columna

Reunido en Bonn, Alemania, el comité de la UNESCO aprobó la inclusió del conjunto del frigorífico Anglo como Patrimonio de la Humanidad.

Por Gabriela Pallares

La globalización y el marketing tienen sus antecedentes en el siglo XIX, cuando industrias europeas se desarrollaban como consecuencia de guerras y expansiones. En esa dinámica aterrizaban en nuestras tierras con una importancia que trasciende hasta nuestros días, generando historias y legados increíbles.

¿Sabían ustedes que el Corned Beef elaborado originariamente en Fray Bentos lo vende hoy una empresa escocesa, proveedora de la reina Isabel, llamada Baxters, y que éste es el ingrediente clave del nacionalísimo pudding de carne?.

La trayectoria es de película. Todo esto tiene su origen a mediados del siglo XIX cuando el Barón alemán Justus von Liebig, dedicado a la química orgánica, inventó un sistema de extracto de carne que permitía concentrar 33 kg en uno, ventaja más que económica, nutritiva y de logística para alimentar la creciente demanda de ciudades europeas en gran crecimiento.

La idea era hacer llegar el nuevo producto a gente que no podía pagar la carne. Además, el extracto guardado en latas de poco volumen, liberaba capacidad en los buques.

Como Europa carecía de grandes superficies de cría de ganado cerca de las ciudades, George Christian Giebert, un ingeniero ferroviario, le propuso a Liebig industrializar el proceso en Sudamérica con una velocidad mucho mayor, a un tercio del costo, en tierras que permitieran asentar la planta, criar el ganado y transportarlo desde su puerto fluvial. Así es cómo llega a Fray Bentos.
El complejo construido, además de los campos de cría y el frigorífico mismo, tenía clubes deportivos, canchas de golf, viviendas para funcionarios y gerentes, y un muelle propio, desde donde exportaban los productos.

En paralelo también instalaron en Londres The Liebig Extract of Meat Company. Para 1875 se procesaban 500 toneladas de carne anuales que eran consumidas en Europa por toda la clase media, hospitales y soldados en las trincheras. Hasta hoy en día, muchos recuerdan esas latas como sinónimo de salvación en épocas de restricciones alimentarias debido a las guerras.

El fenómeno del Corned Beef Fray Bentos atravesó todas las clases sociales en Inglaterra. Prueba de ello fueron las apariciones en películas como “Gallípoli”, protagonizada por Mel Gibson (que muestra latas de corned beef en medio de esa batalla de la Primera Guerra Mundial), y la premiada “El paciente inglés”.

También está la increíble anécdota de Carlos, príncipe de Gales, que durante su visita a Uruguay en 1999 recordó haber crecido comiéndolo. «Recuerdo comer tanto que me salía por las orejas», dijo

Por todo eso a Fray Bentos se lo rebautizó como «La cocina del mundo».

Hoy en día la rama inglesa se perpetúa através de Baxter´s y «Oxo», otra empresa de alimentos que comercializa caldos concentrados y que fue adquirida por Liebig.

A principios del siglo XX el frigorífico era uno de los complejos más grandes y activos de toda Sudamérica, y la ciudad así como la ganadería crecieron a su par. Llegaron a tener 20 mil empleados y procesar más de 100 variedades de alimentos, aunque el extracto y el corned beef eran la estrella; se decía que lo único que se desperdiciaba de las vacas era el mugido.

En 1920 fue adquirido por capitales ingleses pasando a llamarse Frigorífico Anglo, que impuso el producto en los conflictos bélicos europeos y americanos. Según la propia Liebig, durante la 1a guerra se distribuyeron más de cien millones de cubos de extracto de carne, convertidos en lo que hoy llamamos calditos.

Participaron en muchísimas exposiciones, ganando tantos premios que luego restringieron su participación a categorías «fuera de concurso».

Siguieron operando hasta 1979, época en que debieron cerrar, debido a crisis internacionales, pestes y complicaciones en la comercialización, además de una baja de demanda internacional.

Más tarde el Estado lo nacionalizó. Se intentó reactivar pero se concluyó que la infraestructura y maquinaria era obsoleta y no alcanzaba parámetros internacionales. Tras los fracasos para reactivar el complejo, se creó el Museo de la Revolución Industrial y un espacio de incubación de empresas.

En 1987 se declaró el complejo Fabril y el Barrio Anglo como Monumento Histórico Nacional.

Es así que en Río Negro ya están festejando: en la ciudad alemana de Bonn, el Comité de la Unesco, en el marco de una evaluación de un total de 37 propuestas, acaba de incluir en el listado de Patrimonio Mundial, el complejo del Anglo.

Nuestras felicitaciones a quienes impulsaron la iniciativa!

La fecha clave fue el día que visitó el lugar Nuria Sanz, de Unesco, con una delegación importante. Según el director local del proyecto del Museo de la Revolución Industrial, Mauro Delgrosso, el Poder Ejecutivo prestó el helicóptero y esto posibilitó que pudieran estar todo un día en el sitio.

Fray Bentos es así el segundo bien material de Uruguay en alcanzar esta distinción; hasta ahora solo lo tenía, desde 1995, el barrio histórico de Colonia del Sacramento.

Vean fotos de la campaña y del lugar acá.

Fuente: El Observador