Las nuevas escuelas públicas que se construyen en Uruguay se basan en un concepto que considera fundamental la integración con el entorno.

Primaria construye nuevas escuelas cada año. Lo hace con un concepto diferente a las antiguas edificaciones y recibió reconocimientos internacionales por ello. Detrás de varios de esos proyectos está el arquitecto Pedro Barrán, quien trabaja para la Administración Nacional de Educación Primaria desde hace más de 15 años y considera que lo fundamental, es «integrar» la escuela pública con el entorno.

«La escuela tradicional se aísla de su entorno y se separa en clases durante todo el año»; las nuevas escuelas que se construyen «buscan relacionarse con su entorno», sostuvo.

En 2011, la escuela del barrio Maroñas que proyectó Barrán fue elegida por la OCDE para integrar su «Cuarto Compendio de Equipamientos Educativos Ejemplares”.

La escuela 92 en Barrio Lavalleja (proyecto de Barrán y Rodrigo Mediza) fue seleccionada para la Bienal de Venecia en 2009. La escuela 78 de Salto (proyecto de Ramiro Bascans y Barrán) fue una obra seleccionada para la exposición UY 20 de la Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo, Facultad de Arquitectura, en 2006.

La escuela 375 en Santa Catalina (proyecto de Lucía Lombardi) fue seleccionada para la misma bienal en 2010; la escuela 213 en Jardines de Pando (también de Barrán y Mediza) fue seleccionada en 2012 para esta bienal iberoamericana, que ese año se realizó en Cádiz. La escuela 297 de Canelones (proyecto de Mariana Cecilio, Yamiles Núñez y Magdalena Ponce de León) fue seleccionada en 2014.

Además, muchos de estos proyectos recibieron menciones y fueron expuestos en actividades de la Sociedad de Arquitectos del Uruguay.

Vínculos

«Nuestras escuelas buscan fomentar el involucramiento de los padres con una secuencia de espacios: plaza pública, acceso techado abierto, hall, y un salón comedor de usos múltiples que puede ser utilizado para actividades comunitarias fuera del horario escolar», expresó Barrán.

Al interior, «buscamos promover que los niños se sientan integrantes de toda la comunidad educativa, y no sólo de su clase, lo que se logra con dobles alturas, transparencias interiores, puertas corredizas, el comedor salón de usos múltiples», entre otras, señaló.

El arquitecto explicó que en las escuelas de Tiempo Completo, los niños hacen de mañana actividades similares a las escuelas comunes, y de tarde talleres «donde mezclan dos clases y tienen dos maestros que no son los de la mañana». «Todo eso fomenta que el niño forme parte de la comunidad educativa, y no solo de su clase», sostuvo.

Pero por otro lado, el arquitecto dijo que también es importante el cuidado en la calidad de los materiales, «dado el uso intenso y el escaso mantenimiento» que tienen estos edificios. «Entendemos que es mejor invertir en escuelas que puedan durar y no en edificios baratos que en pocos años están en muy mal estado», agregó.

Mantenimiento

Si bien consideró muy relevante la construcción de nuevas escuelas, Barrán dijo a El País que es «imprescindible» el mantenimiento de los edificios escolares, que enfrentamos «un problema cultural, tendemos a subestimar las obras de mantenimiento, que deberían ser periódicas», ya que «lo mínimo es que todos los estudiantes tengan las condiciones de confort básicas como para que el edificio no interfiera con los procesos educativos».

Por otro lado, destacó que «estas urgencias no deberían impedir que pensemos además en el futuro».

«Con la aceleración de los cambios sociales y tecnológicos, es difícil imaginar cómo va a ser la educación —o la estructura productiva del país— dentro de 50 años. Y los edificios que construimos hoy van a durar aún más. Es un desafío que habría que enfrentar con equipos multidisciplinarios», afirmó el arquitecto.

A medida

Consultado si conviene que las escuelas tengan estructuras similares o que sean variadas, Barrán dijo que desde el punto de vista arquitectónico lo mejor es un «traje a medida», es decir: «buscar el equilibrio entre elementos que se repiten —lo que redunda en optimización de recursos y economías— y elementos que se diferencian para ajustarse a cada predio, a cada barrio».

Consideró que es una discusión que habría que dar en el ámbito educativo también. «Los objetivos de igualar y dar las mismas oportunidades han llevado a veces a la uniformización de las escuelas; y por otro lado, la creciente personalización de la educación y la progresiva autonomía de los centros educativos podrían apuntar a que los edificios se diferencien», dijo.

Barrán dijo que el proceso de elaboración del proyecto depende de cada caso, pero como mínimo, se consulta a la comunidad dos veces, «al principio para ver si quieren una escuela de Tiempo Completo, y luego se les presenta un anteproyecto para ajustarlo atendiendo a sus demandas. Si la comunidad está organizada, el intercambio puede ser más fluido».

La arquitectura incide en el buen clima

La mayoría de las nuevas escuelas públicas construidas tienen índices de repetición que oscilan entre el 6 y 7%. Según los datos de 2012, las escuelas con peor índice de repetición en Montevideo están en el 22% y las mejores con índices de entre 1 y 2%.

El director general de Primaria, Héctor Florit, dijo que el diseño arquitectónico «hace al clima escolar». Esta «es una de las variantes que más impacta en los resultados educativos y si bien el clima se asocia en general a los vínculos, estos también se promueven o mejoran cuando hay espacios que permiten relaciones sanas, frecuentes y ordenasen la dinámica de la escuela».

Florit agregó que un edificio que alberga a alumnos y maestros durante ocho horas «requiere comodidades, espacios y una disposición de los recursos físicos que promuevan la convivencia».

En ese sentido, dijo que «los prototipos de escuelas de tiempo completo incitan un diálogo entre el adentro y el afuera, con espacios que articulan entornos barriales con la propia escuela». Agregó que son locales «transparentes, donde las aberturas permiten visualizar el interior y el exterior, alentando el compromiso y el sentimiento de pertenencia a un barrio».

Barrán: La obra pública siempre fue muy buena

Consultado sobre los edificios donde funcionan las escuelas, el arquitecto Pedro Barrán sostuvo que en términos generales, «la obra pública en Uruguay siempre ha sido muy buena». Recordó que a fines del siglo XIX y principios del XX los edificios eran «composiciones académicas, en general alrededor de un patio o en doble crujía, con espacios de dimensiones generosas», que demostraron cierta flexibilidad como para seguir en funcionamiento. Expresó que la educación «aún era predominantemente expositiva y memorística, con gran protagonismo de los maestros y poco de los estudiantes» y mencionó como ejemplos destacados las escuela Brasil y Alemania, y el IAVA. Agregó que a mediados de siglo XX la «escuela nueva» involucra cada vez más a los estudiantes en sus aprendizajes, los edificios ya son modernos, «más simples, transparentes, se relacionan a sus espacios exteriores» y puso como ejemplo la Escuela Experimental de Malvín, la 47 de Capurro, el Liceo Miranda y el IPA.

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Fuente: El País