Clara Aguayo fue la ganadora.

La última edición del concurso de moda Lúmina, organizado por el Punta Carretas Shopping, no solo celebró sus diez años con un evento realizado en el Auditorio del Sodre, sino que destacó a un sólido quinteto de jóvenes diseñadores, que tal vez más que en años anteriores demostraron un arrojo a la innovación y la tendencia, y sobre todo, un claro interés por borrar los límites construidos entre lo clásicamente masculino y femenino.

El décimo concurso que busca nuevos talentos en el diseño local tomó el hall del Auditorio y utilizó las escaleras –incluso las mecánicas– para realizar una suerte de circuito de obstáculos en forma de pasarela. Fue una manera creativa de apropiarse del espacio y ofrecer diferentes instancias fotografiables.

Con la conducción de Cecilia Bonino, el evento se sucedió con las cinco colecciones seleccionadas por el jurado conformado por la presidenta Ana Torrejón, periodista y directora editorial de la revista Harper’s Bazaar, Rossana Demarco, licenciada en arte y fundadora de la Cámara de Diseño de Uruguay, el arquitecto Gustavo Bardavid y la diseñadora y responsable de la grifa Black & Liberty, Florencia Domínguez Major.

Como uno de los grandes cambios de esta décima edición, los nueve ganadores de los años pasados conformaron el quinto voto del jurado.

Asimismo, por primera vez se abrió el concurso para que pudieran participar colecciones realizadas por duplas.

La selección de esta edición, que tuvo a unos 100 diseñadores inscriptos, ofreció no solo buenos diseños –que hicieron sin dudas difícil la elección–, sino que también subieron la apuesta en su presentación.

Por ejemplo, la ganadora de esta edición, Clara Aguayo, Ana Darracq, elegida para recibir la mención especial y Juan González innovaron dentro de lo que solía verse en el concurso, al ofrecer diseños unisex, eliminando totalmente las identidades de género.

Como denominador común aparecieron prendas holgadas y neutras, asimetrías, la combinación en capas y la unión de materiales diferentes, sintéticos y naturales.

Las colecciones

Aguayo se transformó en la merecida décima ganadora con una colección titulada Taro, donde presentó prendas minimalistas, apostó a la nobleza de la lana para crear siluetas holgadas y andróginas, utilitarias y modernas.

Darracq, para realizar BFF tomó la clásica camisa blanca para desestructurarla, ampliar la escala, y acompañarla con detalles en lana, sean largos flecos o grandes tejidos.

La dupla formada por María Tocco y Ani Pérez ganó el voto del público con Núclea, que recurrió a la célula como inspiración y apareció en bordados en buzos y tapados de colores neutros.

Juan González, por su parte, se destacó al utilizar modelos no profesionales –una de las tendencias que se supo ver en pasarelas extranjeras– a la hora de lucir su colección titulada Uno, la más arriesgada y diversa del quinteto.

Por último, la primera dupla en desfilar, formada por Lía Marrero y Jimena Fernández ofreció Gangsterz, la colección más colorida y juvenil, con cuerina y charol como base.

Fuente: El Observador