Entrevista a Estela de Frutos, voz referente del vino uruguayo, y del Tannat en particular.

Uruguay será la sede del XVI Congreso Mundial de la Viña y el Vino en 2018. ¿Se puede ver esta designación como un reconocimiento de parte de la Organización Mundial de la Viña y el Vino (OIV) hacia el trabajo en todos estos años?
Si por supuesto y la alegría en ese sentido es aún mayor si tenemos en cuenta que son los Estados miembros los que eligen las sedes de los Congresos Internacionales, a partir de propuestas que se hacen llegar a las asambleas. En este caso la propuesta se hizo desde el Ministerio de Ganadería y fue muy bien recibida, de hecho Uruguay fue elegido por unanimidad. Ya en 1995 fuimos sede del Congreso Mundial, se realizó en el San Rafael de Punta del Este, y en esa época estábamos en plena etapa de posicionamiento del Tannat. Esta vez si bien el Tannat ya está posicionado a nivel mundial, el evento será ideal para reforzar la imagen del Uruguay como cuna de esta cepa.

En los años ’90 el interés de los consumidores por el vino explotó a nivel mundial y Uruguay pudo acompañar ese empuje. ¿Hoy cómo se posiciona el país en ese sentido?
La década del 90 que fue muy intensa para el mundo del vino en general y para Uruguay en particular. No podemos decir que el vino se puso de moda porque el vino acompañó a la civilización desde Noé o quizás antes, pero si podemos decir que lo que se puso de moda a partir de los años 90 fue hablar de vinos. Uruguay en materia de vinos siempre estuvo bien armado. Desde el siglo XIX estuvo vinculado con la vitivinicultura francesa, con expertos que viajaban de ida y vuelta, con bibliografía de ida y vuelta, es una característica de nuestro sector.

¿Y el Tannat que rol jugó en ese momento?
El Tannat es nuestra cepa característica, se remonta a finales del siglo XIX con la primera modernización del país. Pascual Harriague fue principal impulsor de la vitivinicultura en Uruguay y quien introdujo la cepa Tannat, hoy considerada la más importante de Uruguay. Previo a llegar al Tannat que conocimos, él ensayó 20 años con diferentes variedades para alcanzar el vino de sus sueños que lo encontró en la cepa Tannat que elaboró en 1887. Este tema fue merecedor de medallas en las Ferias de Milán, Barcelona y París de 1989 y 1991. Cuando uno piensa en esto se eriza un poco y surgen dos conclusiones: que está todo inventado, es decir que todo lo que hacemos en cuanto a Ferias y concursos se hizo siempre; y que todo se comunicaba como se comunica hoy. Todo lo que se dijo del Tannat a fines del siglo XIX lo leemos ahora y tienen un hilo conductor.

El trabajo de comunicar bien cuando surge una novedad como una nueva cepa, ¿es casi tan importante como la investigación previa?
En la década del 90 el país ya tenía dos referentes en este tema: Hugo García Robles –que fue la primera pluma que tomó el vino uruguayo en el año 1991, con su Sebastian Elcano-; y Sergio Pluglia con El Club de la Buena Vida, que logró un gran empuje con su entusiasmo y dando los primeros cursos interactivos de vino por televisión. Ellos fueron los dos mejores ejemplos internos de comunicación que tuvimos. En el 98 cuando vino por primera vez el experto español José Luis Murcia, hicimos un seminario donde participaban los principales diarios de ese momento con sus directores, más Hugo García Robles y Puglia, para contar a toda la prensa lo que era el vino y como se podía comunicar. Desde ahí no paramos y de hecho, ahora llegó Murcia nuevamente para continuar el trabajo de capacitación con los periodistas especializados. Es un trabajo que seguimos haciendo en conjunto INAVI y el Ministerio de Turismo- , porque entendemos que el vino es un embajador del país cuando sale al mundo.

¿Un buen vino es uno de los mejores embajadores de marca que puede tener un país?
Para nosotros cada etiqueta de vino, cada botella de vino es la imagen país porque lleva el nombre de Uruguay y la marca país y realmente representa al país, no pierde su identidad cuando llega a una mesa o a una cocina en cualquier parte del mundo. Ese es el gran valor del vino. Y cuando recibimos turistas también, porque un buen vino, al igual que una buena comida, contribuye a levantarse de la mesa feliz, contribuye a apreciar mejor el paisaje y el entorno. El vino es calidad de vida y es un atractivo más para el turismo. Por eso entendemos que desarrollar el vino, la gastronomía y el turismo en conjunto es trabajar por la imagen país, desde aquí y desde afuera.

¿Y a nivel interno? ¿Cómo se puede aprovechar esa fortaleza?
La comunicación interna sobre el vino tiene que ser coherente con lo que se comunica afuera, porque el turista que llega a nuestro país también se lleva una botella de vino.

Tannat, identidad y diversidad

¿Cuáles son las características que hicieron del Tannat una cepa tan identificada con la forma de ser uruguaya?
El Tannat nos da identidad más allá de que la uva es de origen francés y proviene de una viticultura atlántica como lo es la nuestra. La variedad se adaptó muy bien y tuvo una gran labor de selección humana porque Pascual Harriague demoró casi 20 años en quedarse con ésta cepa después de haber probado muchas cepas del mundo. O sea que no es azar, hubo investigación desde fines del siglo XIX. Hoy tenemos claro que el Tannat le aporta identidad y diversidad a nuestra industria, pero también Uruguay tiene identidad a través de su Tannat, y tiene diversidad a partir del Sauvignon Blanco, el Chardonay, el Merlot, el Cabernet Sauvignon, el Cabernet Blanco. Es un parque varietal importante. Desde el punto de vista de la enología clásica y de la enología moderna, tener las dos cosas, potencial de diversidad y potencial de identidad es muy importante y no lo tiene todo el mundo.

¿Por qué tannat nos da identidad?
No es porque seamos los únicos en producirlo sino porque aquí, en esta viticultura Atlántica da una calidad excelente. De hecho es el vino que tiene más premios. Participa en un 80% en los concursos mundiales y obtiene el 90% de los premios. Eso habla del nivel de calidad internacional que tiene este vino. Desde el 1991 hasta ahora son más de dos décadas participando en los principales concursos del mundo, con el aval de la OIV y a través de la gestión de INAVI. En estos 20 años obtuvimos 144 medallas y el 90% fueron para varidedades de Tannat.

¿También es el que más vende afuera?
Es el producto uruguayo que se mueve más a nivel internacional. Hay 108 millones de hectolitros dando vueltas en el mundo. Una estadística mundial indica que en todo el mundo de cada cinco botellas que se consumen, dos son de vino extranjero. Es el único producto en el que los países exportadores son también importadores. En esa diversidad, tener identidad es el sumun.

¿Cómo experta, qué fue lo que se enamorara del Tannat?
Le he dedicado mi vida al Tannat. Desde los años ‘90 creí que era el vino prototípico de Uruguay, que era el vino que tenía cuerpo, que estaba vestido de traje oscuro en el momento en que se crea la dieta mediterránea que expresa cuanto más tinto mejor. Podríamos mostrarlo al mundo vestido como es debido y llegar a la hora que había que llegar y mostrarse como nos mostramos los uruguayos, con un poco de timidez. Por eso los concursos nos ayudaron mucho a que los demás dijeran lo que era este hijo nuestro que por cuatro generaciones ha logrado mantener el interés de los enólogos, aún de los más jóvenes, que creo que creen más que sus abuelos o sus padres en el Tannat.

¿Y qué futuro le augura al Tannat?
El Tannat se está difundiendo en el mundo a partir del éxito de Uruguay. O sea, en el siglo XXI, Uruguay se convierte en el centro de difusión de la variedad hacia el mundo. Llega a Argentina, a Brasil, a Chile que tiene un decreto del año 2011 que se admite el cultivo del Tannat del Uruguay, a California, a Perú, a Bolivia, a EEUU. Hoy el mundo está entendiendo que si se extiende el Tannat en el mundo es a partir del Uruguay aunque su origen sea francés. El tannat como buque insignia, suma originalidad e identidad uruguaya, con rigor científico y técnico y con calidad certificada a través de los concursos internacionales de la OIV, cuyos resultados se homologan en la Unión Europea. Tenemos además un grupo de investigación en la Facultad de Humanidades, integrado por personas provenientes de diferentes disciplinas (historia, sociología, agronomía, enología). Están por salir tres tomos de publicaciones y todo lo que decimos sobre su tradición está avalado por una investigación seria hecha en la Facultad de Humanidades, no hay nada improvisado en el éxito del Tannat.