La reciente reedición exhaustiva de sus cuentos y una exposición en Montevideo relanzan al escritor uruguayo hacia un lugar central en la literatura latinoamericana

Una exposición en el Centro Cultural de España (CCE) de Montevideo y la reciente publicación de una recopilación exhaustiva de cuentos por Penguin Random House acercan al escritor uruguayo Mario Levrero (1940-2004) a la rampa de despegue hacia un lugar cada vez más central en la literatura latinoamericana. En su país y en Argentina, ya es un clásico de culto. Críticos y editores vaticinan que los próximos años pueden ser los de su confirmación internacional.

Hermano menor de Kafka (como él mismo se definía), autor de relatos fantásticos o autoficcionales, como La novela luminosa, su mayor obra, a Jorge Mario Varlotta Levrero se le atribuye un poder hipnótico sobre el lector, al que enreda en sus disquisiciones del pensamiento. Por eso se llama así la exposición del CCE: Levrero hipnótico. Tiene como ambicioso objetivo poner al escritor en el lugar que creen que le corresponde, “al mismo nivel que un Roberto Bolaño”, según señalan los curadores de la muestra, abierta hasta el 30 de marzo.

Con el mismo afán revitalizante, Penguin Random House lanzó a mediados de 2019 Mario Levrero: cuentos completos, una compilación de todos los relatos del autor en un volumen de 650 páginas, bajo la supervisión del hijo del escritor, Nicolás Varlotta. “La publicación de los cuentos completos es la continuación de una labor de rescate de la obra de Levrero, en la que ya llevamos varios años”, cuenta la editora Eloisa Nava.

Sobre la analogía con Bolaño se muestra más reservada, pero reconoce que “su narrativa siempre fue también arriesgada. Sus novelas autoficcionales, por ejemplo, son algo que los lectores más jóvenes identifican y valoran ahora más. En cuestión de proyección internacional, creo que hay un vaso comunicante”. Julia Ortiz, editora de Criatura, editorial independiente que trabaja en Uruguay y Argentina, y que desde su creación en 2011 ha publicado una completa colección de obras de Levrero, defiende que se trata de un autor que nunca cesó de tener influencia en el Río de la Plata, pero reconoce que en los últimos años hubo un boom. “A nivel mundial, sin embargo, Levrero aún no se descubrió”, señala.

La publicación de El discurso vacío por parte de la editorial Interzona en 2006 fue central para impulsar la obra del autor en Argentina, señala el escritor y por entonces editor de Interzona, Damián Tabarovsky. “Eso le dio a su obra un alcance fuera de Uruguay y de un grupo muy pequeño en Argentina, algo que no tenía anteriormente. Comenzó a ser leído por críticos, intelectuales, profesores, escritores y, por supuesto, por un público más amplio. Y luego llegó a España y a tener un reconocimiento internacional”, señala Tabarovsky.

Para Tabarovsky El discurso vacío y La novela luminosa son los libros clave de Levrero porque “a partir de El discurso vacío encontró un estilo y una serie de temas que lo vuelven único. Creo que Levrero es hoy lo que es por esos dos libros”. El escritor argentino señala que Levrero ha sido traducido ya al francés, inglés, italiano, hebreo, holandés y japonés, entre otros, siempre con editoriales de sello independiente. Por ello, es lo más parecido que hay hoy a un “autor de culto”, por mucho que esa categoría sea un lugar común.

Pero, desde Penguin Random House han detectado “un aumento notorio del interés por el autor durante la última década”. De momento, sus ediciones han sido solo destinadas al mercado latinoamericano, pero “ya estamos trabajando de mano con su agente en formalizar los intentos que se han tenido de traducción a otras lenguas”, apunta Nava.

Varias capas
En este contexto, la exposición del Centro Cultural de España de Montevideo pretende seguir contribuyendo al redescubrimiento de su obra, destacando todas sus facetas: ilustrador, humorista, creador de juegos de ordenador y de crucigramas, parasicólogo…

“Es una exposición en varias capas”, explica Ricardo Ramón Jarne, director del CCE y curador junto con Matías Núñez, doctor en Literatura Hispanoamericana por la Universidad de Salamanca. La muestra “está concebida como un espectáculo que une tanto lo sublime como lo pedestre, combina todas las artes para reflejar el universo de Levrero y tiene como objetivo que la gente quede fascinada, que los jóvenes salgan de aquí directo a comprarse un libro del escritor”, añade Jarne.

Matías Núñez explica que, gracias a su capacidad para “generar un sistema de comunicación a su manera”, el autor fascinaba, y estuvo rodeado de una nube de admiración, lo que generó una escuela de auténticos obsesivos en el análisis y disecación de sus obras. Levrero tenía algo de “gurú”, como explica el éxito e influencia de sus talleres literarios, que formaron a decenas de autores a esa escritura que juega con el humor, el erotismo y la mística.

Inagotables, los curadores de la muestra han sido claramente hipnotizados, abducidos. Así, reproducen en el suelo de la sala de exposiciones el apartamento en el que se escribió La novela luminosa. Reconocen que pasaron horas buscando el color que tendría La Gelatina, uno de los cuentos que representaron (y fue el verde) con un pegote en una pared.

Levrero estaba obsesionado con la muerte, los golpes, las caídas…, y para evitarlos envolvía las esquinas de su casa con unas especies de paragolpes hechos de papel de periódico y cuerdas. Por ello, esos artefactos se reproducen en las escaleras y pasillos del Centro Cultural de España de Montevideo.

En todas las capas que tiene una exposición para visitar varias veces, aparece también lo sublime, como manuscritos, correspondencia o una nube de Leandro Erlich que simboliza el universo creativo del autor. La lista de artistas que han producido obras relacionadas con el escritor es larga: Alfalfa, Brian MacKern, Diego Bianki, Guillermo Ifrán, Jorge Risso entre otros. Levrero divierte con su gusto por hacer programas de ordenador que se pueden manipular en la exposición. También desconcierta esa extraña mezcla de humor con parapsicología: ¿Creía realmente el autor en los fenómenos sobrenaturales?

Ricardo Ramón Jarne asegura que “tenía claras relaciones con el más allá y que su mística convivía perfectamente con los problemas intestinales. Interpretaba los sueños, cada día tomaba decisiones en función de sus apariciones”. Pero el académico Matías Núñez reconoce que siempre le quedará alguna duda sobre si no se trata de una tomadura de pelo, de un juego. Los dos “levrerianos” cuentan una anécdota: “Hacia el año 2000 trató de piratear el programa informático de un ingeniero de Texas. En un momento le pidió sus claves, pero este no quiso dárselas, entonces Levrero las obtuvo gracias a su mujer, que se las dio en un sueño”.

A finales de marzo la exposición se completará con una obra de teatro que reproducirá los talleres literarios de Levrero, será de inscripción libre y terminará con la entrega de certificados de asistencia.

El 23 y 24 del mismo mes de marzo, el Centro Cultural de España celebrará un congreso sobre el autor con presencia de especialistas de España, Argentina y Uruguay. Será una instancia académica para complementar la exposición/espectáculo que tiene hipnotizados a los montevideanos.

Fuente: EL PAÍS MADRID