“Estaré a la orden de la causa de la unidad de América Latina esté donde esté”, dijo a sus colegas y al mundo el presidente Mujica al participar de su última Cumbre del Mercosur realizada en la ciudad argentina de Paraná. En la ocasión, a instancias de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, los jefes de Estado reunidos se pusieron de pie para despedir al presidente uruguayo.

Dilma dijo que fue un privilegio haberlo conocido y trabajado con él, celebró el hecho de «contar con su amistad» y agradeció la colaboración de Uruguay. Así las cámaras de televisión registraron el momento en que los mandatarios aplaudían a Mujica, entre ellos Cristina Kirchner y el canciller argentino Héctor Timerman.

«Estaré a la orden de la causa de la unidad de América Latina esté donde esté y no me voy a callar, voy a seguir batallando porque estaremos juntos o estaremos vencidos y es una torpeza que no lo entendamos”.

Al comienzo de su alocución, en la Cumbre del Mercosur, el presidente Mujica agradeció a todos sus colegas, funcionarios y cancilleres y afirmó: «En estos años hemos andado en la vuelta intentando que nuestra América Latina, que no se miraba entre nosotros y miraba hacia Europa y Estados Unidos ha comenzado a mirarse entre los vecinos, con la ilusión de poder construir una integración para los que van a venir luego de nosotros en tiempos que van a ser muy distintos”.

Reconoció que no nació presidente, “soy apenas un luchador social” puntualizó. Al dirigirse a los integrantes del Mercosur recordó que el bloque tiene un intercambio cada vez más intenso con la República Popular China y que no puede renunciar a esa relación comercial. En el mundo hay una lucha de colosos que intentan crear una barrera entre el gigante asiático y los demás países, “ese puede ser el juego de otros, pero no el nuestro”.

Agregó: «Tenemos esta contradicción, si en compensación a ese comercio cada vez más fuerte, creciente y demandante abrimos nuestra tranquera, adiós con nuestra industrialización y posibilidades, estamos unidos por un rencor a una relación comercial inevitable que la necesitamos como el pan porque es oxígeno, pero que también nos puede matar”.

En tal sentido, consideró que el Mercosur debe discutir el futuro de su relación con China porque lo precisa y precisará, aunque reconoció que hay movimientos mundiales en contra también y que son fuertes.

Integración latinoamericana

A nivel de integración entre los países del Mercosur, Mujica dijo que es difícil porque es un asunto que tiene una multitud de obstáculos en su formación cultural, en los espacios políticos, en el corto plazo donde cada gobierno está sometido a los intereses de sus países.

Igualmente consideró que es un largo y duro proceso que necesita voluntad política. También subrayó que «el crecimiento no es igual a desarrollo y para que exista desarrollo debe haber orientación política en el crecimiento, porque el crecimiento puede ser también hinchazón. Para que se transforme en desarrollo necesita orientación política que piense, así la integración será posible, si hay voluntad política y se construye, y nunca será un producto que surge espontáneamente del mercado”.

Agregó que al mercado es necesario atenderlo y puede ser una fuerza creadora, pero también una fuerza descuartizadora si no existe voluntad política. Esa voluntad política debe contribuir a crear infraestructura, no solo comercio, debe luchar por integrar la inteligencia, las universidades, la academia tecnológica, luchar por nuestros cerebros, nuestro sistema de investigación.

«No hay soberanía de largo plazo si no hay conocimiento nuestro. La batalla del futuro es en derredor del conocimiento y es un error que no podamos juntar el esfuerzo latinoamericano de formación y tener un sistema común de investigación. Estamos en la última reserva agrícola que le queda a la humanidad y es criminal que la biología no sea el centro de la preocupación del Mercosur”.

El presidente Mujica dijo que su gobierno, y el que asume en marzo también, propuso y mandará la documentación necesaria para empezar una discusión entre los gobiernos del Mercosur (Paraguay, Bolivia, Argentina, Brasil y Uruguay) con la finalidad de construir un puerto de aguas profundas propiedad de los gobiernos en una figura común, para que sirva de punto de apoyo a todos los países de la región y para compartirlo en una relación igualitaria.

«No podemos estar discutiendo indefinidamente de zonas francas, de buhardillas que se ponen en la frontera y no de problemas de fondo que nos junten para siempre, porque la integración determina la conexión con sistemas eléctricos, la energía, carreteras, vías de tren, de lo contrario cualquier crisis presupuestal o del mundo rico nos puede tirar el esfuerzo de años».

Próximos pasos

José Mujica afirmó que seguirá luchando desde donde esté, “sé que me voy a morir con los arreos puestos, soy militante desde los 14 años y ahora no puedo parar, no voy a ser un veterano que se dedica a escribir sus memorias”. Aseveró que estará a la orden de la causa de la unidad de América Latina esté donde esté y no me voy a callar, voy a seguir batallando porque estaremos juntos o estaremos vencidos y es una torpeza que no lo entendamos”.

También consideró que las cuestiones de integración no las sienten los pueblos, “es de la gente que lee tres diarios por día y tiene empresas, hasta que esto no baje a las masas de los que tienen dificultad para comprar un par de zapatos y comer, si la gente no entiende que el destino de nuestros hijos se juega en estas cosas, si no somos hoy capaces de construir cementos de integración vamos a dejar a nuestra descendencia pulverizada hasta la influencia de tres o cuatro gigantescas superpotencias que están en el horizonte. Quien quiera a sus hijos no solo debe preocuparse de la herencia de los mismos sino también del territorio que les quedará”.

Ayuda humanitaria

En otro orden, Mujica señaló que “este continente está tocando la paz con las manos como no lo tuvo durante casi un siglo y pico. Debe luchar por la paz en todos los rincones de la tierra y debe levantar su voz porque la guerra contemporánea con el salto tecnológico significa el sacrificio de los más débiles siempre. Por ese lado no vamos a ninguna liberación vamos a un desastre, la sumisión en la barbarie”.

Mujica también habló de los «prisioneros de garrón en el mundo, que se comieron más de una década, que fueron vendidos como quien vende carne. Uno puede caer en una guerra amarga, pero esto es el comercio con la desgracia y creo que esta América Latina no debe callarse y debe pelearlo”.

Fuente: Presidencia