El diario estadounidense recomienda el turismo costero en el país, destacando la calidad de las playas y la tranquilidad de los balnearios

Las «hermosas y poco conocidas» playas uruguayas son la recomendación más reciente para los viajeros que realizó el diario estadounidense The New York Times, en el que señala a Uruguay como un país «con una vibra relajada que es como Xanax (una marca de ansiolíticos) para el alma, y encima de eso algunas de las mejores playas de Sudamérica».

El texto, de la periodista estadounidense radicada en Montevideo Nell McShane, realiza sugerencias para los viajeros concentradas en los departamentos de Rocha y Maldonado, donde se pueden encontrar «pacíficas comunidades hippies, elegantes restaurantes de pescado junto a las dunas, una nueva y activa comunidad de deportes acuáticos y pueblos aislados donde se puede dormir en una hamaca y convivir con lobos marinos».

Lo primero que el artículo destaca es el descuento del IVA para turistas en hoteles, alquiler de vehículos y restaurantes al pagar con una tarjeta de crédito extranjera, por lo que señala que Uruguay es un destino barato (al menos para los estadounidenses a quien está destinado el texto). Y lo describe como un país «progresista» en el que el principal atractivo es «tomárselo con calma: los locatarios son relajados, más de diez autos ya son un embotellamiento de tránsito, y las vacas superan a los humanos en una proporción de cuatro a uno».

El recorrido

De acuerdo al New York Times, la mejor forma de recorrer la costa uruguaya es alquilando un auto en Montevideo e ir parando en los distintos balnearios.

Los recomendados por el medio estadounidense son Punta Ballena, Punta del Este (especificando que allí los precios y el estilo de vida son muy diferentes), José Ignacio, La Pedrera, Cabo Polonio y Punta del Diablo.

De Punta del Este se destaca que es el único lugar de la costa donde hay edificios, y resalta que hay una torre Trump. «Es la mayor concentración de brillo y glamour en un país donde los vaqueros cuentan como vestimenta formal», señala, y recomienda que si se está viajando en un plan económico, lo mejor es solamente pasar el día en la ciudad, conocer sus playas, sacarse una selfi en Los Dedos, y sugiere evitar «los restaurantes pretenciosos y con precios excesivos», en favor de otros como la Cantina del Vigía.

Asimismo, en el caso de los alquileres se recomienda el uso de aplicaciones como Airbnb o V.R.B.O. para encontrar precios más baratos (como un alojamiento para dos personas a dos cuadras de la playa en José Ignacio por US$ 250 durante un fin de semana).

Los vinos nacionales también son destacados y recomendados continuamente en el texto, sobre todo en el tramo de Maldonado, y en el caso de Rocha se destaca la opción de poder comprar cerveza «en tamaño para compartir» en la playa.

Ese último departamento es señalado más barato y más cargado de veraneantes durante el pico de la temporada. Y también se indica que para ser un destino turístico, es distinto a otros. «No hay edificios, hoteles pertenencientes a cadenas, y playas sobredesarrolladas. Están libres de comercialismo. A lo sumo alguien se puede acercar a tu reposera y ofrecerte un sánguche, una galletita de marihuana o una artesanía, pero como esto es Uruguay, no son molestos, y aceptan el rechazo con ecuanimidad y una sonrisa».

La rusticidad de Cabo Polonio y la sencillez de Punta del Diablo son también destacados, pero se advierte que «la mayoría de los locales cierran entre las dos y las cinco de la tarde, un inconveniente para un estadounidense que le gusta cenar a las 6, pero perfectamente normal para un país que cena a las 11».

Fuente: El Observador