Entrevista a Ramón Méndez- Director Nacional de Energía.

La apuesta por las energías renovables y el trabajo realizado a partir de una política establecida a largo plazo, aportó soberanía energética y colocó a Uruguay en el mapa mundial de proveedores de energía. Ramón Méndez, director nacional de Energía y artífice de esta nueva realidad, cuenta cómo pueden repercutir estos logros en la imagen del país, y el peso que puede ganar en términos ambientales.

¿En Uruguay es la primera vez que se logra establecer una política energética consensuada y a largo plazo?

Uruguay definió en el año 2008 algo que no solamente es inédito para nuestro país sino para muchos países de la región, como es una política de largo plazo que trasciende a varios gobiernos porque se extiende 20 años hacia el futuro. Otro hecho particularmente novedoso y sin antecedentes en muchos países del mundo, es que esa política fue avalada por todos los partidos representados en el Parlamento. Hoy tenemos una política de largo plazo que tiene un total consenso y es la primera vez que un Consejo de Ministros aprueba una política en el país.

¿Qué importancia tiene que este consenso se haya logrado en torno a un tema importante como la política energética?

Las ventas de energía representan el 15% del PBI uruguayo y se trata del sector que históricamente mueve los mayores porcentajes individuales del PBI, de ahí que es un sector muy importante de la economía. Y estas cifras solo contemplan el mercado interno porque Uruguay ha sido históricamente un importador de energía y cuando se ha integrado a algún vecino ha sido desde la dependencia, esa fue la estrategia. Por ejemplo en los años ´90 se apostó a tener un mercado único de electricidad y gas natural con Argentina creyendo que Argentina iba a abastecer nuestra demanda. Ninguna de las dos cosas ocurrió. Hoy en día y desde hace dos años hemos dejado de importar electricidad y estamos exportando por momentos hasta el 50% de lo que consumimos internamente, es decir exportamos la mitad de lo que consumimos. Esta política definida hace seis años permitió una muy rápida y muy grande transformación del sector energético uruguayo. Uno de los hechos más notorios es la fuerte incorporación de las energías renovables, con el que se apuntó al aumento de la soberanía energética.

¿Por qué su pasión por las energías renovables?

Porque son soberanas, de bajo impacto ambiental y de menor costo porque hemos elegido un procedimiento para incorporarlas que nos ha permitido reducir fuertemente los costos históricos, y generan miles de puesto de trabajo altamente capacitados, además de favorecer la transferencia y el conocimiento del país, y el desarrollo de capacidades industriales y de exportación de tecnologías y procedimientos. Cierra por todos lados la producción de energías renovables.

¿Qué otras cifras arrojan las energías renovables en Uruguay?

En 2008 nos habíamos planteado que para el 2015 el 50% de la energía disponible en el país proviniera de energías renovables. Esa sería una cifra altísima aún a nivel mundial porque el promedio de uso de las energías renovables en el mundo es del 10%, el 90% restante no son renovables (petróleo, carbón), y eso sin la incorporación de la energía eólica que está empezando a incidir fundamentalmente en este año y el que viene. O sea, no hay ninguna duda de que el año que viene estaremos sobradamente por encima del 50%.

¿Y en ese momento se trazarán nuevos planes?

Efectivamente, hay metas fijadas para el 2015, el 2020 y el 2030. Entendemos que hemos llegado a un límite importante porque hay un uso del petróleo asociado al transporte que es muy difícil de bajar porque si bien tenemos tres formas nuevas de energías para el transporte como la electricidad, el gas natural y los biocombustibles, los tres reducen el impacto del petróleo pero de todas formas todavía no están tan desarrollados ni los costos ni las tecnologías para que sea masivo el uso, ni aquí ni en ningún lugar.

¿Cuál se estima será el impacto de la incorporación de la planta regasificadora de Ancap en este cambio de la matriz energética?

En primer lugar la regasificadora permite que entre gas natural al país. Si tenemos un 50% de energías renovables necesitamos otro 50% que no sean renovables, por eso estamos apostando al menos contaminante y el más versátil como es el gas natural, porque se puede usar a nivel industrial y a nivel del hogar. También al haber apostado únicamente a Argentina como proveedor, la regasificadora lo que permite es comprar gas natural en barco, líquido y eso nos abre a los más de 20 países en el mundo que venden gas natural licuado.

¿Cuándo estará operativa la regasificadora?

Según el contrato firmado tiene que estar funcionando en julio del año que viene.

¿Desde el vamos se piensa en exportar gas natural?

Los números de la regasificadora cierran 100% y dan ganancias importantes pensando solamente en el mercado interno. Solo con eliminar el petróleo para la generación de electricidad y usar el gas natural, se aporta ganancias de cerca de U$D 1.000 millones a lo largo de la vida útil de la regasificadora. Si a eso le agregamos la posibilidad de exportar, las ganancias son mucho más importantes, por tanto las posibilidades de reducción de tarifas son más importantes todavía.

¿Qué nos puede decir sobre la búsqueda de otras energías no renovables en las que se embarcó el país?

La búsqueda de petróleo y de gas en nuestro territorio va de la mano de la misma idea: alcanzar la soberanía energética, por eso que se han iniciado campañas sin precedentes en nuestra historia. En lo que es la búsqueda del petróleo en particular, llevamos más de U$D 2.000 invertidos en solo tres años. Solo el pozo que se va a hacer el año que viene en aguas profundas cuesta U$D 200 millones, pero las expectativas son muy buenas y crecen a medida que pasa el tiempo. Pero con el petróleo hasta que no se haga un pozo y se vea si sale o si no sale petróleo, es imposible decir nada concreto. Hoy Uruguay ya forma parte del mapa petrolero mundial, y el hecho de que sean empresas extranjeras las que están invirtiendo a riesgo 100% propio, nos da una idea de cuáles son las chances de que efectivamente haya petróleo abajo nuestro. Ahí el desafío naturalmente es que si llegamos a tener petróleo se produzca con el mismo cuidado ambiental de todo lo que hemos hecho. La política energética que estamos llevando adelante es una gran política ambiental que disminuye todo tipo de impactos ambientales en el país, y por lo tanto obviamente si vamos hacia el petróleo no vamos a abandonar las renovables y tendremos que utilizar el petróleo de la forma más responsable en relación a la agricultura, la pesca, el turismo, para potenciar y ayudar a desarrollar al país.

De existir petróleo, ¿cuándo se estima que se podrá extraer y usar? ¿Da el tiempo para establecer políticas de cuidado ambiental en su utilización?

Si llegamos a encontrar petróleo no vamos a tener ninguna confirmación antes del año 2020 o 2022, por lo tanto tenemos tiempo para generar las condiciones para que efectivamente actuar bien. Ahora estamos terminando una propuesta general para ver si llegamos a un consenso nacional sobre cómo tenemos que prepararnos si queremos ser un país petrolero en algún momento. La idea es que lo que acordemos se lleve a la práctica en el próximo gobierno.

¿Cómo ha sido la transformación en el sector eléctrico en virtud del efecto de las energías renovables, las campañas en pos de una mayor eficiencia energética y todo lo que se viene realizando?

Básicamente hemos logrado dejar de importar electricidad y pasamos a ser un país exportador de electricidad como sucedió en los últimos dos años. Pero lo más relevante es la reducción de los costos. Hoy el costo de la electricidad está por debajo de lo que era en el año 2002.

¿Cuál es el aporte de la energía eólica en la transformación energética?

La energía eólica es fundamental para el cambio de la estructura energética. Hoy ya hay momentos en el día en que cerca del 25% de la electricidad que consume Uruguay es en base a energía eólica. Esto va a seguir creciendo, se duplica cada seis meses la cantidad de parques eólicos que tenemos instalados y sobre fines del año que viene, en algunos momentos del día el 100% del consumo del país va a ser en base a energía eólica. La energía hidráulica es el complemento para los momentos en que baja el viento y se precisa otra fuente. La energía hidráulica es fundamental porque es la combinación perfecta para la eólica. Si hay viento en todos lados, el agua no se usa, se guarda en las represas, pero como el viento sube y baja todo el tiempo es necesario utilizar turbinas hidráulicas, que después vuelven a salir cuando sube el viento. El concepto es la complementariedad entre el viento y el agua, y juntos es lo que nos da la garantía del suministro permanente.

¿Hay otros países que hayan apelado a esta complementariedad?

No, esto es un proyecto que ha desarrollado Uruguay, por supuesto venciendo desafíos técnicos muy grandes. Hace tres años que venimos preparando esto, hemos trabajado con expertos de Dinamarca, España, Alemania, Portugal, porque hubo que vencer desafíos tecnológicos que el mundo no había enfrentado todavía. Por eso es que algunos organismos como el Banco Mundial, el BID y Cepal, hablan de la revolución energética de Uruguay. Es otro aspecto que, mirado desde el punto de vista de la marca país nos pone en un lugar de destaque a nivel mundial. Hoy en día el principal producto de exportación del país son los parques eólicos, el 60% de las cargas especiales que transitan por nuestras carreteras son molinos de viento desarmados.

¿Cuántos megavatios hay en total en los ocho parques eólicos instalados?

Hay unos 300 megavatios aproximadamente y estarán instalados unos 1200 a finales del año que viene. En este momento tenemos instalados entre 150 y 200 molinos y cerca de 600 se instalarán el año que viene. Son molinos distribuidos en todo el territorio. El año que viene habrá parques eólicos instalados en alrededor de ocho departamentos. Son todas asociaciones público-privados ad hoc. UTE compra el 100% de la energía que producen.

¿Cómo ha respondido la población a los programas de eficiencia energética propuestos por UTE?

Estos programas han sido un pilar de todo esto. Hemos pasado de la competencia que había entre las empresas públicas para ver quién vende más energía a tratar de vender la menor cantidad de energía posible para Uruguay, para la economía en general y para el bolsillo de la gente. La gente ha respondido excelentemente bien, el tema es que se trata de un cambio cultural y como suele pasar, hay cosas que avanzan más rápido y otras más despacio. El uso de recolectores de energía solar para reemplazar a los calefones eléctricos o usarlos menos, es un cambio cultural y la gente todavía tiene que informarse adecuadamente sobre este sistema. Pero no tenemos dudas de que si seguimos adelante con todas las medidas que hemos diseñado, de aquí al 2030 Uruguay habrá ahorrado cerca de USD 9.000 millones en energía, solamente con hacer las cosas de manera más eficiente.

Quiero destacar una última cifra: en total, en este período de gobierno llevamos US$ 7.000 millones de inversión en toda la transformación energética. Esta cifra equivale al 3% del PBI y quintuplica el promedio de inversión de América Latina que es del 0, 06%. En términos internos, entre los años 1991 y 2006 no se instaló ni una sola nueva capacidad de generación eléctrica en el país. Desde el 2006 al 2015 lo que quedará instalado será similar a lo que se había instalado en los 100 años anteriores. Por otro lado los más de US$ 1.500 millones de inversión que se están haciendo por parte de las empresas públicas básicamente, y los cerca de US$ 4.500 de participación público privada, son las más grandes que se hicieron en el país, sobre todo las privadas. Es un volumen de inversión de cara a una transformación como nunca se había dado.

Y esta inversión en energía ¿se ubica como una nueva posibilidad de inversión en el país?

Es una perspectiva enorme que se puede ver desde dos aspectos completamente diferentes pero interesantes. Las posibilidades de invertir en Uruguay en el sector energético son enormes, como nunca había sido. Estamos hablando de hacer líneas eléctricas, de hacer gasoductos, la regasificadora, la inversión en parques eólicos, en centrales de biomasa, en centrales de cogeneración, en el comienzo del fotovoltaico, en la industria para crear colectores solares. En prácticamente todos estos temas hoy tenemos fabricación nacional y empresas que están participando. Por otro lado el sector energético se está preparando para recibir mejor las inversiones de todo tipo, porque al estar reduciendo costos y al estar estabilizando costos, tenemos cada vez mejores condiciones para competir con otros países que pueden ser destinatarios de la inversión. Mientras que en el resto del mundo el 85% de la energía eléctrica proviene de commodities energéticos como el petróleo, carbón o gas natural, en nuestro país, más del 90% del sector eléctrico se va a nutrir de energías renovables, y el costo de esta energía permanece estable porque el combustible es gratis, lo que hay que pagar es la inversión. Como en el resto del mundo la energía proviene de recursos que son finitos, los precios tienen que oscilar. Entonces, nosotros no solo tenemos toda la energía que necesitamos sino que además tenemos capacidad de exportación y costos estables. Eso nos da condiciones para atraer inversores cada vez más importantes y sobre todo perspectivas a largo plazo cada vez más importantes.

Atributos medioambientales

Todas estas acciones favorecen además a los atributos medioambientales de Uruguay. ¿Esto se tuvo en cuenta a la hora de fijar esta política energética?

La transformación energética es una gran política ambiental, posiblemente la política ambiental más grande de nuestra historia, por la reducción del impacto ambiental que permite al tener que ver con la introducción de energías renovables, con la introducción del gas natural, con la planta desulfurizadora en la refinería de Ancap que permite bajar en 100 veces el contenido de azufre de nuestros combustibles. Hay un conjunto de elementos que hacen a la reducción del impacto ambiental del todo el sector energético. Uruguay es un fuerte productor de alimentos y por eso nuestro ministerio de Ganadería está trabajando muy fuertemente para reducir la huella de carbono de cada producto, es decir que cada kilo de carne que se produzca sea con la menor cantidad de emisión de gas de efecto invernadero. Eso porque Uruguay es productor de alimentos, pero el sector que en el mundo es el mayor productor de efecto invernadero es el de la energía. Entonces la responsabilidad que teníamos y que asumimos como conjunto es el de reducir la huella de carbono en este sector. Hoy no solo tenemos uno de los sectores energéticos del mundo que tiene menor huella de carbono, sino que de aquí al año 2035 las emisiones se vas a reducir ocho veces en relación a lo que hubiera sido en un escenario sin esta política. Eso nos posiciona muy bien internacionalmente como para poder competir con muy buenos atributos ambientales. Esa será una llave de presentación positiva para el futuro donde las limitaciones ambientales de los productos que se quieran exportar serán cada vez más importantes.