Emiliano Brancciari, Maia Castro, Braulio López, Hugo Fattoruso y Malena Muyala repasan su vínculo emocional con clásicos de Alfredo Zitarrosa

La figura de Alfredo Zitarrosa, el artista que hoy hubiera cumplido 85 años, excede la música. A esta altura no quedan dudas de que su repertorio, su voz profunda y melancólica, y su enorme capacidad para transmitir imágenes en apenas unas frases —“Como lazo mi amor te asujeta; / Cuanti’ más largo el lazo, / Más larga la ausencia”, canta en la bellísima “La Coyunda”— marcaron a unas cuantas generaciones.

Lo que permite que Zitarrosa se mantenga vigente tras más de tres décadas de su muerte está estrechamente relacionado con la conexión emocional entre sus oyentes y su música. Basta con que alguno escuche los acordes iniciales de “Pa´l que se va” para que se disparen imágenes de una radio portátil que sonaba en los sesenta; otros sienten un nudo en la garganta al recordar cómo “Adagio en mi país” retrataba a un Uruguay herido.

Es esa conexión la que logra que su repertorio adopte nuevos significados y se mantenga vivo. Para celebrar su 85º aniversario, El País habló con cinco músicos locales, que relataron su relación con una de las canciones del artista que dejó una huella indeleble en la música local.

«ZAMBA POR VOS» Emiliano Brancciari

Para el cantante de No Te Va Gustar, “Zamba por vos” representa un regreso a su niñez en Buenos Aires. “Se tocaba en las guitarreadas de mi casa”, relata a El País. “Tengo una familia mitad argentina y mitad uruguaya, y la música de Alfredo nos unía a mi familia materna. ‘Zamba por vos’ me lleva a esos momentos de alegría”.

Brancciari, que años más tarde la interpretó en el espectáculo Zitarrosa 80 en 2016, destaca la profundidad en la voz de Alfredo. “Es realmente penetrante y apasionante. Junto al tejido de guitarras te deja cautivo desde el primer minuto”. De cierta manera, se ve reflejado en la letra. “Me mata la frase: ‘Yo tuve un amor, / Lo dejé esperando, / Y cuando volví, / No lo conocí’. A todos nos ha pasado en algún momento. Es una canción perfecta”.

«ZAMBA POR VOS» Maia Castro

Al igual que Brancciari, la cantautora tiene una conexión especial con “Zamba por vos”. La traslada a su niñez, cuando se encerraba en el living de su casa a escuchar los vinilos de Zitarrosa que formaban parte de la discoteca de sus padres. “Su voz me conmueve hasta el día de hoy y es una canción que me emociona mucho cantar”, relata. Es por eso que la grabó en su disco debut, Maia Castro (2007). “En distintas imágenes va hablando del olvido y del desamor. Cada vez que la canto me meto muy para adentro para conectarme con la letra”.

«EL VIOLÍN DE BECHO» Braulio López

El histórico músico de Los Olimareños siente que “El violín de Becho” es la más representativa de la obra de Zitarrosa. Pero, más allá de la letra y de su voz, López se conecta con ese clásico porque tuvo el privilegio de escucharlo antes de que se editara. “Una vez fui a su casa para una reunión con otros músicos y Alfredo me dijo: ‘Mirá, Braulito, lo que estoy haciendo’. Prendió su grabadora a cinta y me hizo escucharla. Me pareció una maravilla”, recuerda.

Un tiempo después de haberse editado en Zitarrosa 4 (1969), López lo escuchó interpretándola en un festival de Piriápolis. “Todavía no tenía la aureola que llegaría después”, dice. “La canción y la historia me despiertan fibras muy íntimas, y me hacen sentir que tengo a Alfredo cantando cerca”.

«PA’L QUE SE VA» Hugo Fattoruso

El músico ganador del Grammy Latino a la Excelencia Musical no duda en destacar “Pa’l que se va”, uno de los mayores éxitos de Zitarrosa. “Es muy profundo lo que dice. Nos hace querer a todo lo nuestro: la familia, el zaguán, el cancel y hasta el timbre de la casa”, explica el artista que supo vivir unos cuantos años en Brasil y Estados Unidos. “Este hombre explica muy bien toda la situación con total elegancia. Es un capo”, asegura.

La conexión de Fattoruso con la obra de Alfredo está muy relacionada a su imagen en el escenario. “Es digno de admiración”, asegura. “La forma en que cantaba y las guitarras que lo acompañaban era una cosa fabulosa. Te pone la carne de gallina. Más uruguayo que eso no hay, ¿ta?”.

«MILONGA PARA UNA NIÑA» Malena Muyala

La cantautora y actual directora del Teatro Solís se conecta con la obra de Zitarrosa gracias a su experiencia en uno de sus recitales. Uruguay estaba saliendo de la dictadura y su madre la llevó al estadio de San José de Mayo junto a su hermano; tenía 13 años y fue el primer recital de su vida. “Yo nunca había vivido algo tan masivo”, recuerda. “Me llamó poderosamente la atención el bochinche de la gente, el ambiente del estadio y hasta ir con mi hermano a un carrito para comprar un choripán. Que mi madre nos dejara ir solos ya era demasiado; porque venía de un momento de cuidarnos mucho”.

De repente un silencio absoluto se adueñó del estadio. “Miré al escenario y vi a un señor parado y cantando ‘Milonga para un niña’. Me fui acercando y quedé parada frente al escenario, estática. Me fascinó”. Muyala tiene una imagen muy clara de la energía que Zitarrosa transmitía con su presencia: “Sentí como que estaba tendiendo hilos de luz para todos los que estaban ahí”.

Para la cantante, «Milonga para un niña» carga todavía con más significados. Además de haberla escuchando en vivo en aquel estadio de San José, la canción de Canta Zitarrosa sonaba seguido en el fondo de su casa. «Nosotros teníamos una casa grande, con un departamentito al fondo. Ahí vivía mi tío, que la gastaba escuchándola», recuerda. Y la frase «Puedo enseñarte a volar, pero no seguirte el vuelo» la acompañó durante toda su vida. «Me había quedado marcada desde chica y siempre me cuestionaba su significado. En casa, mi tío tenía como 15 teros a los que les cortaba las alas para que no volaran, entonces los miraba y meditaba un poco sobre esa frase».

A medida que pasaron los años logró desentrañarla. «Me di cuenta de que tenía que ver con la cuestión de la tradición y el legado oral. Esa frase también es parte de lo que Zitarrosa ha significado para nosotros: nos enseñó un camino, nos incitó a volar y, aunque no esté físicamente, su obra sigue», explica. Le llevó bastante tiempo, pero finalmente el 10 de marzo de 2016 cerró ese círculo que empezó a dibujar mientras veía a esos 15 teros tratando de tomar vuelo. Fernando Cabrera la invitó a participar del espectáculo Zitarrosa 80 en el Estadio Centenario y, sin saber la conexión de Muyala con la canción, le ofreció cantar «Milonga para una niña».

Cabrera estaba buscando a alguien que le pusiera su «impronta» y que la interpretara basándose en su «vivencia». Muyala era la persona ideal para el puesto. «Fue muy emotivo porque era la canción que me había acompañado durante toda mi vida», dice. «En ese momento me di cuenta de que Alfredo no me estaba siguiendo el vuelo, pero sí me había enseñado a volar». Aquella noche de marzo fue ella quien se encargó de tender «hilos de luz» a todos los presentes.

 

Fuente: El País