Proyectos, avances y desarrollos fueron comunicados en teleconferencia por las académicas Cecilia Fernández, Carolina Poradosú y María Simon.

La frase, de Clemente Estable, ya es casi un mantra de esta sección: “Con ciencia grande no hay país pequeño”. Tal vez no tengamos una ciencia todo lo grande que nos mereceríamos –de la que se habla a la hora de dar discursos–, pero reconforta saber que el sistema científico del país está haciendo todo lo que está a su alcance para hacer aportes ante los desafíos que implica la pandemia de covid-19.

La Universidad de la República (UdelaR) es la institución que lleva adelante la mayor parte de la investigación científica del país –cerca de 80%– razón por la que no extraña que investigadoras e investigadores de sus distintas facultades hayan dedicado horas y esfuerzos a pensar aportes sobre el problema. Algunos, como el desarrollo de los kits de diagnóstico, llevado adelante por la Facultad de Ciencias de la Udelar y el Institut Pasteur de Montevideo –con el aporte de otros centros de investigación, como el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIA) y el Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estables (IIBCE)–, han adquirido bastante notoriedad, ya que permiten un aumento de la capacidad de diagnóstico del virus que supera el 300% de la que había anteriormente.

Pero el aporte no se queda en eso. Con toda la precaución necesaria, ya que cuando se trata de temas tan delicados como este, en el que está en juego la vida o la muerte de varias personas, es más que contraproducente generar falsas expectativas o hacer anuncios grandilocuentes sobre desarrollos que llevarán un tiempo en alcanzar a la población, la Udelar consideró oportuno “informar sobre las iniciativas que se vienen llevando adelante en la Universidad de la República, a través de varias facultades, para afrontar la situación sanitaria actual y las posibles futuras demandas por el coronavirus”.

El informe se produjo mediante una teleconferencia, lo que suena lógico en tiempos en los que se hacen todos los esfuerzos por aplanar la curva, dada por Cecilia Fernández, prorrectora de Investigación Científica; Carolina Poradosú, directora de la Escuela Universitaria Centro de Diseño de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo; y María Simon, decana de la Facultad de Ingeniería.

Algunos titulares: kits, diagnóstico serológico y secuenciación

La encargada de romper el hielo, tras la breve introducción, fue Fernández, quien anunció que pasaría “simplemente algunos titulares desde el equipo de rectorado”, recordando que, “al igual que en el resto del país, la actividad normal de la Universidad de la República está absolutamente trastornada por este fenómeno”. Sin embargo, además de los aportes a comunicar, Fernández quiso dejar constancia de que, gracias a “un enorme esfuerzo de todos los docentes”, se está haciendo lo posible para que los estudiantes tengan “un desarrollo lo más normal que podamos alcanzar de sus cursos, tanto teóricos como prácticos”, y señaló que se siguen llevando adelante las actividades de Bienestar Universitario, las de investigación y extensión y, “por supuesto, la de asistencia, fundamentalmente en el Hospital de Clínicas y los otros servicios del área de la salud”.

Luego contó algunos ejemplos concretos de cómo la principal casa de estudios terciarios del país está haciendo aportes en estos tiempos de pandemia, que abarca acciones tanto de “investigadores, docentes, estudiantes de posgrado y, en algunos casos, de estudiantes de grado”. Se refirió entonces al desarrollo de los test de diagnóstico de covid-19, “algo que ha tenido bastante resonancia en la prensa”. Aclaró que el desarrollo abarca tanto al test de “diagnóstico molecular, que es el que se hace detectando el material genético del virus en las etapas tempranas de la infección, como el diagnóstico de la respuesta inmune del individuo que estuvo en contacto con el virus”.

Esa sí es una novedad: hasta entonces poco se había dicho sobre que se están desarrollando también test de diagnóstico serológico. La persona infectada produce anticuerpos “que, de alguna manera, indican que su sistema inmune desarrolló protección frente a este agente patógeno”, explicó Fernández, y eso es lo que detecta el test rápido, que, por lo general, al menos en otras partes, se hace a partir de una pequeña gota de sangre del paciente y es más rápido que el test que amplifica secuencias genéticas del virus (también es menos certero, pero eso lo hablaremos en futuras notas).

Fernández hizo énfasis en que esos desarrollos “se hicieron e conjunto entre la Udelar y el Institut Pasteur, fundamentalmente, pero también con el apoyo de otras instituciones públicas”, y entonces mencionó al INIA y al IIBCE, “que han ofrecido tanto sus manos como su equipamiento –reactivos, vehículos, etcétera– para apoyar las actividades de diagnóstico”. También destacó la iniciativa de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) “para apoyar el desarrollo del kit de diagnóstico” y destacó que ese es “otro instrumento de política pública” que permite “apoyar desarrollos, en este caso sería de la industria biotecnológica nacional”.

Por último, se refirió a los avances en secuenciación del material genético del SARS-CoV-2 que circula en Uruguay. “Se están empezando a determinar los genomas, se está empezando a caracterizar el material genético de los virus, lo que va a permitir hacer un seguimiento más fino de la marcha de la epidemia en la población uruguaya”.

Tapabocas y respiradores
Poradosú dijo que en las distintas facultades están “atendiendo las demandas urgentes del sistema de salud y la población en general, trabajando en proyectos colaborativos”, y luego pasó a detallar aquellos en los que participa la Escuela Universitaria Centro de Diseño de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU).

“El primer proyecto es el desarrollo de dispositivos de protección facial para personal de la salud. Es un proyecto de protección en grandes cantidades para atender a todo nuestro sistema de salud”, dijo, y explicó que en ello trabajan “en colaboración con la UTU, con Montevideo FabLab, la FADU, la Facultad de Enfermería y con profesionales de la salud y del sector privado, en particular la Asociación Uruguaya de Industrias del Plástico, con la que estamos articulando ideas, prototipados, validaciones, formas de producción, distribución, y demás”.

Por otro lado, comentó sobre un segundo proyecto, que “involucra el desarrollo de un tapabocas y de un video tutorial para la elaboración en domicilio”. Poradosú explicó que es un proyecto que “recoge una preocupación de la sociedad civil sobre el contagio y la prevención del coronavirus”. Dijo que se propone la fabricación de un tapabocas de “confección muy sencilla para que la tecnología no sea una limitación”, y contó que se interactuó con “médicos neumólogos, enfermeros y empresas especializadas en la prevención de la salud, quienes validaron los distintos avances”.

Luego contó que, en colaboración con la Facultad de Ingeniería, también están trabajando “en el desarrollo y la evaluación de respiradores”. Describió que son “propuestas open source, de código abierto”, y que también trabajan junto con el Laboratorio de Fabricación Digital del Parque Tecnológico Industrial del Cerro.

Respiradores y desinfección
Para terminar la teleconferencia, María Simon, decana de Facultad de Ingeniería, explicó la necesidad de recurrir a desarrollos locales. “En este momento sentimos una urgencia que nos convoca porque, como ustedes saben, todos los países del mundo tienen una alta demanda simultánea de los mismos elementos; por ejemplo, respiradores o ventiladores –voy a usar la palabra como sinónimo–, aparatos para desinfectar, protecciones personales y otros”. Dada esa demanda simultánea, dijo, “hay una escasez muy grande, que puede llegar a ser muy peligrosa”. Luego agradeció todos los ofrecimientos que le han llegado de personas dispuestas a colaborar. Sin embargo, pidió “tranquilidad”, ya que es necesario “mantener un perfil bajo porque los grupos que están trabajando y encarando proyectos tan complejos necesitan trabajar con concentración”.

Si bien señaló que la mayoría de los proyectos son llevados adelante por docentes de la facultad, destacó que hay “docentes de otras facultades; son especialmente importantes los especialistas en biología, en medicina y medicina intensiva”, que “dan [a los docentes de Ingeniería] la tranquilidad de que lo que estamos haciendo tiene sentido”. Destacó también la colaboración con la Escuela de Diseño, así como de egresados, estudiantes y funcionarios no docentes. “Por humilde que sea el aporte, por simple que sea –el mantener los servicios funcionando, la posibilidad de comunicarse, la posibilidad de entrar a un laboratorio cuando es necesario–, eso contribuye al desarrollo de los proyectos que tenemos en curso”.

Entre esos proyectos, hizo énfasis en los que tienen que ver con los ventiladores y aparatos de respiración pulmonar asistida, para los que se trabaja en dos vertientes: la reparación y el desarrollo de nuevos aparatos. A propósito de los primeros, dijo que “los respiradores o ventiladores que están fuera de servicio en el país no son tan pocos, en comparación con la cantidad que están en servicio”, por lo que “vale la pena investigar y ver si se pueden reparar y después homologar para su uso”. Con respecto a la otra vertiente, contó que “hay varios grupos que están desarrollando distintos prototipos de respiradores”. Tres de ells “son de dominio público” y han sido desarrollados por grupos en España, Irlanda y otros países. Pero, además, detalló que “hay un grupo que está siguiendo un desarrollo autóctono, que por supuesto conocemos mejor, pero que hasta ahora se usaba sólo con fines experimentales, por lo que le falta para ponerse a punto”. De todas formas, reconoció que “a todos los modelos les falta para ponerse a punto, porque hay que verificar que cumplan con ciertas normas muy estrictas: con qué presión trabajan, cómo se mezclan el aire y el oxígeno, cómo se monitorea la frecuencia cardíaca respiratoria y otros parámetros importantes del paciente”.

Todo ello “pone en juego habilidades que vienen de la ingeniería mecánica, de la química, de la ingeniería eléctrica, de la electrónica y de otras [disciplinas], por eso los grupos son bastante grandes y multidisciplinarios”, afirmó Simon. Por otro lado, dijo que es necesario que los cuatro equipos de desarrollo trabajen en paralelo, “para después decidir qué prototipos se van a llevar adelante; no podemos esperar a desarrollar uno y, recién después, según el resultado, desarrollar otro. ¿En cuánto tiempo podrían estar prontos estos aparatos? “Queremos llegar a tiempo a una instancia que puede ser bastante próxima”, aseveró, al tiempo que, como ventaja, señaló que hay “algunos elementos que son compartidos con los distintos grupos, como la parte de validación y de medida de parámetros” o lo referente al “circuito de gas, la parte fluidodinámica”. También destacó que uno de los grupos está buscando financiamiento; en ese sentido valoró el llamado de la ANII para el desarrollo de esos dispositivos.

“Hay otro grupo que está trabajando en la desinfección de equipamiento y de infraestructuras hospitalarias”, comunicó Simón.

“Se están estudiando distintas tecnologías, como radiación ultravioleta, o tecnologías químicas que pueden cumplir con esta función”, adelantó, y señaló que el primer foco “es el de la ropa, las protecciones que usa el personal de atención a la salud, mientras que un segundo foco puede ser la desinfección de implementos que usan varias personas, por ejemplo, la botonera de un ascensor o un cajero automático”.

Al final, se refirió a que “hay otros grupos que no son de la Udelar”, que también trabajan en los respiradores. “Con algunos tenemos una relación y estamos en coordinación constante, estamos dispuestos a compartir lo que pueda servirles”, dijo, pero consideró necesario aclarar que “hay varios en esto que están trabajando en forma independiente”, y señaló que prefieren no generar “equipos enormes justamente en atención a la eficiencia del uso del tiempo”.

También encontró oportuno destacar que desde la Facultad de Ingeniería no están “solicitando fondos para ninguna cuenta ni estamos solicitando ‘chatarra electrónicaʼ, como puede ser un motorcito en desuso. De repente hay gente que lo puede integrar, pero a nosotros nos parece que el proyecto es bastante complejo ya y preferimos no complicarnos más con aparatos que no están probados”. Hecha la aclaración, una vez más afirmó que están “abiertos a toda colaboración” y agradeció que se hayan contactado “decenas de personas” con las que se pondrán en contacto.

Quienes quieran ver el video completo de la teleconferencia, pueden hacerlo aquí: https://youtu.be/_WqI8wZ81n8

Fuente: La Diaria