en el equipo titular como puntera derecha.

«Nosotros no les regalamos nada a los niños», señala García. Mahia todo lo que ha conseguido ha sido por su inquebrantable esfuerzo.

Su padre recuerda un día que Mahia fue a un partido con llagas y 40 de fiebre. La niña le pidió por favor, entre lágrimas, que la llevara que no podía faltar y para convencerlo de ello comenzó a saltar y a decirle que estaba bien. Ante la insistencia y sabiendo que no hacía del todo bien, accedió. Pero Mahia le pidió otro favor a su padre que no le dijera nada al técnico. Cuando llegaron a la cancha Favio quiso contarle al entrenador la situación de su hija, un instante después levantó la cabeza para ver dónde estaba, la vio corriendo con sus compañeros. Cuando Mahia se enteró que su padre le había contado al técnico, se enojó y se justificó diciendo que podía faltar a la escuela pero nunca a jugar al fútbol.

Mahia es una «compañera más», así la tratan los demás niños y también el equipo técnico, señala García. Cuenta que ha conocido otras niñas que juegan al fútbol pero admite que «ella es diferente a todas». «No te dice ‘yo no puedo’, ella todo lo puede y si no puede, lo va a intentar», explica. «Tiene esa impronta que, la verdad, entiendo que la hace diferente. Por eso también la aceptación que tiene de sus pares», afirma.
En su vida, la niña combina el short y las medias largas con la pollera; el primer atuendo lo usa adentro de la cancha y el segundo, por ejemplo, cuando va a recibir los premios que gana jugando al fútbol, explica su padre.

Pese al largo camino que tuvieron que recorrer, Favio reconoce y agradece a Nacional por darle una oportunidad a su hija y por incluirla como «una más». En especial, a Margarita Méndez, quien aportó «su granito de arena» para que Mahia hoy integre el plantel. Asimismo, García destaca la labor del vicepresidente de Baby Fútbol de los tricolores, Gustavo Sorrentino y del coordinador German Rolín. «Obviamente que hubo cuestionamientos, en todos lados los hay», indica respecto a la situación de Mahia. Pero, en ese sentido, se argumentó lo importante que es para una niña «hacer deporte y mostrar algo diferente» y también «los valores que se están volcando a esa generación de chicos de Nacional».

Fuente: Ecos Uruguay