Investigadores de Estados Unidos lo descubren mediante el uso de una tecnología que no es invasiva.

El cuadro de Pablo Picasso «La Misereuse Accroupie» («La pobreza agazapada») esconde una pintura de un paisaje que habría sido realizada por el artista uruguayo Joaquín Torres-García, según un estudio presentado el fin de semana por la Universidad de Northwestern y el Instituto de Arte de Chicago.

Esta obra, oculta en un cuadro perteneciente al Período Azul del creador español, fue descubierta gracias al uso de una tecnología avanzada de rayos X fluorescentes que permite «de forma no invasiva» profundizar en cada capa del lienzo, según informaron los autores del estudio en el encuentro anual de la Asociación Americana para el Avance Científico, en Austin (Texas), en Estados Unidos.

Un profesor de la Universidad de Northwestern (Illinois, Estados Unidos), Marc Walton, explicó que «la relación de amistad de ambos artistas y la similitud en el uso de las técnicas» permite pensar que el cuadro original pertenece a Torres-García, según informó la agencia EFE.

Tras los primeros hallazgos en 1992, los expertos advirtieron que existían colores que no concordaban con la pintura de Picasso, así como ciertos trazos en la mano de la figura plasmada en el cuadro, que hacían pensar que se trataba de una lámina reutilizada.

«Esta nueva tecnología nos ha permitido entrar en la mente del pintor y comprender cómo era el proceso creativo del artista», detalló el profesor universitario en la revista especializada que publicó esta investigación.
Walton explicó que Picasso usó el paisaje «como fuente de inspiración» para dibujar la forma femenina, tomando como referencia las colinas en el fondo que se convertirían en el contorno de la espalda.

Actualmente,»La pobreza agazapada» (1902) se encuentra expuesta en la Galería de Arte de Ontario, en Canadá.

Más investigación.
Por su parte, la directora de conservación e ingeniería del Instituto de Arte de Chicago, Francesca Casadio, apuntó que también aplicaron esta innovadora técnica de investigación en 39 esculturas de bronce del autor, centradas en la época de la invasión nazi en París.

Casadio comentó que decidieron estudiar esa época porque «en aquellos instantes los alemanes robaban los metales pesados para sus infraestructuras», y sin embargo, «los centros de arte catalogan estas esculturas como elaboradas en dicho material».

La técnica de rayos X permitió conocer que Picasso empleaba varios metales más dúctiles como arcilla o yeso, para más tarde aplicar un recubrimiento de bronce.

«La ciencia nos permite ver qué hay dentro de las esculturas, cómo fueron hechas y cuándo fueron hechas», destacó Francesca Casadio, quien enfatizó el descubrimiento sobre esta obra de Picasso.

En este sentido, el decano de la Escuela Robert R.McCormick de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la Universidad Northwestern, Julio Ottino, confirmó que gracias a esta tecnología portátil pueden estudiar las piezas sin tener que desplazar las obras de su lugar donde están ubicadas.

Para Ottino, este hecho favorece la cooperación entre las instituciones científicas y el arte, con el objetivo de tratar de descubrir cómo se materializaba la inspiración de los artistas. Joaquín Torres García

Uno de los más valorados.
Torres García ha sido uno de los artistas uruguayos más valorados en el mundo. De hecho, en 2016 The Economist lo distinguió como «el artista más original y reflexivo que haya producido América Latina». «Pasó su larga vida en una búsqueda finalmente exitosa de un lenguaje artístico «, señaló.

Un vínculo cercano entre París y Barcelona
A lo largo de su trayectoria, Joaquín Torres García se encontró con Pablo Picasso en varias ocasiones, tanto en Barcelona como en París.

El artista uruguayo lo ve al español «descollar entre los modernistas catalanes», según cuenta Luis Pérez-Oramas, un encargado de una exposición de Torres García en un Museo de Málaga de hace dos años. De padre catalán y madre uruguaya, Torres convence a su padre para vivir en España, y en 1891 toda la familia emigra a Barcelona. «Desde sus primeros años Torres García rechaza la pintura que trata de imitar la realidad, y tiende a la pintura que construye una realidad en sí misma», señala la biografía del sitio web del Museo que lleva su nombre.

En 1926 el artista hispano-uruguayo se instala en París, y crea el grupo «Cercle et Carré» cuyo objetivo es encontrar un equilibrio entre la razón y la intuición.

En 1934 emprende el retorno a Montevideo, su ciudad natal, para radicarse de manera definitiva con la intención de instaurar un movimiento artístico apoyado en las ideas del Universalismo Constructivo.

Fuente: El País