La química uruguaya Vanesa Rostán fue una de las ganadoras ayer de la Hackatón de Divulgación Científica e Innovación, que se celebró en Punta Arenas, al extremo sur de Chile, con el proyecto llamado «Del mono al logo», que busca crear un festival latinoamericano de monólogos científicos sobre laboratorios naturales.

«La idea es que con humor se puedan divulgar y dar a conocer los laboratorios naturales, que cada uno pueda apropiarse del laboratorio natural en su propio país», explicó Rostán a Efe.

El objetivo, señaló, es establecer una «red de monologuistas» latinoamericanos que puedan participar en eventos relacionados con la divulgación científica.

Rostán tuvo que presentar su idea durante un minuto junto a otros 20 personas que se postulaban al concurso. El lunes se seleccionaron los seis proyectos finalistas y los jóvenes trabajaron en equipo durante las últimas 24 horas en el desarrollo de la idea.

Luego, Rostán hizo una nueva presentación que duró ocho minutos en la que le contó al jurado cuál es el objetivo que se plantea su proyecto. A su vez, contó cuán desarrollado está en Uruguay y por qué es importante tener nuevas estrategias en la comunicación de la ciencia.

La idea de la uruguaya, junto a una idea de Chile y otra de Argentina, recibirá financiación y apoyo para su ejecución del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), uno de los organizadores del evento junto con el Consejo Nacional de Innovación para el Desarrollo (CNID) y el Gobierno Regional de Magallanes y la Antártica Chilena.

El encuentro, en el que participaron jóvenes emprendedores de siete países suramericanos, tiene como objetivo estimular la generación de proyectos innovadores de divulgación de los conocimientos para plasmar y difundir el concepto de laboratorios naturales que abundan en la Patagonia y la Antártida.

La red uruguaya

Rostán fue la representante de Bardo Científico, un grupo de 12 uruguayos vinculados a la ciencia, que buscan acercar los conocimientos a través del humor.

El grupo está integrado por matemáticos, biólogos, antropólogos, docentes en ciencias y químicos de todas las edades.

El proyecto comenzó hace poco más de un año que busca complementar las carreras de investigación y la ciencia.

Ana Inés Zambrana, una de las integrantes de esta agrupación, comentó a El País que el cometido es la divulgación, mediante un lenguaje sencillo pero con rigor científico de los conocimientos de la ciencia.

Su última presentación fue en la Noche de los Museos de Montevideo, aunque también han participado de ferias de ciencias en centros educativos públicos y privados, en congresos.

En noviembre, el grupo les mostró la idea a escuelas de tiempo completo. «Les interesó la herramienta para la educación», comentó Zambrana. Y los docentes se mostraron interesados en aplicarlo para preparar distintos temas y que no solo hagan una exposición oral «con un póster o una maqueta». «La idea es que sepan verbalizar algunas cosas que no salen con facilidad. El monólogo científico tiene mil funciones», añadió Zambrana.

El único espectáculo que tienen creado como grupo es Feminicencias, que busca destacar los aportes científicos de mujeres del pasado y del presente.

Lo hacen de manera esporádica, según la persona o institución que lo pida. «A la gente le encanta porque es un enfoque de mirar la ciencia desde el lado de la mujer», comentó Zambrana.

También lo llevaron a cabo en una «editatón», una jornada maratónica en la que se invitó a uruguayos a crear biografías de Wikipedia de mujeres científicas y expertas en tecnologías del país.

Una idea española

La idea que influyó en Bardo fue la de los españoles que crearon The Big Van Theory, quienes con sus espectáculos han llegado a más de 200.000 personas en sus disertaciones científicas devenidas en show artísticos desde 2013.

En septiembre estuvieron en Uruguay para capacitar y dar mejores herramientas a los científicos uruguayos interesados en esta nueva de comunicación. También brindaron algunos espectáculos en boliches montevideanos.

Además de esta capacitación, este grupo español llegó al Science Slam Festival, un concurso que premió a los mejores monologuistas científicos del país.

En una entrevista brindada a El País en septiembre, para dar un monólogo de estas características, tienen algunas pautas. La máxima es el rigor científico. «Para nosotros es irrenunciable», admite Eduardo Sánez de Cabezón, uno de los mentores de esta iniciativa. Es decir, en la jerarquía de temas que ofrecen en un monólogo, el lugar de mayor importancia lo ocupa el contenido. «La estructura narrativa que ofrecemos está al servicio de ese contenido. Lo que no hacemos es por atraer al público renunciar al rigor científico, nos traicionaríamos», agrega.

Fuente: El País – Foto: Montevideo Portal