“La fuerza de la civilización es tremenda y la multiplicación de riqueza es de tal magnitud que el hombre puede cambiar la suerte del planeta a favor de la vida, pero debe enamorarse de ella y entender que, por encima de lo nacional, está el mundo”, dijo el Presidente Mujica ante el Consejo Permanente de la OEA.

En el último tramo de su visita oficial a Estados Unidos el Presidente de Uruguay, José Mujica, fue recibido ayer jueves por la Organización de los Estados Americanos (OEA), en una sesión especial de honor de su Consejo Permanente realizada en la sede de Washington, que encabezó su secretario general, el chileno José Miguel Insulza, y otras autoridades, incluido el uruguayo Milton Romani, vicepresidente del Consejo Permanente y de la Comisión General.

Luego de la bienvenida a cargo de Insulza, tomó la palabra la presidenta del Consejo Permanente y de la Comisión General, Jacinth Lorna Henry-Martin, representante de Saint Kitts y Nevis, quien realizó un detallado relato sobre la vida pasada y presente del mandatario uruguayo y elogió el progreso de Uruguay, al tiempo que repasó los mayores logros de su historia.

En respuesta a sus elogios, Mujica comenzó su discurso aclarando que él es la peripecia de su pueblo y que, si algún mérito tiene su Gobierno, ese es producto del esfuerzo de todos los uruguayos.

“Dicen que fui guerrillero… sigo siéndolo”, dijo Mujica en otro tramo de su discurso, en alusión a que suele plantear temas que no le darán mucho reconocimiento, pero que de todas formas insiste en poner sobre el tapete.

“Yo no voy a vivir el tiempo que, precipitadamente, se nos viene encima, pero no será más de lo mismo, pues estamos en un cambio de época”, apuntó.

“Hay que ver este asunto en la reacción de los niños, de los muchachos, que tienen relaciones intercontinentales, tienen gustos de carácter planetario; muchas de nuestras cosas les suenan a leyenda y construyen una nueva cultura de carácter universal”, ejemplificó.

“No dejan de existir las culturas nacionales, pero se crea una macrocultura globalizante”, observó.

El mandatario explicó luego que el sistema financiero explota y se multiplican “los papeles”, la sociedad occidental instala sus costumbres de consumir, pero cada vez aparecen más problemas planetarios de los cuales nadie se hace cargo. “Algunos no son superables por las potencias (del Norte) solas, por más fuertes que sean”.

Sostuvo que hay una agenda de problemas mundiales que no tienen cabida en ninguna parte, porque los gobiernos siguen siendo nacionales y se preocupan de sus temas.

“Mientras las bolsas de nylon se acumulan en el océano Pacifico y los polos terrestres se derriten, la humanidad se hace la distraída”, lamentó.

Aclaró que esto no ocurre porque el hombre sea malo, sino porque esta civilización está cubriendo todo el planeta, y marcha por la vía de los hechos, sin conducción racional, apenas tienen conducción los países, los más ricos, con sus contradicciones.

“Nuestro comercio mundial da lástima, nos pasamos 40 años discutiendo sistema multilateral y desembocamos en 350 tratados de libre comercio y 200 más que se están cocinando y lo menos que hay es libertad de comercio”, cuestionó.

“Cuando tenemos que avanzar hacia la liberación del comercio, hacemos exactamente lo contrario. Nos queremos juntar en gigantescas unidades unas contra otras, cuando en realidad la humanidad debe integrarse en el planeta”, insistió.

Insistió en la acumulación de la riqueza y en los millonarios gastos militares, lo cual demuestra que recursos sobran pero no tienen dirección. “No somos capaces de crear una agenda de problemas mundiales y considerarlos”, criticó.

“Yo no comparto la idea de que hay una crisis ecológica, lo que hay es una brutal crisis política”, dijo el Presidente. “La fuerza de esta civilización es tremenda, la multiplicación de riqueza es tal que el hombre tiene fuerza, como especie, para cambiar la suerte del planeta a favor de la vida, pero debe enamorarse de ella y entender que por encima de lo nacional está la vida en el planeta”, reivindicó.

Este es un tema que no se plantea generalmente, pese a que hay múltiples organismos internacionales.

“No les dejamos decidir nada porque el Estado nacional se reserva todos los poderes. La agenda internacional, que debiera ser importante en tiempos globalizados, queda en un segundo plano”, sostuvo. En ese sentido llamó a las autoridades de los países más ricos a comenzar a pensar distinto.

Prepararse para lo que viene

“Hay que tener el coraje de empezar a mirar la realidad desde otra óptica”, continuó Mujica ante la audiencia del plenario de la OEA, para luego aclarar que esto no significa ir contra el Estado nacional, sino que es darnos cuenta de la esencia a la que llega nuestra civilización”.

Se preguntó si realmente estamos preparando al mundo para lo que se viene o vivimos la inercia de un mundo que se va.

El mandatario uruguayo insistió en que no concurrió a la OEA para cultivar la cortesía, sino con el objetivo de ayudar a buscar otros caminos, a enfrentar los desafíos. Instó a tener el coraje de vivir y amar la vida por encima de todos los valores y dijo que eso “es preparar el camino para los que nos van a suceder con honradez intelectual”.

“Nuestra América seguirá siendo tierra de porvenir, de esperanza si tiene la capacidad de poder aprender de su dolor, saber olvidar si se trata de venganza, y no saber olvidar si se trata de no volver a cometer los mismos errores”.

La transformación de Uruguay

Al hablar sobre la situación en Uruguay, el Presidente recordó que hace una década se comenzó a “sacudir” el estancamiento en el que vivía este país desde hacía varios años. Citó algunas reformas importantes, concretadas desde la llegada al gobierno en 2005 del Frente Amplio, al que pertenece, como la tributaria, basada en que paguen más quienes más tienen.

Aludió a la opción de priorizar las inversiones, a los beneficios que se le otorgó al ingreso de capitales, teniendo en cuenta que por mucho tiempo nuestro país peleó los últimos puestos junto con Haití en esa materia. Esa realidad dio un salto en estos años, puntualizó.

También detalló algunas de las progresistas políticas laborales y de reparto de la riqueza que se llevaron a cabo en su gobierno y en el que lo precedió. La primera fue reactivar el sistema de Consejos de Salarios y regularizar los puestos de trabajo de la economía informal. En ese sentido, destacó el orgullo que representa para el país que se le hayan reconocido los derechos, mediante una ley específica, a las empleadas domésticas, que ya tienen un sindicato.

“Siempre fuimos el país de América Latina que mejor repartió. No es mérito de este gobierno, es una tradición del Uruguay, aunque un poco de ‘pimienta’ le pusimos porque tampoco somos neutrales”, señaló.

“Siempre procuramos que la tajada para los más débiles sea un poco más gruesa, obligando a repartir, pero tampoco queremos paralizar la inversión por la estrategia de querer repartir lo que no tenemos. Este es el camino que elegimos con nuestros compatriotas”, puntualizó.

Mujica recordó que hace 10 años el 39 % de los uruguayos vivían en la pobreza y hoy bajó a 11 %, a la vez que pasamos de cinco % de indigencia a solo 0,5 %, un indicador este último que significa prácticamente la erradicación. También retrocedió de modo espectacular la desocupación, que pasó de 16 % a seis 6 % de la población económicamente activa en la década.

El mandatario cerró su discurso invitando a todos a visitar Uruguay e, incluso, a residir en él, por ser un país en el que su pueblo no anda “desesperadamente apurado por ir no se sabe a dónde, sino que trata de vivir cada minuto de la vida”.

Fuente: Presidencia