Esparcidos por la franja costera de Montevideo, Canelones y Maldonado pero también por el litoral y Rivera, un verdadero tesoro de edificios estilo barco hacen de Uruguay un polo de la arquitectura náutica, desconocido por muchos y elogiado por otros.

Por Ina Godoy
Entre los tesoros arquitectónicos de Montevideo, existe un estilo que se desarrolló con especial arraigo determinando un fenómeno que a veces se compara con otro reconocido mundialmente, como el de Miami Beach: el estilo náutico.

En el contexto de la crisis de 1930 en Estados Unidos, el devastado interés de los consumidores fue seducido por un notorio cambio de estilo en el diseño y la arquitectura. Las nuevas formas estuvieron motivadas por los avances tecnológicos, más específicamente los nuevos medios de transporte y la velocidad.

El futuro se materializaba en superficies diseñadas para ofrecer menos resistencia al aire y la estética aerodinámica conquistó primero el diseño de automóviles, trenes, aviones, transatlánticos y no tardó en aplicarse incluso a objetos que no requerían aerodinamismo, como electrodomésticos, muebles y hasta sacapuntas.

Fueron las formas higiénicas y funcionales de los transatlánticos –verdaderos hoteles flotantes– las que se aproximaban más a las condiciones de uso de un edificio en tierra y fueron las que más cautivaron a los arquitectos de la época, afirma Juan Pedro Margenat, autor de Barcos de ladrillo. Arquitectura de referentes náuticos en Uruguay, editado en 2001.

Fuente: El Observador