El Programa En los piecitos del otro será aplicado en escuelas para colaborar en la inclusión de extranjeros.

Una vez hicimos una cartelera con dibujos de personas de diferente color de piel y nos explicaron que todos éramos iguales, que no importaba el color», cuenta Anamaría a El Observador, cuando se le pregunta qué tipo de actividades realizan en el programa «En los piecitos del otro» del Museo de las Migraciones (Mumi).

Anamaría tiene 11 años, es colombiana, pero desde hace un año vive en Montevideo, junto con sus padres y su hermano de seis años, también colombianos. Antes de llegar al Río de la Plata, vivieron cinco años en Chile.

«Dejamos Colombia por trabajo, pero también por tranquilidad», comenta Carmen, la mamá de Anamaría.
El programa «En los piecitos del otro» es una iniciativa del Mumi que busca acompañar el proceso de integración del niño que llega desde el extranjero.

«Es un proceso de adaptación. Se trata de ayudar a ese niño a ponerse en el lugar de sus pares uruguayos y a los uruguayos a ponerse en el lugar del distinto», explicó a El Observador Irene Cabrera, directora del museo.

La idea surgió al constatar la cantidad de inmigrantes que habitan en la Ciudad Vieja, barrio donde se ubica el museo. «Históricamente Ciudad Vieja fue un barrio de acogida para migrantes y lo sigue siendo.
Hay muchas pensiones. Antes eran migrantes europeos que llegaban al puerto. Hoy el perfil del migrante es otro: son más bien latinoamericanos y africanos», dijo Cabrera.

El programa nació en 2014 y para entonces el museo realizó un sondeo sobre los niños migrantes que había en Ciudad Vieja. «Allí descubrimos que en la mayoría de los grupos escolares del barrio había un porcentaje de niños provenientes de otros países», señaló. Por esta razón, comenzaron a trabajar con escuelas de la zona, a partir de una propuesta enfocada en la multiculturalidad e interculturalidad.

Personal y voluntarios del museo concurren a las escuelas y trabajan con los niños a través de talleres y de juegos. «Buscamos acompañar el proceso de integración del niño que viene del exterior, con su idioma, su cultura y su impronta, con otros niños de otra cultura y otro idioma», manifestó la directora del Mumi.

El proceso de integración que promueve el Mumi no intenta superponer una cultura sobre la otra.
«Es cuestión de convivir», expresó Cabrera. «Proponemos una integración basada en aceptarnos, fortaleciendo la cultura del otro niño, del distinto, para que no la pierda, pero a su vez tampoco se sienta diferente», explicó. A partir de este abordaje, el programa intenta también llegar a su familia.

Los primeros talleres se realizan en la propia escuela. El programa incluye también visitas al museo. Muchos de los voluntarios que trabajan en el programa son migrantes. Esto es una fortaleza porque los habilita a trabajar con los niños desde su propia experiencia.

Según manifestó Cabrera, han participado migrantes congoleños, venezolanos, de Estados Unidos, entre otros. También han sido parte uruguayos retornados, después de mucho tiempo.
Más allá de esto, por una cuestión de recursos, la capacidad del programa es «muy limitada» y las escuelas que participan son seleccionadas con anticipación. Actualmente, el programa se financia con el presupuesto del museo, que proviene de la Intendencia de Montevideo, y con apoyos empresariales.

Además, cuenta con el trabajo honorario de los voluntarios.
No obstante, los esfuerzos han permitido llevar el programa a alguna otra escuela fuera de la Ciudad Vieja.
«Con el tiempo vimos que este fenómeno no solo se daba en la Ciudad Vieja, sino en distintos barrios y centros educativos, tanto públicos como privados», contó la directora del Mumi.
En este sentido, expresó que en la zona este (Pocitos y Punta Gorda) también hay muchos niños migrantes, pero con otro perfil socioeconómico. La mayoría de estos asisten a colegios privados, señaló.

Premios y reconocimientos
En 2015 el programa «En los piecitos del otro» ganó una mención de honor en excelencia educativa en la convocatoria de Ibermuseos, una iniciativa de cooperación e integración de los países iberoamericanos para el fomento y la articulación de políticas públicas para el área de museos.

En tanto, en 2016 fue premiado en el concurso Maleta abierta del programa Iber Rutas, un programa de fortalecimiento de rutas de derechos e interculturalidad en la migración iberamericana.
Cabrera señaló que, con este premio que implica un fondo económico, el museo tratará de ampliar y dar continuidad al programa.

Aumentan los pedidos de residencia
Días atrás El Observador informó sobre la realidad de los niños migrantes en las escuelas públicas de Montevideo. En muchas de ellas, el flujo migratorio ha obligado a las maestras a desplegar estrategias de enseñanza para niños de otros países con idiomas diferentes. Un informe elaborado por la Facultad de Ciencias Sociales en convenio con el Ministerio de Desarrollo Social, de marzo de 2017, denominado Caracterización de las nuevas corrientes migratorias en Uruguay señala que entre los años 2000 y 2014 se otorgaron 34.040 residencias a ciudadanos extranjeros, de las cuales un 60% fueron concedidas entre 2009 y 2014. En tanto, entre 2011 y 2014 la llegada de venezolanos y dominicanos tuvo un crecimiento exponencial, señala el estudio.

Fuente: El Observador