La producción se catapultó en los últimos cinco años; casi la totalidad se vuelca al mercado local, pero algunas empresas ya están logrando sobresalir en el exterior por la calidad de sus productos.

Un equilibrio de sabor y aroma (amargo, picante y frutado) y una acidez que no supera el 0,8% consagran la denominación de «aceite de oliva extra virgen». Esta descripción de máxima calidad, en general asociada a productos de España o Italia, también refiere a la gran mayoría que tienen origen uruguayo.

Hace ya varios años que diferentes marcas alcanzaron este nivel de calidad que se refleja no solo en los premios internacionales que reciben las empresas locales desde 2007, sino en los consumidores que comienzan a preferir a los uruguayos sobre los importados.

En los últimos 15 años, el sector catapultó las plantaciones de olivares. Hay unas 10.000 hectáreas, con fuerte presencia en el este (70%) —Maldonado, Treinta y Tres, Lavalleja y Rocha—, Salto y Colonia, según datos de la Asociación Olivícola Uruguaya (Asolur).

Pero aún no se produce al máximo. Tras un año no tan bueno, que hizo caer la producción local de los 800.000 litros de 2014 a 500.000 litros (en la cosecha de marzo/abril de 2015), Alberto Peverelli, directivo de Asolur, aseguró que una vez maduren las plantaciones —en unos ocho años— la capacidad productiva seá de 10 millones de litros.

Entonces, exportar será el destino de la gran mayoría del aceite local. «Ahora, la consolidación del sector pasa por mejorar aspectos de manejo de campo, como fertilización y poda», agregó.

Según datos de Asolur, en Uruguay se consume cerca de 1,5 millones de litros de aceite de oliva, gran parte de origen internacional (70%), principalmente de España, Italia y Argentina. Pero la realidad está cambiando.

De la mano del reconocimiento de la calidad de los aceites uruguayos, el mercado interno consume casi la totalidad de la producción, aseguró Peverelli. «La primera cosecha importante de 2010 dio 150.000 litros y en 2014 se llegó a los 800.000. La gran mayoría se vendió a nivel local. En participación, en 2010 se consumía cerca de un 10% local y ahora es un 30%».

Gran parte del aceite se vende en forma directa o en puntos de nicho de mercado como restaurantes, casas de cata, hoteles, entre otros.

Olivares Salteños coloca toda su producción (unos 20.000 litros) «sin ningún tipo de esfuerzo comercial», aseguró Carlos Franchi, director de la empresa. «Estamos sobredemandados, por eso no vendemos en grandes superficies. En Montevideo tenemos 14 puntos de venta en casas de delicatessen, licorerías, hoteles y restaurantes y es un 50% de las ventas. El resto se comercializa en Salto (27%) y Maldonado (18%)», acotó. Además de su propio aceite, ahora planea unirse a otros productores de la zona para sumar otras 400 hectáreas y así, en tres años, generar 300.000 litros.

De todas formas, hace unos años los supermercados comenzaron a incorporar marcas uruguayas. Hoy se pueden encontrar en las góndolas entre cuatro y seis productos locales. Por ejemplo, Finca Babieca comercializa entre un 60% y 70% de su producción (80.000 litros) en supermercados, dijo Alejandro Echevarría, responsable de la marca.

Si bien la firma realizó una exportación a EE.UU. de 10.000 litros, vuelca todo lo que produce al mercado local. «Para exportar, esperamos consolidar la producción y tener unos 120.000 litros», indicó Echevarría.

Otro de los que se reconocen en góndolas de supermercados es el aceite Colinas de Garzón, de Agroland (del grupo del argentino Alejandro Bulgheroni). La firma posee 700 hectáreas en Garzón (Maldonado) donde produce unos 200.000 litros que se vuelcan al mercado local, ya sea en supermercados como en restaurantes.

La calidad de sus productos le valió desde 2007, acumular cerca de 39 premios internacionales. Pero no es el único proyecto del grupo, que también posee Nuevo Manantial, una de las mayores plantaciones de olivares del país, con 3.200 hectáreas entre Rocha y Treinta y Tres, con una capacidad productiva de unos 500.000 litros y que bajo su marca Olivares de Rocha comercializa su producción a nivel local e internacional.

También De la Sierra (Lavalleja) se coló en los supermercados. De los 60.000 litros que produce y vende en su totalidad, un 50% los comercializa en grandes cadenas y un 25% en locales de nicho, informó Daniel Davidovics, responsable del proyecto que posee 80 hectáreas plantadas. Además, la firma produce otros 20.000 litros para diferentes productores de la zona.

Otras empresas reconocidas en Uruguay son O’33 y Lote 8. Tal es el atractivo del sector, que hace dos años la empresaria agropecuaria Patricia Damiani decidió tener su propio aceite de oliva. Así, le dedicó 30 hectáreas de sus campos en Salto a la plantación de olivares. La primera cosecha de este año (30% del área plantada) rindió unos 950 litros comercializados bajo la marca Don Rodrigo, dijo.

Si bien el volumen no es significativo «se logró gran calidad», destacó Damiani. «Apuntamos a nichos de mercado. Queremos trasladar un toque humano y familiar, que la persona sepa qué está consumiendo. Por esto es lo especial del diseño de la botella con la etiqueta como parte de la misma y una comercialización solo por Internet y a través de dos puntos exclusivos: Pellegrin y Philomène», destacó.

Para 2016, Damiani espera duplicar la cosecha y salir al exterior (ver recuadro), donde «ya se cosechó la buena imagen de calidad del aceite extra virgen uruguayo».

Buena recepción en el exterior.
La exportación de aceite de oliva crece desde 2009 a un promedio de 68% anual, aunque aún sus volúmenes son poco significativos. Los empresarios miran poco al exterior, pero ya hay buenos indicios en el horizonte.

En 2015 se exportaron 69.000 litros por US$ 224.000, según datos del instituto Uruguay XXI. Argentina, EE.UU. y Brasil son los principales destinos, pero el aceite local llegó incluso a Japón. Fue la marca Tupercí, de Florida, que en 2013 y 2014 colocó su aceite a través de una ONG internacional. «Tuvo éxito, se vendía a un precio alto porque era de nicho», recordó Ernesto Singer, responsable de la empresa.

De la Sierra también piensa en nichos. La firma exportó 6.000 litros a pequeños locales en Nueva York. Y Patricia Damiani va por el mismo camino: ya tiene ofertas para que su aceite Don Rodrigo esté presente en locales exclusivos de Miami en 2016. En tanto, Olivares Salteños, que hizo su primera exportación en 2010 a EE.UU., Canadá y Brasil, lo discontinuó «por un tema de volumen». Sin embargo, junto a otros productores de la zona planea definir una nueva marca y salir nuevamente al exterior, dijo Carlos Franchi, director de la firma.

Fuente: El País