Entrevista con Enrique Aguerre, director del Museo Nacional de Artes Visuales.

¿Qué desafíos supuso montar la muestra Pintar es soñar de Ignacio Iturria?
Representó un gran desafío por dos motivos: los uruguayos no habíamos tenido la oportunidad de conocer la obra de Iturria y esta muestra presenta algo más 30 años de su producción, la que va desde el 1982 al 2015. Él no estaba muy afín de mostrar todo, prefería mostrar su obra actual, pero lo convenció José Gimenez, el curador español de la muestra, que es de absoluta confianza de Iturria. Hay que tener en cuenta que es posible que Iturria tenga unas 6000 obras y el corte de 106 obras de distinto períodos solamente lo puede hacer alguien que esté muy familiarizado con la totalidad de la obra. Fue un riesgo que tomó Iturria, respaldado por Gimenez y por el MNAV.

Por otro lado Iturria es muy conocido, no solo por artistas y amantes del arte sino toda la ciudadanía, y esta es una de las características del Museo Nacional de Artes Visuales (MNAV): hacemos exposiciones para toda la ciudadanía. Quizá Iturria sea un pintor no tan conocido por la gente en general, que sin embargo si conoce su obra, que es como una marca. Pero además es mucho más conocido en el exterior porque triunfó y su obra está en colecciones internacionales, en galerías de arte de todo el mundo, y esta muestra era un debe ya que se trata de uno de los artistas uruguayos más representativos.

¿Está prevista la posibilidad de que la muestra salga de Uruguay y se instalé en otros países?
Nos gustaría establecer alianzas con otros museos o instituciones para que esta exposición pudiera itinerar. Estamos trabajando en esta posibilidad porque su montaje es complejo. En el MNAV se realizaron paneles, pinturas, iluminaciones especiales, unos cuartitos arriba donde Iturria vivió tres días y estuvo trabajando, y después está toda la obra. Es una movida grande de transporte por ejemplo, pero creo que es necesario tener conciencia de que no podemos estar siempre recibiendo artistas que son reconocidos primero afuera y como logran ese reconocimiento afuera, después llegan acá. Tenemos que elevar nuestra autoestima para poder reconocer que lo bueno lo podemos mostrar primero nosotros, y no esperar que los artistas se mueran o cumplan 100 años. Nos falta sincronización, esto pasó siempre, no es de ahora. Torres García fue reconocido primer en España, Barradas también.

¿Y en este caso el interés internacional existe?
El gran desafío ahora es poder salir con esta muestra al menos a nivel regional. Hay interés y además el Estado uruguayo desde hace unos 10 años tiene reciprocidad, o sea aporta para el desarrollo de muestras en el exterior, a las cuales se entiende como vidrieras, porque permiten que surjan oportunidades de negocios, relaciones políticas con otros Estados, difusión de la cultura local, etc. Uruguay XXI y la marca país Uruguay Natural son instrumentos fantásticos para apoyar estas acciones de forma que nos beneficien a todos. Ahora se celebraron los 20 años del único premio en la Bienal de Venecia que obtuvo un artista uruguayo, y fue Ignacio Iturria en 1995. Esa obra forma parte hoy de la colección de la ciudad de Venecia. No es menor. Es como salir cuartos en un Mundial de Fútbol, pero a otro nivel. No es un tema de mercados de éxito comercial sino que es un tema de identidad porque cuando ves la obra de Iturria está el camioncito de Conaprole, está la Plaza Independencia, los aviones, es memoria viva y a la vez baja y alta cultura, porque se ven los jugadores de futbol (más lo de Nacional porque el artista es de Nacional), los chicos con la moña azul, está todo. Cuando un artista realmente es bueno se vuelve entrañable para sus coterráneos y lo reconocen afuera fácilmente.

La cantidad de público que visitó la muestra en estos meses, ¿no habla del reconocimiento de los uruguayos hacia este artista?
Si sin duda, a nosotros nos es difícil reconocer lo que es uruguayos, pero estos matices se notan. Para cualquier artista uruguayo exponer sus obras acá es otra cosa. No importa lo que haya triunfado afuera, compartir acá con sus iguales es distinto. No se trata de chauvinismo porque hoy en día el arte es internacional, y está bien, pero están los sellos de identidad y siguen siendo fuertes, muy fuertes, y Iturria lo tiene. En una nota en el diario El País él dice: “Pinto día y noche desde hace 55 años”, y es verdad. Ese día la foto de Iturria en la tapa del diario fue la central y la más grande. Estaban Astori chiquito arriba y Forlán abajo: política y fútbol, dos cosas que a los uruguayos les son muy importantes, pero fue la primera vez que un artista plástico ocupó un lugar central en uno de los principales medios y nos llamó la atención y nos alegró mucho porque normalmente la cultura es noticia cuando pasa algo malo.

¿A qué atribuye la preferencia de los uruguayos por la obra de Iturria?
Seguramente haya motivos variados, pero una es su generosidad. En junio invitó a docentes de Bellas Artes de distintas escuelas e hizo talleres con ellos en Casablanca, su Fundación en Carrasco. Esto es un acto de generosidad de parte de él porque normalmente tampoco se tiene mucho acceso a los creadores, pese a que es necesario porque la cultura al ser una producción simbólica a veces parece que es algo débil, pero es desde donde se trasmiten los valores, donde está lo mejor de las tradiciones, nuestra historia. No es menor desde el momento que sabemos que tenemos que zurcir esa trama, ser más inclusivos. Desde mi punto de vista la cultura es una de las herramientas ideales para este tipo de logros porque en el ámbito cultural todo lo que sea diferente, es un plus. Nosotros buscamos esa singularidad en las propuestas que hacemos desde el MNAV.

Vea el video sobre la muestra realizado por Pincho Casanova para el programa El monitor plástico, que emite TNU los días sábados a las 17 hs: