Alrededor de 400.000 uruguayos conviven con tinnitus; de ahí que expertos desarrollaron una aplicación que trata y reduce en 70% el volumen del sonido constante que solo existe en la cabeza de quien lo padece.

«Escucho un «la» de la primera cuerda, más un poco de ruido atrás», esa fue la descripción que hizo un músico sobre el zumbido que oía permanentemente en su cabeza. La molestia no sonaba a guitarra. Se trataba de una manifestación de tinnitus, un síntoma que consiste en la escucha de ruidos que no se corresponden con sonidos originados en el entorno. El paciente tuvo la suerte de que el otorrinolaringólogo era Daniel Drexler, también músico, quien pudo imaginarse cómo se oía esa alucinación.

Aplicación médica

Drexler y su equipo han desarrollado un sistema de estimulación sonora durante el sueño para el tratamiento del tinnitus. El sistema consiste en una aplicación de uso médico para iPad y otra para el paciente para iPod Touch, más un hardware calibrado que permite aplicar sonidos con alta precisión a través de un par de auriculares. El objetivo del tratamiento es reeducar al cerebro.

Denominado Levo, el sistema fue desarrollado en conjunto con la doctora y bióloga Marisa Pedemonte y los ingenieros Andrés Bianco y Darío Geisinger y financiado por la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (Anii) y el hospital Cedars-Sinai de California. En los últimos meses, Levo fue adquirido por Otoharmonics Corporation, una firma de transferencia tecnológica de Estados Unidos.

En concreto, la aplicación recrea el zumbido –en la misma frecuencia e intensidad− a partir de las descripciones del paciente.

La experiencia en el consultorio ha revelado que el tinnitus no se manifiesta en sonidos simples, sino que mezcla tonos puros (invariables) con ruido blanco (similar a una TV sin señal) y diferentes armónicos (los que modifican el timbre). Hasta ahora, no se han registrado más de cinco sonidos básicos, los que se combinan de diferentes maneras. «Desarrollamos la interfaz para llegar lo más rápido posible al sonido», apuntó Drexler. Y añadió: «Es el identikit». Antes de contar con esta herramienta, se tardaba una hora en encontrar el tono; ahora se logra a los 10 minutos.

Luego, el sonido es cargado en el software instalado en el iPod Touch y se toma un molde de los oídos del paciente para crear auriculares personalizados. El paciente regula la intensidad de estimulación antes de irse a dormir: el sonido debe estar apenas por encima de la intensidad del zumbido que oye en su cabeza.

Levo guarda la información de la intensidad de estimulación diaria y transfiere esa información al dispositivo del médico, permitiendo tener una herramienta de control evolutivo del tratamiento. De esta forma, el sistema se inserta en el creciente mercado de dispositivos y aplicaciones que se basan en la recolección de datos médicos para mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Estimulación acústica

La terapia de estimulación acústica se prolonga, en general, durante tres meses de manera continua. Luego se realiza a demanda por nueve meses, según la evolución del individuo.

Los tres ensayos clínicos realizados por el equipo de investigación en Montevideo han mostrado una disminución promedio en el entorno de los 14 decibles SPL (del nivel de presión sonora) en la intensidad del tinnitus percibido por el paciente.

A modo de ejemplo, una reducción de 10 decibles de intensidad implica una disminución a la mitad; por lo que los 14 decibeles registrados con Levo reportan una reducción en el entorno del 70% en el volumen del zumbido. Otros tratamientos disponibles no logran reducciones mayores a los seis decibeles.

El ruido como alucinación

Entre el 15% y el 17% de la población mundial padece tinnitus; aproximadamente 400 mil personas en Uruguay. En la mayoría de los casos, el ruido se produce por un error en la forma en la que el cerebro procesa la información sonora, generado a partir de un déficit en el caudal de información que el oído interno envía a la vía auditiva.

La falta de información en ciertas frecuencias lleva a que el cerebro –en un intento de recuperar esa información– genere un molesto zumbido que determina un gran deterioro en la calidad de vida del paciente.

Fuente: El Observador