Dos profesionales francesas desarrollan en Uruguay fórmulas orgánicas para productos capilares como tintas y shampoos

Severine Honoré y Adeline Allegre son francesas y llegaron a Uruguay hace 14 años pero no se conocieron hasta que hace unos pocos meses sus caminos profesionales se cruzaron y se embarcaron en el proyecto de generar productos de cosmética vegetal, que incluyan ingredientes derivados de flora uruguaya.

Severine Honoré trabaja en peluquería desde hace 30 años, -primero en Francia y desde 2004 en Uruguay-. Actualmente tiene un salón en Montevideo y es peluquera en Canal 10. “Empecé a investigar sobre la cosmética vegetal porque tomé conciencia de que me hacía daño trabajar con cosmética de oxidación o tradicional. Mi esposo me empujó a ir en este camino por mi salud y la de los clientes”, dijo la estilista francesa.

Esta convicción la impulsó a volver a Francia el año pasado para realizar una formación intensiva con Stéphanie Mussot Pellegrini, una peluquera francesa que trabaja desde hace 15 años con cosmética vegetal en dos salones de París. “Cuando volví a Uruguay llegué con la idea de empezar a aplicar mi formación en tratamientos vegetales en el país y en ese momento conocí a Adeline que se encontraba trabajando con la extracción de pigmentos”, comentó Severine.

La novedad del proyecto
La henna, un producto vegetal proveniente de la planta india Lawsonia inermis, se utiliza hace mucho en Uruguay para teñir el cabello. ¿Cuál es la novedad que propone el proyecto de Honoré y Allegre? Básicamente incorporar otras plantas, tanto uruguayas como indias, para ampliar la gama de colores que se pueden obtener a través de la coloración vegetal. “Al peluquero le brindamos la posibilidad de expandir su espectro de colorimetría.

Mientras que la henna solo brinda un tono anaranjado o dorado, incorporar otras especies que aportan tonos diferentes permite obtener una paleta de colores que va del dorado al negro”, sostuvó la estilista Honoré.

Actualmente trabajan con tres especies de India: Lawsonia inermis (henna). Cassia Obovata (henna neutra de tratamiento) e Indigofera tinctoria (para lograr los tonos más oscuros). También están incursionando con plantas nativas como la marcela (tonos dorados), el nogal (marrones) y la congorosa (anaranjados); y este es precisamente el aspecto más novedoso del proyecto.

Junto con las tintas vegetales, las expertas crearon prototipos de shampoos y acondicionadores con base en plantas. “Una persona que pasa a la coloración vegetal va a querer dejar todo lo tradicional a un lado para tener un servicio 100% natural”, expresaron acerca de la necesidad de desarrollar estos productos.

Además de la coloración, la cosmética vegetal permite regularizar la grasitud, prevenir la caída, reparar y favorecer el crecimiento del cabello. “Este tipo de coloración envuelve el cabello y luego deposita los pigmentos, por lo tanto lo protege. El color dura más a nivel de tono y brillo porque no hay daño ni despigmentación”, expresó Honoré

Regresar a lo orgánico
Existe una clara tendencia hacia productos más saludables y que produzcan un menor daño al medio ambiente. La propuesta de Severine y Adeline plantea precisamente regresar a lo orgánico en el tratamiento del cabello.

Presentaron un proyecto a la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) con el fin de conseguir financiación para finalizar las formulaciones y validar su investigación.

“Al uruguayo de por si le gusta lo natural, hicimos un estudio de mercado y el resultado fue que el 40% de los profesionales de peluquería están interesados en utilizar productos vegetales.

Obtener el financiamiento de la ANII nos permitiría producir muestras comerciales y explicar cómo se usan en peluquerías y centros educativos”, aseguran ambas.

Su objetivo es, además de ofrecer los tratamientos en su salón, es poder comercializar los productos vegetales en otros centros estéticos en Uruguay e incluso exportarlos a Francia, donde ya cuentan con interesados.

En un mes y medio mudarán su local a la calle Melitón González y Rivera donde tendrán dos espacios: uno de cosmética tradicional y otro vegetal. El propósito de la mudanza es contar con un mayor espacio y una mejor ubicación.

Las emprendedoras confían en su propuesta de la que destacan el cuidado de la salud, tanto del cliente como del peluquero, la oferta de un servicio de vanguardia, el trabajo con la biodiversidad del país y la generación de fuentes de trabajo, ya que las especies nativas deben ser cultivadas.

“Nuestra idea es producir todo acá y aportar al desarrollo del país. Actualmente no existen productos similares en Uruguay y no hay ningún salón que proponga un servicio de cosmética vegetal amplio. Este proyecto es bueno para el usuario, para el peluquero y para el medio ambiente”, concluyen.

Fuente: El Observador