Privados empiezan a exportar el conocimiento adquirido a la región ante el fin de la construcción de parques en Uruguay de cara a 2017.

En poco más de 10 años Uruguay pasó de tener cero energía eólica, a estar en el podio mundial en la participación en su matriz energética de la generación a través del viento. Según datos de la Dirección Nacional de Energía (DNE), para 2017 el país contará con 28 parques eólicos de gran escala con una potencia instalada de 1.500 MW.

De esta forma, el 38% de la electricidad generada será de fuente eólica, lo que ubicará a Uruguay apenas por detrás del líder mundial, Dinamarca (42%), pero por delante de Portugal (23%) y España (19%), según datos del Global Wind Energy Council.

La inversión asociada a esta transformación llegará a US$ 3.150 millones en 2017, de los cuales 30% (unos US$ 945 millones) estarán destinados a servicios logísticos, de construcción y equipamientos, de compañías instaladas en Uruguay, según DNE.

Pero las empresas del sector que por años aprovecharon este desarrollo, saben que la zafra está por terminar. El presidente de UTE, Gonzalo Casaravilla, dijo a comienzos de este mes a El Observador que no habrán nuevas licitaciones de parques eólicos hasta 2023, por lo que el ritmo con que se ha crecido hasta ahora se terminará el próximo año cuando queden listos los últimos parques licitados.

Según el presidente de la Asociación Uruguaya de Energía Eólica (Audee), Fernando Schaich, gracias a este boom «las empresas aumentaron su estructura en general», y algunas de ellas hasta generaron áreas especializadas en el rubro eólico que hasta entonces no tenía mercado en el país.

Es por eso que el presidente de Audee opina que para mantener esa estructura, las empresas uruguayas deben salir «cuanto antes» a buscar mercados en la región, especialmente donde la industria eólica está dando sus primeros pasos.

Experiencia exportable

El reporte anual del Global Wind Energy Council 2015 se refiere a Uruguay como un «caso de éxito», por el crecimiento que la energía eólica tuvo a lo largo de una década. Con esa experiencia, las empresas uruguayas se presentan en países como Argentina, Perú, Panamá, Bolivia o Brasil.

Para el socio-director de la constructora y desarrolladora de parques eólicos Ventus, Francis Raquet, la experiencia adquirida por las empresas locales es exportable. «El mundo vio lo que hizo Uruguay, por eso nos abren la puerta en todos lados», apuntó.

La compañía desarrolló 100 MW de capacidad instalada, dividida en 12 parques eólicos, lo que representó una inversión de alrededor de US$ 200 millones. Para llegar a ese monto, la empresa armó los proyectos desde cero, seleccionando el terreno, haciendo estudios, y vendiendo la participación del parque para luego construirlos y después gerenciar alguno de ellos, por lo que recibe un porcentaje de la energía vendida.

Actualmente, esta compañía construye dos parques en Panamá (24 MW, en la localidad de Chiriquí, y otro de 15 MW en Limón), y ganó una licitación para hacer estudios de prefactibilidad de otro parque en Bolivia.

Por su parte, Saich de Audee, quien además es director SEG Ingeniería, ya trabaja en armar proyectos en México, Brasil, Argentina y Perú. Su compañía nació enfocada en la eficiencia energética, pero el boom eólico la llevó a incorporar esta unidad de negocios, con la que logró duplicar su facturación.

El área de energía eólica de SEG se ocupa de encontrar el terreno para instalar el parque, realizar estudios de factibilidad, y vender la participación a inversores para luego tercerizar la construcción, y volver a trabajar en el proyecto como gerenciador.

Debido a que el mercado local no tiene previsto nuevos parques, el 90% del trabajo de SEG para desarrollo de parques está enfocado en la región. «Las empresas uruguayas tenemos experiencia que otras en Latinoamérica no tienen; eso es algo que no suele pasar», destacó Schaich.

Trabajo exploratorio

Otras compañías, sin tener contratos ni proyectos concretos en el exterior, están comenzando a pensar fuera del país. Tal es el caso de la compañía de ingeniería electromecánica, Ingener, cuyo gerente comercial, Diego Invernizzi, dijo a Café & Negocios, que buscan «exportar el know how, replicando experiencias de Uruguay».

Para conseguirlo, esta compañía que se encarga de hacer toda la instalación eléctrica asociada a la construcción de molinos, buscará «capitalizar» el contacto con los desarrolladores y proveedores de parques eólicos con presencia regional. Las firmas europeas Nordex, Siemens, Enercon y Gamesa son los principales proveedores locales y lo serán también en casi todos los parques que se construyan en la región, por lo que el contacto con ellos será la llave para abrirse paso fuera de Uruguay, según Invernizzi.

Por su parte, la constructora Saceem –que por estos días inició la obra de un parque eólico de 50 MW en Melo–, también espera que la región sustituya la merma en el trabajo local previsto para 2017. Para su director, Alejandro Ruibal, el conocimiento generado en los últimos años «tiene un valor agregado» que puede ser exportable porque «si bien no es una central nuclear», una empresa que tenga experiencia en este tipo de obra eléctrica, ingeniería de fundaciones y caminería, «se vuelve interesante».

Expectativa por Argentina

En mayo de este año, el presidente argentino, Mauricio Macri, lanzó el Plan RenovAR, con el que se hará un primer llamado alicitación para la producción de 1.000 MW de energías alternativas, eólica y solar, lo que el gobierno de ese país espera que traiga US$ 2.100 millones de inversión.

Esto es una oportunidad para las empresas uruguayas porque «en Argentina, prácticamente no hay otras compañías que hayan terminado un parque (eólico) de punta a punta», señaló Schaich.

Por esa razón la constructora de parques eólicos y gerenciadora, Ventus, abrió oficinas en Buenos Aires con el objetivo de dar soporte a una compañía eléctrica del vecino país, que el socio-director de la compañía, Francis Raquet, prefirió no revelar. «Ellos necesitan alguien que sepa de energía eólica para llegar lo mejor preparado posible a la licitación, no conocen de la eólica, necesitan nuestro know how y necesitan que los acompañemos», dijo Raquet a Café & Negocios.

Por su parte, desde Ingener, Invernizzi dijo que «hay una expectativa grande de que hayan muchos proyectos eólicos en Argentina».

Saceem, en tanto, también mira hacia Argentina como país en el que tiene previsto exportar su conocimiento en energía eólica, debido a que, según Ruibal, tiene «el plan más ambicioso».

Logística

Otras empresas que se beneficiaron del desarrollo de parques eólicos en Uruguay, fueron las de logística portuaria, que debieron aprender a recibir este tipo de cargas especiales.

Para la gerente de Logística del grupo Schandy, Lucía Ilardia, además de la capacitación que requirió recibir los primeros molinos que llegaron al país en 2002, la firma debió adquirir equipos especiales para transportar ese tipo de cargas.

«Cuando salís y recorres otros países, como Paraguay o Bolivia (a través de puertos chilenos) te das cuenta que ellos están como nosotros cuando empezamos en 2002», indicó Ilardia.

La gerente de Logística del Grupo Schandy apuntó que este tipo de experiencia tiene valor fuera de Uruguay, porque ayuda a «minimizar riesgos y anticipar problemas». El sur de Brasil, Argentina y Paraguay, son los mercados donde esperan capitalizar la experiencia generada en Uruguay.

Para conseguirlo, la empresa espera que las empresas europeas que proveen de molinos, como Gamesa, Vestas y Nordex, sean quienes los contraten directamente para enviar los pedidos que se hagan desde los parques. «En la medida que desarrollas la relación con el cliente y te manifestás como proveedor regional ya quedas en una lista y ponés a disposición tus servicios», explicó Ilardia.

Además, la experiencia con molinos aportó a los proveedores locales mayor experiencia en el movimiento de las llamadas «cargas de proyectos», entre la que se encuentra, además de molinos, grandes equipos para la industria, elementos para la construcción de fábricas, entre otros.

Este tipo de cargas, no era frecuente en Uruguay, según Ilardia, por lo que el boom eólico incrementó la experiencia en esta área.

El Grupo Ras capitalizó ese conocimiento, lo que le ha permitido hacer logística de «cargas de proyecto» en México, y actualmente cotiza otras en Perú y Bolivia. Sobre la importancia de la experiencia con molinos, el director general de esta compañía, Ruben Azar, consignó: «Sin duda que se aprende mucho. Cuando va a cotizar un parque eólico, suma si hiciste trabajos de ese tipo antes».

Ventus busca vender energía a Argentina

La compañía desarrolladora, constructora y gestora de parques eólicos, Ventus, tramita desde abril un permiso por parte del Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM) con el objetivo de comenzar a exportar energía eólica a Argentina. Para eso la compañía que hoy gestiona siete parques en todo el país por un total de 69,3 megavatios (MW), firmó un contrato con la comercializadora argentina San Atanasio Energía, al tiempo que también ha recibido interés por parte de empresas uruguayas para la compra de energía.

Los parques de la firma comercializan la energía en el llamado mercado spot y pueden vender lo generado a un privado en Uruguay, en el exterior o a UTE en caso de que el ente lo necesite, si tiene un año complicado de lluvias o de precios internacionales altos del petróleo, por ejemplo. Eso se diferencia de los parques que tienen contrato con UTE mediante el cual,el ente se compromete a comprar la energía que genere el parque por un precio pre fijado. Según dijo el director de la compañía, Francis Raquet, a Café & Negocios, todavía no han recibido habilitación, pero «será inminente».

De los 1.500 MW de potencia eólica que se están instalando en Uruguay, la compañía participó en alguna etapa del desarrollo o construcción de unos 800 MW y ha desarrollado y está construyendo íntegramente unos 100 MW.

Fuente: El Observador