El tenista n°19 del mundo habló con Referí sobre los cambios en su vida y su carrera, y los objetivos que tiene para seguir subiendo.

Pablo Cuevas cambió, en el buen sentido. Bromea con que es la segunda vez en su vida que se pone un saco, a no ser un casamiento. Que ahora se tiene que peinar. Tiene un gran equipo atrás: están los de siempre, como Facundo Savio, su amigo y entrenador, que comparte rol con Alberto «Luli» Mancini. Está su esposa Clarita y su pequeña Alfonsina, que corretea por todos lados y pide por su papá cada 10 segundos. Pero hay más gente: un nuevo equipo de marketing y comunicación, por ejemplo, que lo ayuda a relacionarse con la prensa y los sponsors.

La vida de Pablo Cuevas cambió. Es el tenista N°19 del mundo, y con eso vienen muchas cosas. Dentro de la cancha es un rival temido, fuera de ellos tiene facilidades pero también más obligaciones y responsabilidades auto asumidas. Y oportunidades, como la «Tennis Premier League», una gira que hará por Asia con Roger Federer, Rafa Nadal, Serena Williams y otros grandes.

Es inédito para Uruguay tener un tenista así. De eso, de cómo le está cambiando la vida, habló Referí con Pablo Cuevas.

¿Qué balance hace de su año?
Vengo con altos y bajos normales de casi todos a excepción de dos o tres. Me hubiese encantado mantener el nivel de la gira de Sudamérica, pero si pasara eso hoy sería top ten o más arriba. Estoy contento de aprender la importancia de armar un calendario, porque si estás convencido estás confiando en que te va a ir bien en los torneos más grandes. En el debe está llegar a la segunda semana en los torneos Masters 1000 y Grand Slam. Para las pretensiones que tengo, para el año que viene es obligatorio mejorar en esos torneos, si no hay margen para seguir subiendo.

¿Cuáles son los puntos principales en los que piensa para seguir mejorando?
Lo principal es la convicción. Para eso se trabaja todo, con el psicológo, con Luli (Mancini), en cómo encarar las giras. Un tema que estamos trabajando en el cemento es la devolución. No solo tratar de devolver más metido en la cancha y ser más agresivo en segundos saques, pero también desde el fondo. Cuando decidís meterte adelante para devolver podes tener un game que errás devoluciones, pero le generás otra cosa al rival. Capaz subiste 10 veces y erraste 5. Pero si en el otro lograste generar una preocupación, el tipo ya está pensando de otra manera. Tengo que mejorar la devolución para generar eso. Que está ligado a jugar con más soltura. Estoy consiguiéndolo en entrenamientos pero en competencia no.

¿En qué va ese convencimiento?
En entender que un poquito de incomodidad tienen todos. És lógico que a veces no me sienta tan cómodo. Pero si con eso se le generás incomodidad al otro, sirve. Le empieza a saltar la térmica y te olvidás de tus problemas porque ves que el otro los tiene. A veces estás pendiente de que tenés que hacer todo bien, y no es así. Por ejemplo, el partido con Dudi Sela en el US Open: me acalambro la mano la mano y es de tensión, de apretar la raqueta de forma inconveniente. No es cansancio, es tensión. A manejar eso se aprende, por eso hago ejercicios en la cancha, de pensar en solo una cosa táctica. Si pensás «no tengo que errar» cagaste; lo que más vas a hacer es errar. Es casi de escuelita de tenis: recordarme lo que voy a hacer. En este punto apoyo el pie, me giro y acelero. O en algún momento es mas simple: El ‘vamo, vamo’, que puede sonar tonto, pero te lleva a no dejar entrar otros pensamientos. Los cambios pasan más por ahí que pegarle más fuerte o más despacio.

De la cabeza se lo ve más fuerte, remontando más partidos.
Sin duda. En todos los aspectos me siento más cómodo. Me refiero a cosas para seguir mejorando. Por ejemplo, en el partido con Gilles Muller en Nottingham estaba set abajo y en el tiebreak del segundo set. Había ganado 8 puntos con devolución. En otro momento me hubiese vuelto loco, si no podía devolverle no iba a poder ganarle. Podés estar break abajo, pero en el tiebreak puede dudar. Si vos demostrás que estas enojado el otro crece. Manteniendo tranquilidad el otro puede dudar. En un segundo el partido cambia, la cabeza del otro empieza a hacer ruidos.

¿Le juega a favor el ser top 20?
En general juega a favor, pero no es un deporte por tiempo. Tenés que demostrar en cada punto. Lo que más ayuda es, más allá de con quien jugás, agarrarse de cosas positivas. Me ha pasado de enfrentar a Ferrer hace 7 años, irle ganado 5-2 y escuchar que se quejaba de mi saque con kick y mi revés paralelo. En mi cabeza me decía: ‘no tengo que sacarle más con kick porque lo está esperando’. Me empezó a hacer ruido y bajé el nivel. Ahora eso lo llevo al lado positivo. Con Robredo me pasó y por dentro me reía: ‘te tengo incómodo y te voy a tener 10 horas incómodo’. Pensaba ‘Ferrer es tal ranking, no le puedo ganar’. Y tal vez le pase ahora a algún 70° o 80° contra mí. Pero si no le pasa no tengo que estar pendiente, hacer lo mío. Si me la pone en la línea, pensar: ‘tiene que ponerla en la línea para ganarme el punto, cuantas veces lo va a hacer? ¿Cinco veces? Con 5 puntos no me va a ganar’. Si estás mal pensás: ‘pah, este tipo mete todas’.

¿Es una cuenta pendiente los Grand Slam?
En 2015 fue el primer año que empecé a jugar todos los Grand Slams y Masters 1000. Con la experiencia de 2015 sabia cuando arrancaba el año que iba a estar en todos, entendí que tenía que jugar bien ahí. Por eso hice el calendario así, dejé torneos de lado. Por otro lado empezás a presionarte más… al principio me sentía cuando tenía el ranking protegido: «Tengo que aprovechar este torneo». Si lo tomás así no lo aprovechas. Es una oportunidad, pero si no ésta es la que viene. Hay que tomarlo más distendido. Volvemos a lo mismo, esa tranquilidad con la que he jugado muchas semanas es la que tengo que tener para los Masters.

¿Se plantea que tiene que llegar a un cuarto de final?
Lo pienso y debería ir más por el otro lado lado. En lo Grand Slam tengo que decirme: tengo que jugar como sé, estar tranquilo, ser agresivo, y eso me va a llevar a ser el jugador que está en cuartos de final. Es como cuando me preguntan si me planteaba ser el uruguayo con mejor ranking. El objetivo era estar más arriba, las consecuencias hacían que iba a ver el mejor uruguayo, pero es una consecuencia de hacer todo lo que tenia q hace para que suceda. A veces es inevitable, pero hay que cambiarlo por lo otro.

¿Cuánto cambia ser top 20?
Lo mejor es que al pensar el año te olvidás de qualys. Planificás el año sin limitaciones. Después hay compromisos, invitaciones, obligaciones por contratos, cenas de ATP, que en otro momento si no ibas no pasaba nada. En general son cambios para mejor, porque tenés prioridad para elegir canchas de entrenamiento, horarios. Si no sos preclasificado seguro no te dan una hora y media una cancha, ni te dan las canchas más cerca. Tenés otro trato más VIP, está bueno.

También cambia la repercusión en redes sociales. Trato de estar por fuera porque no me suma mucho leer los comentarios negativos, pero así como he entendido que me tengo que quedar con lo bueno en el juego, pasa lo mismo ahí.

La gente supone que un tenista es millonario, pero también tiene un equipo atrás, y estuvo dos años sin sumar ingresos. ¿Entra en su pensamiento diario el tema dinero o lo piensa de vez en cuando?
Soy consciente del equipo que necesito, de los 2 años que estuve lesionado y los gastos que seguía teniendo: entrenador, preparador físico, médico. A medida que te va yendo mejor, vas sumando más cosas, y hay más costos. Tengo en cuenta todo, pero estoy contento con lo que estoy viviendo. En mis primeros viajes me sentaba en el restaurante a mirar la carta del lado derecho a ver cuánto salía. Ahora pienso en sumar más gente para ver qué necesito y hacer lo mejor sin que sea un problema cuánto va a salir. Si me tengo confianza, no me tengo que preocupar en gastos sino en la oportunidad de ganar más en los torneos.

¿Qué tan importante ha sido este año la familia, acompañándolo en los viajes?
Cargar las pilas es tan importante como entrenar. Es difícil arrancar una gira si tus otras cosas no están bien. Este año pudimos viajar mucho, no me perdí momentos de crecimiento de Alfon (su hija). Asimilás las derrotas mas rápido cuando está la familia; hay otros temas para hablar y no solo tenis.

¿Qué balance hizo de Río?
Fue una experiencia espectacular. Se sienten cosas que no se sienten en ningún torneo, hasta ganándole a Nadal o siendo campeón. Cuando gané el primer partido, que en otro lugar era una victoria equis que no recordaría nunca, me escribió más gente que cuando gané en el ATP de Río. Me di cuenta que lo estaban viendo como un Mundial de fútbol.

En el partido con Belucci nunca viví nada igual, era un público futbolero. No me imaginaba que cuando entré a la cancha empezaran a abuchearme, como si fuera Messi, con bronca. Me fui súper contento con la experiencia, pero con la espina de no jugar mejor.

¿El objetivo en 2017 ser top ten?
En números cada vez estoy más cerca. Pero ahora para seguir escalando necesitás mas puntos. Antes con 150 puntos mucho, ahora no te movés. Me veo con posibilidades. Me gustaría que pase, un sueño, pero quiero estar sólido en los 20 y poder meterme dentro de los 15.

Las definiciones del N°19

El juego en cemento. «La movilidad es muy distinta. Hay que llegar mas rápido a la bola para tener tiempo de atacarla; si no te come. Pero eso lo puedo aplicar a todas las canchas. En el polvo no se ve como un problema porque en el peor de los casos llegás mas exigido y hacés una parábola y el punto sigue neutro. Si logro poner esa velocidad de piernas para llegar a la bola puedo elegir hacerlo neutro o tener posibildad de acelerar. Si llego forzado solo puedo salir alto».

Saque. «En pasto jugué bien e incluso cambié el saque con kick por el plano abierto. En Río fue donde mejor saqué, sentí que nunca saqué así de bien, colocado, fuerte y constante. En esta gira no me sentí cómodo, jugué atrás, no fui agresivo y saqué mal, tuve inseguridad con el saque. Tampoco es que lo perdí para siempre. De todas maneras, es un punto más flojo la devolución».

El revés. «Tengo que trabajarlo más. Por ahí es lindo estéticamente, pero no estoy logrando que sea efectivo. Sobre todo en agresividad. En esta gira no consegui cruzarlo, y al no cruzarlo me quedo sin el paralelo porque desde el medio es más peligroso. Cuando lo abrís al rival se te abre la cancha y ves la paralela».

«El revés a dos manos es mas fácil para defender, para tirarse arriba de la bola cuando te viene fuerte. A dos manos podés tener buen slice, pero es más natural cuando tenés a una mano. Tenés mas variantes con el revés a una mano».

Derecha. «Todos ven como un golpe natural y lindo el revés, pero la derecha siempre la tengo siete puntos. Me da tranquilidad, no me genera alteraciones. Luli insiste que a muchas derechas puedo acercarme más, acelerarla, hacer más daño. Si no lo hacés el punto sigue y no es un déficit grande, pero dejaste pasar oportunidades de acorralar al rival . Por mas buen revés que tengas la derecha no deja de ser el más importante y el que más tirás».

Su equipo. «Tengo al PF Mariano Gaute, que es kinesiólogo también, y viajo varias semana con él. Después están Luli y Facu, mi psicólogo Pablo Pécora, con quien trabajo hace muchos años. Cuando quiero lo llamo, a veces pasan semanas y no lo llamo, y otras veces lo llamo 4 veces en una semana. A la nutricionista voy cada 6 meses por cambios de suplementacion: más o menos sé que hacer. Y ahora estoy formando un equipo para ayudarme a manejar un poco la parte social, de redes… Tenemos la idea que ellos se encarguen de que cuando venga a Uruguay poder aprovechar mejor el tiempo, con la prensa y colaborar con alguna fundación, ir a escuelas, cosas que sumen. El día de mañana voy a poder ayudar mucho. Hoy puedo hacerlo pero necesito ayuda».

La Tennis Premier League. «Me voy a traer muchas cosas. No sólo aprendés cuando tenés al otro del otro lado de la red. Tenerlos en el almuerzo, o viajar con ellos en el mismo avión. Voy a nutrirme de mucha cosa. Pretendo venir con experiencia, vivencias para aplicar el año que viene».

Fuente: El Observador