La Marcha por la Diversidad movilizó el viernes 30 a una multitud, y terminó con un concierto en la explanada de la Intendencia Municipal de Montevideo.

Un arcoíris de más de 50.000 almas fue la postal que dejó anoche la Marcha por la Diversidad, realizada a lo largo de 18 de Julio. El inicio estaba previsto para las 19:00 horas en la Plaza Independencia, donde más temprano ya se veía que una multitud participaría del festejo, que finalmente comenzó 45 minutos más tarde, recorriendo la principal avenida con un colorido desfile, en el que la música y la alegría de los participantes fueron una constante.

Pero más allá del “color” de la marcha, la imagen sobresaliente fue la de las parejas de un mismo sexo que caminaban tomadas de la mano, o abrazadas, y que reflejaban lo más auténtico de esta fiesta que se realiza en muchas ciudades del mundo.

Muy al contrario de lo que ocurre con algunos “festejos” deportivos, los pocos comercios abiertos sobre 18 de Julio no tomaron ningún tipo de recaudo en materia de seguridad.

La consigna de este año fue “¡Discriminar también es violencia, que no te gane la indiferencia!”, aunque muchos manifestantes presentaron sus propias proclamas, en algunos casos menos festivas: “Nada que celebrar, el machismo y la transfobia siguen matando”, rezaba una pancarta ubicada en la Plaza de Cagancha, donde una cuerda de tambores se sumó al núcleo principal de la marcha.

Allí también había vendedores ambulantes luciendo y comercializando orejitas de Minnie y coloridas pelucas, así como las tradicionales banderitas de la diversidad (LGBTI).

La bandera multicolor fue popularizada en 1978 como símbolo del orgullo gay por su creador, Gilbert Baker, artista nacido en Kansas, Estados Unidos. La versión actual de la bandera consiste en seis franjas de colores rojo, naranja, amarillo, verde, azul y violeta, que reproducen el orden de los colores del arcoíris.

Electrónica y sinfónica

Junto al color, la música le puso el marco a toda la fiesta.

Un ómnibus adaptado con plataforma cumplió durante la marcha un auténtico rol de discoteca andante, sobre la cual bailaban decenas de personas y de la cual partía una constante lluvia de papelitos metalizados.

El bus llegó a la explanada de la Intendencia con música de Ricky Martin; pero allí aguardaba un espectáculo mayor, con la Sinfónica de Montevideo y un coro que comenzó entonando el clásico de ABBA Dancing Queen (Reina del Baile).

“No nos va a parar ni el agua”, advirtió una de las presentadoras bajo los “chispazos” de una noche cargada.

Todo el show se transmitió por Tevé Ciudad y por la pantalla gigante del IMPO, ubicada frente a la explanada de la Intendencia. Luego del espectáculo, la fiesta prosiguió, para algunos, en distintos boliches montevideanos hasta la madrugada.

Fotos

Fuente: El País