Desde la apertura del primer espacio en 2014, esta forma de trabajo se asentó entre emprendedores y freelancers.
El término coworking (espacio de trabajo compartido) comenzó a escucharse a fines de la década de 1990 en países desarrollados, pero en 2005 recibió un impulso cuando Brad Neuberg, un ingeniero de la compañía Dropbox, creó el primer espacio de este tipo en San Francisco, California.
En Uruguay, el primero se inauguró en abril de 2014 –fue Sinergia Cowork en Palermo–, al que le siguieron otras aperturas, acompañadas por el auge del emprendedurismo y la tendencia de «ser tu propio jefe». Los seis coworks que funcionan hoy en el país, con diferentes estilos, ubicaciones y maneras de trabajo, buscan conquistar a un público a quien le sirve trabajar con otros de forma colaborativa.
¿Hay espacio para más coworks en Montevideo? La respuesta es afirmativa para los encargados de cinco de los seis coworks locales.
«La gente ya no va a la oficina y este tipo de trabajo es ideal para los millennials», expuso la encargada de Sinergia Palermo, Alejandra García. Este emprendimiento cuenta además con un cowork en Carrasco, en febrero inaugurará Sinergia Design (específico para diseñadores) en Tres Cruces y para el próximo año se espera que inaugure otro en World Trade Center.
La tendencia, según García, será la de abrir espacios específicos según áreas que requieran esta modalidad de trabajo. «(El trabajo freelance) va a dar para mucho más y las oficinas cada vez se utilizarán menos», auguró.
Esta especialización fue la que llevó a que Sinergia abriera Sinergia Tech en conjunto con The Electric Factory. Según el director ejecutivo del espacio, Maximiliano Pérez, el auge de la robótica, la electrónica y el hardware integrado con software –con iniciativas gubernamentales que lo acompañan– ha generado un interés mayor en los emprendedores y freelancers por utilizar el equipamiento de punta que ofrece lugar.
La moda de emprender
Las incubadoras que apoyan a los emprendedores en las etapas iniciales tienen su espacio de cowork de cabecera en el que se instalan los incubados. La idea que prima es que, cuanto más emprendedores haya, más espacios de coworks se necesitarán. «Hay incentivos por emprender», dice el director de Co-Work Latam Montevideo, Mario Sánchez.
Un negocio paralelo al cowork –que subsiste por la rentabilidad económica de administrar el lugar– es la inversión ángel en emprendimientos instalados en los espacios de trabajo compartido. Esto es lo que sucede en Co-Work Latam, ya que algunos de los socios son inversores de emprendimientos incubados en Da Vinci –instalada en ese espacio–. «Vemos el esfuerzo del emprendedor y cómo ha crecido, por estar en contacto con ellos, y es un negocio aparte», resumió Sánchez.
Muchas organizaciones también deciden instalarse en espacios de cowork, ya que los costos fijos y el mantenimiento del lugar están cubiertos, algo que no pasaría si trabajan en una oficina privada.
En Espacio Serratosa está instalada la Organización de Mujeres Empresarias (OMEU) y los Fondos de Incentivo Cultural del MEC, entre otras. Según la encargada de Comunicación de Serratosa, María Eugenia Gallero, es positivo tener una oferta de organizaciones. «Nos inquietó que no fuera solo un cowork para startups, sino que sea inclusivo para otros emprendimientos artísticos y culturales», sintetizó.
Aunque en dos años abrieron seis coworks en Montevideo, según Gallero, en Uruguay «estamos en pañales respecto al resto del mundo». El concepto de cowork aún no se terminó de instalar para profesiones como abogados, contadores y gestores, que aunque hay casos aislados de profesionales que trabajan de forma colaborativa, el mayor foco está puesto en startups y profesiones más «modernas», como desarrolladores de software y diseñadores.
«Estamos en un intermedio en la tendencia de los coworks. Los trabajos remotos y freelance aún no terminan de desarrollarse». María Eugenia Gallero, encargada de comunicación de Espacio Serratosa.
Según la socia anfitriona de YouHub, Magdalena Pereira, la generación de vínculos entre emprendedores y freelance es «el mayor beneficio de estos espacios». En el caso de este cowork y de Espacio Serratosa, las salas de eventos se convirtieron en lo más rentable, algo que modificó el foco del negocio.
Fuente: El Observador