Marcas locales -algunas de ellas socias de marca país-, conquistan a un público selecto con modelos que combinan vanguardia, tendencia y elegancia. Emprendedores buscan crecer en el exterior pero los costos complican su expansión.

Jóvenes diseñadores, profesionales y amateurs han creado, casi sin proponérselo, un segmento que hasta hace algunos años parecía una quimera: el mercado de zapatos de diseño fabricados en Uruguay.

Mutma, Telma, Bernadette y Rotunda son algunas de las marcas locales que se destacan como exponentes de un tipo de calzado exclusivo, con énfasis en diseños que conjugan vanguardia, las tendencias de la moda, la comodidad y la alta calidad de sus materiales.

La mayoría de estas empresas crean sus modelos para el público femenino, el gran motor del consumo de zapatos. Se trata de mujeres de entre 20 y 30 años en promedio, pero el boom de estas marcas de autor abarca también a señoras mayores de 50 a las que les gusta verse elegantes y a la moda.

A la luz de sus buenas ventas y con la intención de diversificarse, algunas marcas han lanzado incluso zapatos para hombres. Cápita fue más lejos y basa completamente su propuesta en botas y zapatos para caballeros. Su público objetivo son los varones de entre 25 y 60 años, de espíritu «inquieto» y que se desdoblan en múltiples roles durante el día, definió Juan Severino, codirector de la firma.

Arriesgar para ganar

Mutma (ex Mamut) salió al ruedo a fines de 2011 con una pequeña partida de seis pares; actualmente fabrica unos 2.000 por temporada, contó Sabrina Srur, directora de la empresa junto a Agustina Pereira y Alexia Berthelemy.

Luego de dedicarse a la producción de fotos para marcas, las socias decidieron probar suerte con los zapatos de diseño, un segmento donde encontraron un nicho atractivo. En dos años pasaron de compartir un local a tener dos tiendas entre Carrasco y Pocitos, además del shop online.

Agustina Quartino y su hermana Sofía son directoras de Telma, marca que nació en 2012. «Cuando empezamos estaban las clásicas zapaterías y nuestra idea era hacer algo de diseño, un poco más arriesgado a lo que había como oferta y de buena calidad», señaló Quartino.

A los zapatos, sumaron accesorios, mochilas y carteras. Telma hoy cuenta con dos locales y una tienda online. «Aumentamos las ventas, pero también tenemos más canales», aclaró su directora.

Bernadette surgió en 2011 como un proyecto de Agostina Porto, al que hace un par de años se integró su hermana, Valentina.

Porto empezó con un modelo de zapatos que funcionó comercialmente en Buenos Aires y eso la impulsó a dedicarse de lleno al calzado y los accesorios. «Ahora queremos abarcar un poco más, quizás mañana nos interesa hacer ropa. Está en los planes», adelantó.

Para montar la empresa, Porto invirtió de su bolsillo US$ 3.000. Comenzó vendiendo en su casa y, como la mayoría de estos emprendedores, al ver que el negocio tenía potencial se presentó en la Moweek —la semana de la moda de Montevideo— lo que les ha servido como vidriera. El año pasado las hermanas abrieron su local sobre la calle Luis de la Torre.

Rotunda surgió en 2013 de la mano de Sofía Rodríguez y Carolina Sosa como marca de indumentaria. Desde marzo pasado, añadió el diseño de zapatos.

«Veíamos que cuando solo vendíamos indumentaria había una buena oportunidad con el calzado, porque muchas mujeres compraban zapatos de diseño uruguayo por la calidad y el diseño», explicó Kevin Jakter, director ejecutivo de Rotunda.

En la primera experiencia, la marca ordenó una producción de 500 pares y vendió el 90%. Para la temporada de verano, el volumen se incrementará a 1.000 pares.
A partir de este crecimiento, Rotunda abrió un local en Pocitos y prevé lanzar su web en breve.

Luego de una experiencia laboral en China, Juan Severino y Sofía Gross decidieron volver a Uruguay para emprender con un producto del que se sintieran orgullosos y fabricado en el país. Con esa idea y unos US$ 10.000 de inversión, nació en 2013 la marca de zapatos y botas Cápita.

En poco más de un año, la empresa —con un local a medias con la boutique de cuero Zurra en Punta Carretas—, superó los 300 pares vendidos, contó Severino.

Orientales y chinos

El alto precio de estos zapatos de diseño es un sello distintivo. Los Telma cuestan en promedio unos $ 4.800; los Mutma entre $ 4.000 y $ 5.000; la marca Bernadette oscila entre $ 4.700 y $ 5.500; los de Rotunda van de $ 3.500 a $ 5.000 mientras que las botas de Cápita están en una franja de US$ 250 a US$ 275. Esta marca tiene sus precios dolarizados para acompañar las tendencias en los costos.

Detrás de los precios hay una ecuación que suma los altos costos de producción (la manufactura se terceriza con zapateros locales), el valor de los cueros y materias primas de excelente calidad, además del diseño y el packaging.

«El costo de producir es alto acá», resumió Quartino. Se estima que fabricar un zapato de diseño en Uruguay puede tener un costo hasta cinco veces superior al de confeccionar una prenda textil, confió una fuente del sector. Una producción mínima de calzado debería rondar los 300 pares para cubrir una demanda razonable, agregó el informante.

Pese a los vaivenes de estas variables, las empresas siguen básicamente fabricando en el país. Mutma varió un poco el esquema; en sus primeros tres años fabricó enteramente los modelos en Uruguay, pero el año pasado comenzó a hacer un 30% de su producción en China y Brasil. Este año, la orden subió al 50%.

«No es por un tema de precios, es un por tema de materiales», aclaró Srur, alegando por ejemplo la limitación en la oferta de cueros en la plaza local.

Al ubicarse en ese rango de precios, el público de estas marcas es selecto, también su competencia.

«Nosotras tenemos un negocio en el que el 20% de las clientas nos compra el 80% del producto que vendemos», estimó Srur. Y agregó que, probablemente, son las mismas compradoras que siguen a las demás marcas de la categoría.

De allí que los consultados coincidan en que su competencia es menos el calzado barato importado de China —que quizá capte al público aspiracional— que los productos que vienen de Brasil y los de las marcas de diseño uruguayas. Empero, la proliferación de este perfil de calzados en Uruguay no es una mala noticia; ha creado un nicho de negocio que antes no existía localmente.

De exportación

El próximo paso es la internacionalización. Varias marcas asisten a ferias de moda en el exterior; algunas con asesoría del instituto Uruguay XXI. Cápita ya obtuvo marca país «Uruguay Natural», lo que le provee financiamiento para exportar y «pelearla afuera».

La meta es acceder a mercados como EE.UU., Europa y la región, especialmente Chile y Paraguay donde no hay tanta oferta de moda a diferencia de Argentina, donde además de la saturación de marcas persisten las trabas para exportar. Entretanto, el canal online es una alternativa que tienen las marcas para llegar a consumidores finales, sobre todo en la región. En la corriente exportadora se destacó Mutma, que colocó 800 pares entre EE.UU. y Chile en 2014.

En el camino surgen barreras. Para Severino, un escollo es el desconocimiento que existe a veces sobre Uruguay, lo que lleva a potenciales interesados a ubicar el calzado nacional en un nivel «económico y regular». Para Porto, el problema se reparte entre el alto costo de los calzados y los contratiempos que surgen en los procesos de producción. Jakter recuerda que para exportar hay que disponer de recursos, y que no basta con negociar vía online. «A las grandes marcas les llegan mails todo el tiempo y no te prestan atención por un correo. Tenés que mostrar, viajar, moverte. Hay un trabajo de exhibición e inversión en el que tenés que focalizarte para poder vender», concluyó.

Fuente: El País