Con los visitantes de Brasil como grandes aliados, las bodegas uruguayas buscan hacer crecer los tours por sus establecimientos.

Con el impulso del visitante brasileño, pero con la intención de seducir cada vez más al público local y al de otras latitudes, el turismo enológico crece en Uruguay y busca satisfacer las demandas de los interesados en la cultura del vino mediante la prestación de nuevos servicios, donde se destaca la posibilidad de alojar a los visitantes en posadas y hoteles propios, lo que ya comenzó a ser explorado por algunas firmas del ramo.

Casi 30 bodegas en el país explotan el turismo enológico, pero solo 15 de ellas integran la Asociación de Turismo Enológico del Uruguay (ATEU), una organización conocida también como Los Caminos del Vino, que desarrolla actividades y diseña estrategias para impulsar la actividad. También hay establecimientos agropecuarios que tienen viñedos y que ofrecen paseos y degustaciones de bebidas, entre otros servicios, aunque la producción de sus vinos se realiza en otras empresas.

El presidente de ATEU, Wilson Torres, dijo a Café & Negocios que entre 35 mil y 40 mil personas participaron en 2014 de distintas actividades de las bodegas afiliadas, ya fuera en visitas guiadas y degustaciones o en jornadas especiales en las que se promueven las distintas cepas de vino que se producen en el país.

Torres, que además es gerente de Turismo y Eventos del Establecimiento Juanicó, sostuvo que ha crecido la actividad, y que para 2015 se aguarda un incremento de, por lo menos, 15% en la cantidad de personas que visitan las bodegas. El crecimiento vendría de la mano, principalmente, del visitante brasileño, que tiene más capacidad adquisitiva que el turista local y que cuenta con más facilidad para trasladar mercadería a su país frente al visitante de otras regiones.

En 2013, el 44% de los turistas extranjeros que visitaba Establecimiento Juanicó provenía del país norteño. En 2014 ese guarismo pasó a ser del 88%. “El público que invierte más es el brasileño porque contrata productos más caros y después se lleva vinos”, afirmó Torres.

En el mismo sentido se pronunció Cristina Santoro, responsable de Exportación y Marketing de Bodega Bouza: “Los que más gastan son los brasileños. El gasto mayor lo hacen en la compra de vinos, tanto en consumo de restaurante como en compras en boutique”.

En Bodegas Carrau, una de sus responsables, Margarita Carrau, explicó que en el establecimiento de Montevideo se recibe una cantidad importante de turistas norteños, pero también de Estados Unidos y Europa, que llegan al local en busca de conocer más de los vinos tradicionales uruguayos.

Al igual que otros empresarios del sector, Carrau sostuvo que si bien se promueve esta bebida nacional en Argentina y el turismo enológico en suelo uruguayo, el ciudadano de ese país es “muy nacionalista con el vino” y ello hace que sea difícil que desde el vecino país se apalanque el desarrollo de esta industria.

Hospedajes

La mayoría de las bodegas que explotan el turismo enológico están ubicadas en Montevideo y Canelones, aunque también las hay en Colonia, Maldonado, Salto y Rivera. La mayoría de ellas no ofrece al turista la posibilidad de alojarse, especialmente a raíz de su cercanía con Montevideo, aunque esta tendencia se romperá en el futuro de la mano de proyectos hoteleros de los propios establecimientos, aunque serían de poca envergadura.

El vicepresidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura (Inavi) y responsable de Bodegas Marichal, Juan Andrés Marichal, explicó que la cercanía de las bodegas del sur del país respecto a Montevideo motiva que el turista se aloje en los hoteles de la ciudad y que por el día se traslade a los establecimientos para realizar las recorridas y participar de las actividades.

Marichal afirmó que su establecimiento incursionará en el hospedaje al turista interesado en el vino “en el largo plazo”, un servicio que también anexará Bodega Bouza: “Es uno de los proyectos de las bodegas a largo plazo: agregar hospedaje a lo que ya ofrecemos. Algunos visitantes nos consultan solicitando la opción de hospedarse”, explicó Santoro.

La iniciativa también prosperará en Bodega Garzón, ubicada en Maldonado y que forma parte del emprendimiento Agroland del empresario argentino Alejandro Bulgheroni. Por su parte, Carrau afirmó que el establecimiento de Rivera trabajaba tiempo atrás con hospedaje propio dada la cantidad elevada de turistas que llegaban de la zona fronteriza con Brasil, pero que en la actualidad no se ofrece ese servicio pese a que “se ve una demanda”.

En tanto, la bodega Narbona, ubicada en la zona de Carmelo, cuenta con cinco habitaciones que explota bajo el patrocinio de Relais & Chateaux, una marca francesa de hoteles boutique y restaurantes de lujo.

El propietario del lugar, Eduardo Cantón, sostuvo que “el perfil de visitante es el turista extranjero que busca algo de categoría, tomar buenos vinos, probar productos artesanales y no cosas masivas”. Unas 2.000 personas participaron en 2014 de los paquetes de degustación de bebidas y productos lácteos que ofrece, a lo que se suma la posibilidad de pernoctar en algunas de las habitaciones.

“La actividad creció muchísimo y somos muy optimistas para el futuro. Se espera que la cantidad de visitantes crezca 30% de 2014 a 2015”, dijo. Narbona cuenta con un restaurante y una tienda en Punta del Este, donde ofrece los vinos y los productos artesanales que se pueden consumir en el establecimiento de Carmelo. Al frente de ese local está el chef francés Jean-Paul Bondoux. Según Cantón, allí también se piensa abrir un pequeño lugar donde alojar turistas.

En la misma zona del departamento de Colonia funciona desde el 1o de marzo de 2013 el emprendimiento llamado Campotinto. El responsable de la compañía, Diego Vigano, indicó que se ofrece la degustación de vinos propios y de bodegas de la zona así como visitas a los establecimientos cercanos y alojamiento en cuatro habitaciones y en una “carpa de lujo” que fue traída especialmente desde Sudáfrica.

La demanda por hospedarse en el lugar creció a tal punto que de 2013 a 2014 crecieron los usuarios en 35%, dijo. La meta para 2015 es que se albergue en el lugar 30% más de personas. En un futuro piensa extenderse el número de habitaciones a 10 o 15, pero no hay una fecha concreta de ejecución del proyecto.

“Nos estamos preparando para un turismo de mejor nivel, más exigente, que quiere disfrutar dos o tres días en un lugar”, aseguró Vigano, quien explicó que el 40% de los visitantes son argentinos, 20% uruguayos, 10% brasileños y 30% de otros países.

Impulso

Por primera vez, Uruguay será sede en setiembre de este año del Congreso Latinoamericano del Enoturismo. Torres y Marichal opinaron que esta actividad permitirá la promoción del país como destino y como país productor de vinos de calidad. Participarán expositores de Estados Unidos, Francia y España, entre otras naciones. Para Torres, Uruguay tiene potencial de colocarse al nivel de Argentina y Chile en la elaboración de esta bebida a tal punto que podría promoverse de manera conjunta “una ruta sudamericana del vino”.

Los operadores consultados señalaron que es en verano cuando más se trabaja, en línea con otros emprendimientos turísticos, pero en ATEU se promueven actividades durante todo el año. En marzo se desarrolla la Fiesta de la Vendimia, cuando se invita a participar de la cosecha en el día o la noche.

En junio se celebra el Festival del Tannat y el Cordero, que combina la ingesta de vino con el de un alimento tradicional de Uruguay, en agosto el Festival de la Poda y la Cocina Criolla y en noviembre el Festival del Vino y las Artes.

En 2014, esta última festividad fue sustituida porque Uruguay se convirtió en el primer país del continente sudamericano en adherir al Día del Enoturismo que organiza la Red Europea de las Ciudades de Vino. Desde entonces, todos los segundos fines de semana de noviembre las bodegas adherirán a las actividades que allí se promuevan.

Al igual que el resto de las festividades, la iniciativa busca promocionar y valorizar los productos enoturísticos de Uruguay y Europa, así como las propiedades del vino. Además, el Inavi constituyó la Mesa de Competitividad, en la que participan productores de vino bodegueros y exportadores para trazar estrategias que impulsen la venta de las bebidas y el turismo vinculado al vino.

Fuente: El Observador