Desde hace un mes funciona en internet una plataforma que promueve la lectura y el intercambio cultural.

En medio del furor que desencadenó el juego de realidad aumentada Pókemon Go en todo el mundo y la cantidad de críticas a la aplicación y su uso, una maestra en una ciudad de Bélgica decidió aprovechar todo ese alboroto para fomentar la lectura en sus alumnos. La docente entendió que, más allá de los personajes, lo que realmente atrapó a los usuarios de la aplicación fue la motivación de salir a buscar y saber que existían posibilidades de verdaderamente encontrarse con algo allá afuera. Fue entonces que, tomando la idea del juego como base, les propuso a sus alumnos generar su propia red de cacería de libros.

La consigna era sencilla: todos en la clase deberían esconder en algún punto de la ciudad un libro que estuviese identificado con una etiqueta que indicara que pertenecía a esta red, envolverlo con nailon para evitar que se estropeara, tomarle una foto y enviarla junto con algunas pistas de su ubicación a la maestra. Al otro día en la clase, ella repartiría las pistas y los niños deberían salir a la caza de los libros. Luego el ciclo se repetiría hasta que todos en la clase leyeran.

Su propuesta fue recibida con mucha aceptación, no solo en el aula sino que en toda la comunidad educativa. Rápidamente, la historia de la maestra que había conseguido que sus alumnos pasaran de cazar pokemones a ir tras libros escondidos, despertó el interés de la prensa. Varios medios internacionales de renombre levantaron la noticia y esta fue replicada en varios blogs y sitios de tecnología y cultura.

Hace un mes, la noticia llegó desde Bélgica hasta el muro de Facebook de Nicolás Sequeira Terra, un joven de 26 años que estudia comunicación y trabaja en una agencia de publicidad en Montevideo. Sequeira, creyendo que la idea podía llegar a tener algún tipo de aplicación en Uruguay, compartió la nota con sus amigos Darío Mantel y Agustina Racchi. Ambos, entusiasmados con la propuesta, le insistieron a Sequeira y, esa misma noche, los tres estaban abriendo la página de Facebook Cacería de Libros Montevideo.

«La propuesta nos encantó. Me parece que, por todos lados, está lleno de ideas buenísimas que felicitamos y aplaudimos pero que no las replicamos en nuestros propios círculos o nuestras ciudades. Gracias a las redes sociales está muy a la mano poder hacer este tipo de cosas», explicó Sequeira a El Observador.

La página ya tiene más de 2.000 seguidores y se han escondido y encontrado en diferentes puntos de Montevideo más de 15 libros. El sistema funciona igual que en la clase de la maestra en Bélgica: un usuario esconde su libro con una etiqueta que lo identifique como parte de la Cacería de Libros, le toma una foto y se la manda a los administradores de la página, que la suben al perfil junto con su ubicación. Luego, la persona que encuentra el libro comparte una foto y declara que lo encontró. Una vez que lo termina, lo ideal es volver a esconderlo en otro lado y publicarlo también en la red social.

Reinventar un clásico en redes

No es la primera vez que en Uruguay se da una iniciativa de este estilo. Su antecedente más directo data de julio de 2011, cuando la página Libros Libres Uruguay convocó un día para dejar libros en lugares de la ciudad con el fin de que otros los aprovechen, en honor a Onetti. Se estima que más de 17 mil uruguayos participaron del evento aquella jornada.

Lo que no te mata te hace más fuerte, el cuarto libro de la saga Millenium, en Gonzalo Ramírez y Yaro;Las flores del mal de Charles Baudelaire, en la inmediaciones del World Trade Center; y La apelación de John Grisham, en la plaza de los Treinta y Tres, son algunos de los títulos que han sido esparcidos por la ciudad y reportados en Facebook en los últimos días.

«Decidimos abrir la página porque creemos que puede aportarle algo diferente a la sociedad. Es una suerte de experimento social en el que invitamos a las personas a despojarse de algo material y a su vez a animarse a juntar algo útil que está en la calle y es gratis», contó su creador. Y agregó que, hasta el momento, la iniciativa no tiene un fin comercial, sino que se trata simplemente de «promover cultura».

Por ahora, Sequeira y sus amigos tienen ganas de seguir motivando a las personas en Facebook a compartir y esconder libros. También esperan poder expandir la movida a otras redes sociales y no se cierran a la posibilidad de que, en un futuro, puedan sumar al movimiento otros objetos, como discos, fotografías o casetes. «Apelamos a la interacción cultural a través de objetos que nos alejen un poco del monstruo tecnológico», concluyó.

La práctica del bookcrossing

Si bien la iniciativa de Cacería de libros Montevideo es original en el contexto de las nuevas tecnologías, la práctica de intercambiar libros es históricamente conocida como el bookcrossing. La idea se gestó en 2001 con el nacimiento de un sitio web en el que las personas debían registrar los libros que iban encontrado sin importar en qué parte del mundo lo hicieran. Desde entonces han circulado más de 8 millones de ejemplares por todo el mundo. El sitio en español –que hoy está bastante desactualizado– explica que el bookcrossing trabaja con tres pilares: leer, registrar y liberar.

Otra práctica de intercambio de libros conocida se da en hostels de diferentes partes del mundo con bibliotecas que se actualizan constantemente gracias a que los viajeros que se alojan allí toman un libro pero dejan otro que ya han leído y continúan con sus recorridos. Así, los libros dan la vuelta al mundo.

Fuente: El Observador