La comparsa La Peregrina se formó en Suecia por un grupo de uruguayos hace más de 30 años. Con integrantes de varias nacionalidades, el viernes 9 abrirá el Desfile de Llamadas, algo sin precedente en el país.

Todo empezó como una forma de sentirse cerca, de reunirse y de encontrarse. Como un camino para no estar tan lejos. También, como una manera de mostrar la cultura uruguaya en países lejanos, espacial y culturalmente. Así nació la comparsa La Peregrina: a aproximadamente 15.000 kilómetros de Uruguay, lejos, bien lejos, con el objetivo de sentirse cerca. Martín Muro y su familia fueron los impulsores. Este año, por primera vez en la historia de las Llamadas, una comparsa «extranjera» participará como invitada del desfile.

Martín y su familia se fueron de Uruguay a Suecia en 1979. Un año después se habían ido del campamento de refugiados a la ciudad de Växjö, al sur del país, a más o menos dos horas de Copenhague.

A Martín el candombe le había fascinado desde que era niño. Cuando vivía en Montevideo, dice, cada vez que escuchaba los tambores salía corriendo a la vereda para poder verlos. A él y su hermano Fabián les habían regalado un tambor de cartón. «A mí encantaba», recuerda Martín. Después, cuando ya estaban radicados en Suecia, decidió empezar a tocar la batería. «No había tambores, ni gente que se dedicara al candombe», explica.

Era agosto de 1986 cuando la comparsa La Peregrina sonó por primera vez. En ese entonces la formaban Martín, su hermano y la novia, uno de sus tíos, su suegro y un amigo sueco. La primera vez que tocaron lo hicieron con un bombo de batería y una conga. «En el 86 era difícil conseguir yerba, dulce de leche y tambores en Suecia», dice Martín. Al principio, cuenta, eran bastante improvisados. Pero no importaba. El candombe los hacía sentirse cerca de Uruguay, de Montevideo, y con eso alcanzaba.

«Mi viejo era encargado de un festival cultural que se hacía en la ciudad de Växjö y ahí venía gente de otros países a mostrar su cultura, me acuerdo que llegaban de Yugoslavia, palestinos y de todos los lados, y los uruguayos no mostrábamos nada nuestro, excepto algunos que vendíamos chorizos», cuenta. Ese festival también motivó la idea de reunirse con los uruguayos que estuvieran en la ciudad para poder «tener algo nuestro para mostrar», algo que, según Martín, «era una necesidad de todos».

De a poco, en el frío de Suecia pero con las ganas de estar cerca de su país encendidas, se empezaron a contactar con uruguayos que vivían allí y con otros que estaban desparramados en otras ciudades suecas. De a poco se iban sumando, y el candombe sonaba cada vez con más fuerza.

Pero también un día Martín se encontró con Marcelo Alcaira, un uruguayo que fabricaba tambores en Suecia. «Ahí le pudimos comprar 8 tambores y empezamos a tocar más en serio». Además, recuerda Martín, Marcelo fue mejorando cada vez más en la calidad de los instrumentos que fabricaba.

La idea de la comparsa no era que solo estuviese formada por uruguayos que vivían lejos. Ellos querían que el candombe fuera tocado, hecho y sentido por todos. «Desde el comienzo nosotros queríamos que la gente de afuera se interesara, es decir, que fuéramos uruguayos pero también todo aquel que quisiera acercarse y conocer de qué se trataba».

Treinta y dos años después lo lograron y La Peregrina ha tenido integrantes de 25 nacionalidades diferentes: rusos, sirios, personas de distintos países de África, como Gambia o Senegal, chilenos, colombianos, argentinos, suecos, «y hasta un chino y un filipino». Incluso, fueron muchos los estudiantes extranjeros que los veían desfilar por el centro de la ciudad y se acercaban curiosos a ellos. Muchas veces, terminaban siendo parte del grupo. Es que los tambores sonando juntos tienen cierto misterio para quien los ve y los escucha por primera vez, pero también tienen algo de reunión, de sentirse parte de algo más.

«A la gente nueva nosotros la íbamos ayudando, le contábamos lo que era, en qué consistía y le enseñábamos a tocar el tambor. En la comparsa teníamos algunos como para prestárselos», cuenta Martín. Y a medida que iban aprendiendo y le iban encontrando el gusto, se compraban su propio tambor (algunos a Marcelo y otros que encargaban a Uruguay) y se sumaban al grupo.

Pero no solo de tambores se trata La Peregrina. También hay bailarinas y personas dispuestas a aprender a bailar. Así que, en una ocasión llevaron a dos bailarinas uruguayas para formar a las personas del grupo: Nadia Valverde y Cecilia Lalinde. Ellas, además, acompañaron a la comparsa en varios carnavales que se hicieron ese año en Suecia. «Nuestra idea es siempre mejorar la calidad de lo que hacemos. Al principio hacíamos lo que podíamos, y después nos fuimos perfeccionando, nosotros y los tambores de Marcelo». En otra ocasión los acompañó Adriana Santana, una cantante española que se dedica al tango y al candombe.

La Peregrina trascendió las fronteras suecas. En muchas ocasiones salieron a varios carnavales y festivales que se hacían en diferentes países: Noruega, Dinamarca, España —en donde fueron a Barcelona y a Mallorca— o Alemania, por nombrar algunos.

«Uno de los trabajos más grandes que yo he tenido en los últimos tiempos es intentar contactarme con gente que tiene alguna comparsa en otros países que no sea en Suecia porque ahí todos los que hacemos candombe ya nos conocemos». Así funcionan los intercambios entre las comparsas, cuenta Martín: busca en Internet dónde hay gente reunida en torno al candombe y les escribe, para invitarlos a tocar en Suecia o viceversa. «La última vez lo hicimos con un grupo de Canarias que se llama Candombe Sur. En Alemania tocamos tres veces con uno que se llama Lonjas del Norte. Ahí estaban al frente un alemán y un francés, pero en todos los casos siempre hay algún uruguayo en el medio», que, en definitiva, «es el que lleva el candombe hacia adelante».

La idea de venir a desfilar a Uruguay surgió hace ya varios años. Finalmente, el viernes 9 de febrero de 2018 no será un día más para la comparsa.

Tampoco lo será para el carnaval uruguayo. Es que ese día, La Peregrina abrirá el Desfile de las Llamadas y es la primera vez que una comparsa totalmente extranjera se presenta en el popular desfile. Cuando finalmente obtuvieron el sí de la Intendencia de Montevideo, en abril del año pasado, Martín contactó a varios uruguayos que vivían en otros países y les propuso sumarse. «A partir de julio nos juntábamos una vez por mes en distintas ciudades de Suecia para ensayar. Uno que vive en Noruega viajaba 1.400 kilómetros todos los meses para venir a tocar un tambor los sábados. A otras personas que no podían viajar que son de España, Argentina, o Chile, por ejemplo, les mandábamos videos explicándoles lo que íbamos a hacer y se preparaban desde lejos».

De esta forma, ese viernes 101 personas que viven o han vivido fuera de Uruguay, abrirán el Desfile de las Llamadas. «La idea central es mostrar que el candombe existe también afuera del país, que hay gente que lo toca y lo aprecia, que hay un chino que lo aprecia, un filipino, un ruso, un sueco, que una vez lo aprendieron a tocar y les gusta y lo sienten, que viajaron una vez por mes a Suecia solo para tocar el tambor. Muchas veces digo que envidio un poco a los brasileños, porque se ponen re contentos si ven que hay unos japoneses tocando samba. Y nosotros queremos que los uruguayos sientan eso, que allá en el norte, allá donde hace frío, también hay gente a la que le gusta y que hace candombe».

Un desfile con locales e invitados.
Fueron varias las veces que Tito Rivero, un uruguayo que vive en Australia y se encarga del diseño del vestuario y las banderas de la comparsa, fue a visitar a Martín a Suecia. Lo hacía, cuenta Marín, para intentar ver la aurora boreal, algo que, dice entre risas, todavía no ha conseguido.

La idea de presentarse en Uruguay estaba en Martín desde hacía varios años, pero nunca tuvo demasiado éxito. «Acá no entendían del todo quiénes éramos nosotros», recuerda.

En una de las tantas visitas de Tito, se pusieron a hablar para que, finalmente, la idea se pudiera concretar.

Después de hablar con gente de la Intendencia de Montevideo vinculada al Carnaval, lograron que los invitaran a participar de las Llamadas.

El desfile se realiza el jueves 8 y viernes 9 de febrero y va desde Carlos Gardel y Zelmar Michelini, por Carlos Gardel, Isla de Flores y finaliza en Minas.

Participan 46 conjuntos y dos más en calidad de invitados. De las 46 comparsas que compiten, son las que ocuparon los primeros 20 puestos del Concurso Desfile de Llamadas 2017 y las que ocuparon los primeros 26 lugares, en la Llamadas de Admisión para el desfile de 2018.

De esta forma, La Peregrina abrirá el desfile del viernes 9, siendo un hecho sin precedentes en la historia.

Fuente: El País