Las áreas protegidas son territorios con gente, personas viviendo, produciendo y usando esos espacios de forma especialmente cuidadosa para contribuir a la conservación de sus valores naturales y culturales a largo plazo.

El 29 de setiembre se cumplieron seis años de la creación del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP) en Uruguay desde el ingreso en 2008 del Paisaje Protegido Quebrada de los Cuervos.

Hoy son 10 las áreas ingresadas al Sistema, todas ellas representativas de los ambientes naturales de nuestro país —con sus respectivos valores culturales asociados—: ríos, sierras, montes, humedales, pastizales, quebradas, zonas marinas, costeras e islas que conforman 123.500 hectáreas de nuestro territorio.

Reflexionando sobre estos primeros seis años y la etapa en la que se encuentra el SNAP, el director nacional de medio ambiente Jorge Rucks señaló, «durante estos años se ha buscado la institucionalización del SNAP para la conservación de la biodiversidad y los valores ecosistémicos. El año pasado con la reestructura del MVOTMA pudimos crear una División especial para atender estos temas, hoy abrimos una segunda etapa en un marco institucional fortalecido».

Pese a tratarse de un Sistema joven y todavía pequeño, la representación de elementos significativos que contiene el SNAP es alta y abarca al 70% del total de los paisajes del país. El SNAP constituye en sí mismo una herramienta para armonizar el cuidado del ambiente —en particular de la diversidad de paisajes, ecosistemas, especies y elementos culturales— con el desarrollo económico y social del país.

En ese sentido, el director de la División SNAP, Guillermo Scarlato manifestó «hoy sabemos mejor qué queremos conservar, y dónde está lo que queremos conservar, y ese saber se alcanzó a través de un proceso largo que contó con una amplia participación, no sólo de técnicos sino de las comunidades como protagonistas».

Uruguay posee más del 90% de sus tierras bajo propiedad privada y carece de grandes extensiones de territorios “improductivos” o de difícil aprovechamiento (montañas, selvas, desiertos, etc.), que son los que en muchos países formaron parte de las principales áreas naturales protegidas. De aquí surge uno de los principales desafíos para el Ministerio de Vivienda Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente y para el SNAP en particular, el de articular protección y uso productivo del territorio.

Otro aspecto calve en la gestión de las áreas protegidas es su relación y sinergia con el turismo, conciliando conservación con disfrute de calidad, y aportando a la generación de oportunidades para los distintos actores locales y, en definitiva, para el desarrollo del país.

Las áreas protegidas de Uruguay son territorios con gente. Personas viviendo, produciendo y usando esos espacios de forma especialmente cuidadosa para contribuir a la conservación de sus valores naturales y culturales a largo plazo. Personas aprendiendo y enseñando a usar y disfrutar el territorio bajo modalidades más amigables con el ambiente.

En este sentido, las políticas llevadas adelante por el MVOTMA están orientadas a compatibilizar la conservación con el desarrollo desde una perspectiva de sostenibilidad, ya que no se trata de dejar de hacer, sino de hacer pensando en hoy y en mañana.

Fuente: MVOTMA