La tasa de mortalidad infantil alcanzó en 2017 en Uruguay su menor registro en la historia con un dato anual de 6,6.

Claudia Romero, responsable del Área Programática de la Salud de la Niñez del Ministerio de Salud Pública, dijo a No toquen nada que más allá del dato puntual lo importante es ver la tendencia que se mantiene a la baja en Uruguay en las últimas dos décadas.

“Remarcamos mucho el hablar por tendencias y no solamente del valor aislado o la ‘foto’ de la tasa porque Uruguay tiene números muy chiquitos, entonces pequeñas variaciones en los nacimientos o muertes pueden ocasionar un aumento o disminución de la tasa”, dijo Romero a No toquen nada.

La responsable del Área Programática de la Salud de la Niñez dijo que si se ve cómo en los últimos 20 años la mortalidad tiene un marcado descenso, y se puede dividir más específicamente en los recién nacidos y en los mayores de un mes, “se empieza a encontrar que nos vamos pareciendo en números y causas a los países más desarrollados”.

La tasa de mortalidad infantil cada 1.000 nacidos vivos pasó de estar en el entorno de 19 a mediados de los años 90 a ubicarse por debajo de ocho en el promedio del último quinquenio (2013-2017).

Romero dijo que la mejora en los controles de embarazo es una de las claves principales de la reducción de la mortalidad infantil.

“El recién nacido es traducción de la salud materna, o sea que tendríamos que hablar de la salud de una mujer que quiere ser madre antes de que quede embarazada, y una vez que toma la decisión de ser mamá, el control del embarazo tiene que ver muchísimo con esta atención. Sobre todo porque entre las causas más frecuentes están las malformaciones congénitas. Ese control no tiene que ver solo con el número de controles sino con la calidad de ellos, y lo que se hace en esos controles nos permite detectar precozmente enfermedades que abordadas oportunamente van a tener una sobrevida mucho mayor”, comentó.

También reconoció que en un país como Uruguay, con bajo número de nacimientos y de muertes, hechos puntuales pueden generar alteraciones en el dato anual de la tasa de mortalidad infantil.

En ese sentido señaló que 2017 estuvo marcado por un invierno benevolente en el que “esas enfermedades respiratorias e infecciones se hicieron más marcadas en el postneonatal, en el mayor de un mes”.

Agregó que “en este invierno en el hemisferio norte vienen anunciando que el virus de la gripe ha sido más virulento, por lo que tenemos que reforzar las estrategias de prevención de infecciones, hablar mucho de la vacuna antigripal y de la vacuna de tos convulsa en la mamá embarazada”.

Fuente: 180.com.uy