La segunda edición del festival ofreció un muestrario de artistas destacados, con shows diversos y de buen nivel

Con solo dos ediciones a sus espaldas, el Montevideo Sound City ya se perfila como uno de los grandes eventos del año musical en Uruguay. Ayer se realizó en el Auditorio Adela Reta su segunda versión, y ofreció a lo largo de sus ocho horas de duración una seguidilla de shows en los que se pudo ver un panorama general de la música nacional en géneros como el rock, el pop o el hip hop, tanto a nivel de propuestas emergentes como de aquellas más consolidadas.

Cinco escenarios dispuestos a lo largo del edificio -las dos salas del Auditorio, otros dos ubicados en sus pasillos y un piano instalado en el hall – funcionaron como escenografía para shows de diversas escalas y perfiles. Mientras que en una sala el público podía estar a los saltos, a apenas unos metros otra parte de los asistentes escuchaban atentamente sentados.

Y los motivos de los shows también fueron diferentes: mientras que bandas como Santé les amis, Adan Yeti o Boomerang aprovecharon para presentar avances de su próximo disco, otros artistas como Papina de Palma o Campo (uno de los shows que más hizo mover al público) repasaron sus lanzamientos recientes.

Además se produjeron algunos momentos destacados, como Socio tocando Gris, la composición de su vocalista, Federico Lima, que se convirtió en himno de la década pasada; colaboraciones como la de la banda de hip hop Los Buenos Modales con Martín Cáceres, vocalista de Los Hermanos Láser, o Luciano Supervielle tocando en el mismo piano en el que grabó varias piezas de su disco más reciente, Suite para piano y pulso velado, ya que el instrumento pertenece al Sodre.

La escasa distancia entre los escenarios no fue problema ya que en ningún momento se superpusieron los sonidos, más allá de que las presentaciones eran, en buena parte de los casos, simultáneas.

La amplia variedad de estilos presentados en un espacio manejable para el público también incentivó el movimiento constante entre escenarios y favoreció el descubrimiento de otras propuestas musicales para el público, que también pudo escuchar charlas y acceder a una propuesta gastronómica algo limitada, el único punto criticable del evento (pero que no fue central).

El segundo Montevideo Sound City lo confirmó como una de las jornadas clave para artistas y espectadores, ofreciendo una metralla de shows breves (los más extensos llegaban a una hora) pero sólidos y disfrutables que mostraron lo bueno que se hace a nivel musical en Uruguay.

Fuente: El Observador