En 1925 el premio Nobel realizó una gira por el sur de América; cartas enviadas a su familia revelan las impresiones que se llevó el científico de Montevideo y Buenos Aires

El Premio Nobel de Física y dueño de una de las mentes más paradigmáticas del siglo XX, Albert Einstein, visitó en 1925 el Río de la Plata, y particularmente sobre Montevideo señaló que le pareció “un feliz pequeño país” con “instituciones sociales modelo”, en especial aquellas que protegían a las mujeres y “a los ancianos y a los hijos ilegítimos”.

Según publicó este domingo el portal Infobae, estas expresiones corresponden a cartas escritas por el científico a su familia durante su viaje por Brasil, Argentina y Uruguay. Los documentos se encuentran resguardados en la Universidad Hebrea de Jerusalén.

Al llegar a Montevideo, escribió: “Me recibieron con una genuina cordialidad como raramente encontré en mi vida». En la capital uruguaya dijo encontrar “amor por la tierra sin ningún tipo de megalomanía”. «En ocasiones, apenas podía recobrar el aliento frente a tanto amor» de los uruguayos, añadió.

Resaltó además que Uruguay era un estado “muy liberal, completamente separado de la Iglesia”.

Después de haber pasado un par de semanas en Argentina, Einstein llegó a Montevideo, en donde estuvo alrededor de tres días. La capital uruguaya le resultó “mucho más humana y disfrutable que Buenos Aires, algo a lo que las menores dimensiones de la ciudad y el país contribuyeron, por supuesto».

Uno de sus encuentros más recordados en Uruguay fue con el filósofo y escritor Carlos Vaz Ferreira en la Plaza de los Treinta y Tres (por entonces llamada plaza Artola), sentados en un banco. Una estatua rememora hoy esa escena en el lugar de los hechos.

Los uruguayos le hicieron recordar «a los suizos y los holandeses», dijo Einstein, según quien «el diablo se apodera de los países grandes con su locura».

«Yo los cortaría (a los países) en pequeñas partes, si tuviera el poder» para hacerlo, especuló.

Río de Janeiro y Buenos Aires
En tanto, también dejó en esos diarios estampada su impresión sobre Buenos Aires y Brasil. Al llegar a Río de Janeiro, Einstein fue recibido por «un rabino y alguien más, así como algunos ingenieros y médicos”.

En sus primeros comentarios sobre el país norteño, Einstein señaló: «Todo vive y prospera, por así decirlo, frente a nuestros propios ojos», según se lee en las páginas de los diarios publicadas en alemán y en traducción al inglés por la Universidad de Princeton.

«La mezcla de gentes en las calles no tiene precio», continuaba el científico, quien vio en Río «portugueses, indios, negros, con todos los matices posibles en el medio».

Sobre Buenos Aires, dijo que se trataba de «una ciudad confortable y aburrida” con gente “delicada, mirada inocente, graciosa pero ‘cliché'», poco original a los ojos del científico, quien vio en la capital argentina “lujo y superficialidad”. Einstein pasó varias semanas en Argentina, donde brindó 12 conferencias, se reunió con organizaciones judías y sionistas y fue recibido por los más altos funcionarios locales, viajó a Córdoba y a la finca de un amigo en Llavallol, escribió un par de artículos para el diario La Prensa y anotó en sus papeles impresiones de viaje y ocurrencias científicas, incluyendo larguísimas fórmulas.

Ya con un día encima en Buenos Aires, Einstein opinó que la ciudad era como una «Nueva York atenuada por el Sur». Cuando se reunió con un director de la Universidad de La Plata, lo describió luego en su diario como «un elegante y falso pequeño hombre con una pequeña esposa análoga».

Este 14 de marzo se cumplen 140 años de su nacimiento.

Fuente: El Observador