Parece mentira la cantidad de singulares casas de campo que en los últimos años han sido recicladas con la conjugación de diversas partes: propietarios, arquitectos y decoradores. Un nuevo libro presenta una selección de casas rústicas y confortables de Uruguay.

Y también sorprende el confort alcanzado sin alejarse del entorno campestre, así como cada enclave de esas viviendas de condición rústica, basada en piedras y maderas, sea en obras recuperadas, transformadas a fondo o erigidas desde cero.

Alcanza con ver un puñado de fotografías para sentir eso pero las primeras impresiones podrán confirmarse al recorrer las páginas de un libro de reciente publicación: «Casas de Campo del Uruguay».

La productora es María Noel Maisonnave aunque la obra pudo efectuarse gracias a otros aportes, como los textos de Mary Ann Thompson y las imágenes de Contraluz Fotografía (Aldo Giovinnetti y Sylvia Corbesola).

Entre los objetivos planteados figura el aliento para «una revalorización de la vida en el campo; poniendo de manifiesto las oportunidades que existen y las que resta explorar».

Junto a muestras de mediano porte, por darles una categorización básica, no faltan propuestas suntuosas.

Entre los «nidos» top más antiguos que resultaron intervenidos reluce el casco principal de la estancia de Mailhos construido en 1945, cerca de Punta Espinillo y la desembocadura del río Santa Lucía.

La renovación, que mantuvo el estilo original, estuvo a cargo del arquitecto Martín Gómez Platero. Según la investigación, el terreno se fraccionó en chacras y se posicionó como un proyecto de categoría para vivir en la tranquilidad del campo, pero sin alejarse de las comodidades de la ciudad y con un rápido acceso a la capital.

En la zona de las Sierras de las Ánimas, una entrada de piedra conduce también al desarrollo de grandes chacras rurales. Entre sesenta lotes, las pioneras fueron Las Marías y Puertas de Piedra, ubicadas sobre suelos rocosos.

Por esos paisajes hay bosques nativos, reservas naturales, manantiales, cañadas de piedra y cascadas secretas.

La investigación

María Noel Maisonnave explicó a El País que el libro demandó dos años de trabajo.

Fueron visitadas más de cuarenta casas de campo, de las cuales quedaron seleccionadas quince. El descarte se basó en consideraciones diversas. Por ejemplo, debido a que aún se mantuvieran las tareas de construcción o reciclaje. O bien si el entorno natural y la decoración se alejaban demasiado de lo previsto.

«Quería descubrir tesoros, en algunos casos se dio y en otros no. En Chacras de las Sierras me impactó el loteo. No se trataba de reunir antiguas estancias de Uruguay. No me quise limitar en la superficie, podían ser casas de campo ubicadas en cinco hectáreas de superficie hasta más de mil. Destacamos sí el casco en estancias o las casas aggiornadas de chacras. Pero hay, por ejemplo, una estancia en San José muy productiva, con ganado y plantaciones y de eso no se muestra nada, solo sale la finca», sostuvo Maisonnave.

En la primera recorrida ni siquiera se realizaron sesiones fotográficas, como si se pretendiera evitar el sobredimiensionamiento que puede generar una imagen en papel respecto de la realidad. A simple vista era considerado si calificaban para el proyecto.

Las pautas selectivas no eran rígidas y la última decisión sumó subjetividades, puesto que los primeros datos fueron siendo proporcionados por arquitectos que intervinieron en el relevamiento. Si bien el esfuerzo resultó colectivo, la única persona que visitó todas las casas fue María Noel Maisonnave. Y se hace responsable.

La fotografía para singulares construcciones y reciclajes

El libro «Casas de Campo del Uruguay» está escrito en tres idiomas: español, inglés y portugués. Tiene un estilo table book, con formato de 31 x 31 centímetros, y cuenta con prólogo del artista plástico Pablo Atchugarry.

De cada lugar elegido, la producción obtuvo más de seiscientas fotos y, en definitiva, por cada casa no se utilizaron más de ocho para la impresión, aquellas que realzan mejor la obra de arquitectura y establecen una tipografía, e incluso reflejan lo más codiciado o querido de los propietarios. Como ser las cavas o bodegas especialmente construidas y equipadas.

La productora sostiene que se pretendió, entre más cosas, anticiparse a las nuevas inversiones que están por venir en varias zonas del país. Un objetivo «es generar conciencia sobre el valor de un patrimonio arquitectónico único, presente en Uruguay».

Los arquitectos participantes o consultados fueron Juan Diego Vecino, Martín Gómez —de Argentina—, José Luis André, Martín Gómez Platero, Marcelo Daglio, Kallos – Turin —de Inglaterra— y Nicolás Guerra.

El libro se vende en forma directa a través del mail: mnoelmaisonnave@gmail.com (Ver en facebook: Libro Casas De Campo Del Uruguay).

Fuente: El País