El ganadero, Marcelo Devoto, armó un sistema de distribución, mediante cañerías, que transporta el agua a 14 bebederos en 240 hectáreas

Cuando el reclamo de ayudas por la sequía instalada en buena parte del país es la norma, un productor agrícola ganadero próximo a la ciudad de Durazno logra sortear las dificultades del déficit hídrico acumulado gracias a que instaló un sistema de alumbramiento y distribución de agua, priorizando la actitud preventiva, habiendo puesto en marcha una inversión de más de US$ 20.000 con un 35% subsidiado y la aplicación de mucho ingenio y, sobre todo, mucho esfuerzo.

Marcelo Devoto, un ingeniero agrónomo de 42 años, se mostró orgulloso cuando el pasado viernes trasmitió a un grupo de visitantes la experiencia que lleva a cabo en su establecimiento, ubicado en paraje Caballero, a 45 kms de la capital departamental. Allí armó un sistema que le ha permitido obtener agua para dar de beber a un rodeo de 480 animales.

Se mostró convencido del acierto de sus decisiones, cuando presentó su establecimiento al ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Enzo Benech, y a un grupo de técnicos interesados en conocer ese sistema.

El disparador del mismo fue aprovechar un plan que en 2011 ofreció el MGAP financiando proyectos de riego con un tope de US$ 14.000 con el 50% no retornable.

Emprendedor
Devoto, casado, con tres hijos, estaba resolviendo en aquel momento las bases para un futuro más promisorio. Dispone de una superficie de 388 hectáreas, que habían sido compradas en 1992 como un puesto de estancia por su padre, Reclus Jorge Devoto. Su padre falleció en 2004, hubo una división y se quedó con esa parte del establecimiento.

Desde 2005 la trabajó en forma personal y en 2014 compró las partes que correspondían al resto de su familia, comentó. Con su esposa, la veterinaria Verónica Martucci, lleva a cabo ahora una explotación focalizada en la cría vacuna, en 240 hectáreas, donde ha llevado el agua a 14 de las 15 subdivisiones que tiene en el predio.

Solución estructural

El predio contaba inicialmente con un manantial ubicado en la parte lindera a la carretera y un molino junto a las casas, que no suministran el agua en forma suficiente y no permitía llegar con el recurso a todos los potreros.

No se trata de un establecimiento de punta, pero tiene un valor importante: haber podido resolver un problema estructural de agua, que durante los últimos tres años le llevó mucho trabajo e ingenio. «Se ha demostrado en estos años que sirve», contó Devoto.

Agricultura ocasional
Además de la cría, en el resto del campo que totaliza las 388 hectáreas citadas, hace agricultura aunque en forma ocasional. Las chacras están destinadas en principio para hacer verdeos, pero a veces por coyuntura de precios es bueno hacer una combinación, por ejemplo con soja.

Con el sistema anterior había problemas de vientos insuficientes para que el molino accione. En la seca de 2009 «nos agarró con novillos prontos para enviar a frigorífico sin agua y la pasamos muy mal».

Se hizo otro molino junto al pozo a la entrada del establecimiento, pero se seguía con limitantes. Finalmente el programa de ayuda que lanzó el MGAP en 2011 le brindó la posibilidad a Devoto de hacer un pozo de 46 metros contiguo al manantial, hacer la distribución de caños e instalar 14 bebederos para las 15 subdivisiones del establecimiento.

Buen desempeño
El ministro Benech, tras conocer esta experiencia, elogió el trabajo de Devoto, que en una zona donde hay un déficit importante de agua «siendo precavido y trabajando durante varios años, no gastando mucha plata y no teniendo un pozo de grandes dimensiones, logra un buen desempeño productivo.

La inversión no es grande. Hoy con esta infraestructura puede programar su producción y tener agua en la casa, gracias a su esfuerzo, ingenio y algún apoyo del MGAP, lo cual le ha permitido armar este valioso proyecto.

Construyó hasta los bebederos de hormigón
Hoy un bebedero de 500 litros tiene un costo superior a US$ 300, pero Marcelo Devoto se fabricó uno de más de 3.000 litros y le salió mucho menos. «Pero hay que hacerlo, hay que ponerle mucho trabajo y perder el miedo a hacer cosas no agropecuarias, como hacer hormigón y hacer un bebedero», sostuvo el productor.

Admitió que sin dudas es una inversión rentable porque «toda inversión estructural es rentable». Y «es para hacer viable un área que directamente no contaba con fuente de agua, afirmó. «Acá hay agua en todos los potreros y eso no es poca cosa», sostuvo.

Precisamente, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, junto a otras instituciones, analiza lanzar próximamente un plan similar al que aprovechó Devoto.

La idea es que sea utilizado por otros productores, sobre todo con la actitud que puso de manifiesto este productor para llevar adelante su emprendimiento. Por mencionar otro aspecto, trabaja con un dependiente y se dedica a la categoría de cría. Hizo novillos pesados, luego hizo recría de vaquillonas y ahora vende terneros.

Las últimas vaquillonas no se vendieron y las dejó para ponerlas en cría. Su próximo desafío contempla que «es más negocio bajar la carga de animales por hectárea que darle ración a los animales».

Un sistema económico
El sistema implementado por el productor Marcelo Devoto en su establecimiento en Durazno es de bajo costo. Por ejemplo, hizo referencia al consumo de energía eléctrica por el cual UTE le factura alrededor de $ 2.000 mensuales. Hay que tener en cuenta que trabaja con una bomba chica, de un caballo de fuerza. Eso es posible debido a las válvulas de retención y de un pulmón de aire con el que cuenta el sistema junto a los tanques para la distribución del agua, explicó el productor.

Los milímetros testigos
Las lluvias en noviembre de 2017 en el predio de Marcelo Devoto fueron solo 13 milímetros (mm), en diciembre 30 mm, en enero no llovió y en febrero fueron por 15 mm. Aún con lluvias insuficientes el ganado tuvo buen nivel de agua en cantidad y calidad en los 14 bebederos instalados que son alimentados por dos tanques australianos, uno de 14 mil litros y otro de 22 mil litros.

Fuente: El Observador