El músico recibirá esta noche el Grammy Latino a la Excelencia Musical y ofrecemos un repaso de la importancia de su obra; además Fito Páez, Fernando Cabrera y Laura Canoura hablan sobre su música

Esta noche, Hugo Fattoruso recibirá en Las Vegas el Grammy a la Excelencia Musical de la Academia Latina de la Grabación. También se lo darán a Eva Ayllón, Joan Baez, José Cid, Lupita D’Alessio, Pimpinela, Omara Portuondo y “El Puma” Rodríguez. El reconocimiento al músico uruguayo de 76 años es todo un acontecimiento para una carrera llena de prestigio. En El País, elegimos cuatro razones por las que este reconocimiento a Fattoruso es más que merecido.

Tal vez para el público general, Los Shakers no sean mucho más que “Break It All” y una copia uruguaya de The Beatles. Pero la banda dejó una huella en la música rioplatense. Lo que había empezado como un juego adolescente de imitar a sus ídolos, terminó marcando el inicio del rock en Uruguay.

Con su primer disco, Los Shakers (1965), lograron ponerse al nivel de The Beatles gracias a sus excelentes armonías vocales y el sonido grupal. Pero el verdadero valor llegaría un año después con Shakers For You, donde empezaron a entrelazar la influencia beatle con elementos locales. Así, “Never, Never” incluye elementos del samba. Luego, en La conferencia secreta del Toto’s Bar —un disco de culto para músicos argentinos y uruguayos— se incluye un candombe (“Candombe”) y una canción con bandoneón (“Más largo que el ciruela”), un sonido que inspiraría a «Laura va», de la banda argentina Almendra.

Hay una larga lista de músicos que citan a Los Shakers como influencia directa. Entre ellos están Luis Alberto Spinetta, Charly García, Andrés Calamaro, Fito Páez, Litto Nebbia, Fernando Cabrera, Jaime Roos y Ruben Rada.

Ya que mencionamos a Spinetta, en una columna escrita para La Nación, el guitarrista explicaba cómo lo marcó haber escuchado la psicodélica «I Hope You Like It 042». «Lo fui a escuchar a una cabina de la casa Frávega, en Cabildo y Mendoza, a la salida del colegio. Era un disco de vinilo simple, un single. Yo lo escuché entero, cuando terminó empecé a temblar, me puse rojo de la emoción, los auriculares se quedaron pegados a mi cabeza», escribió.

«Me solté la corbata, salí abruptamente de la cabina, devolví el disco que, obviamente, no podía comprar, y me fui casi corriendo hasta Arribeños. La conmoción de haber sentido todo eso, de tener la mínima conciencia de lo que significaba, era saber, casi en secreto, que había escuchado la música perfecta, algo mejor y más moderno que los Beatles», añadió.

Un sonido que sorprende
“Hugo hace cosas directamente imposibles”, dijo Jaime Roos en el DVD Fatto In Casa para describir la imaginación y el virtuosismo con la que Fattoruso graba su música. “Son inexplicables, ya que se le ocurren en tiempo real; al mismo tiempo que los acordes van pasando y las armonías van cambiando, él toca cosas geniales”.

En la discografía de Roos hay numerosos ejemplos: “Tal vez Cheché”, el psicodélico “Pirucho”, la desgarradora “Mío”, “El tambor” y la improvisada “Esta noche”. Roos da un ejemplo claro de la grabación en tiempo real en el libro interno de 7 y 3: “El solo de piano de Hugo Fattoruso en ‘Mío’ fue ‘toma cero’, grabado durante la prueba de sonido del instrumento, sin su conocimiento”.

La formación jazzística que tuvo en su adolescencia en el Hot Club junto a su hermano, el baterista Osvaldo Fattoruso, fue fundamental para esta calidad al momento de improvisar. “La comunión en ese grupo era importante: respetar los lugares, meter notas donde hay espacio y no tocar todo el tiempo. Eso hay que darle y darle, esa es la forma de aprender”, dijo el músico en una entrevista para el portal MOOG. “Íbamos los lunes, miércoles, viernes y domingos. Era un entrenamiento y a la vez nos daba satisfacción”.

En otro fragmento de la columna que Spinetta le dedicó a Fattoruso, también destacó estos aspectos. “Hugo es la constante de la sorpresa, y a la vez, el arte de fluir”, escribió el guitarrista. Además de los ejemplos de canciones de Roos, hay dos discos donde queda demostrado ese “arte de fluir”: Locas pasiones (grabado con Laura Canoura en 1994) y Piano Forever (grabado con piano solo en 2015). “Ese espectáculo fue todo un aprendizaje porque hasta ese momento no había hecho nada con alguien que improvisara tanto”, le dijo Canoura a El País al hablar de Locas pasiones. Allí, Fattoruso le da una nueva vida a boleros y tangos junto a la cantante.

Por su parte, en Piano Forever —que fue grabado en vivo en Argentina— Fattoruso se toma la libertad para improvisar, enganchar canciones (como «Estrellas», «Día después» y «Nueva») y vocalizar sobre la melodías de temas propios y de otros artistas. Durante casi una hora, en el ambiente brilla un aura de intimidad y espontaneidad que muestra lo mejor del pianista uruguayo. Sus versiones de «Mano a mano» y de «Adiós, pampa mía» son las dos joyas del disco.

SINTETIZADOR
La humanización de un instrumento
Además de ser un excelente pianista, uno de los sellos de la música de Fattoruso es su uso del sintetizador. “Hugo es uno de los poquísimos sintetizadores del mundo que logra humanizar el instrumento”, explicaba Roos en Fatto In Casa. Cuando se creó el instrumento, a finales de los sesenta, estaba pensado como un sonido futurista y robótico que fue usado hasta el hartazgo en el rock progresivo, en bandas como Yes y Emerson, Lake & Palmer.

En 1974, cuando Fattoruso descubrió el sintetizador MOOG en una tienda de música de Manhattan, asegura que “se volvió loco”. Luego, con el Arp Odyssey, terminó definiendo el sonido de OPA —el trío que incluía a Osvaldo Fattoruso y a Ringo Thielmann—. Sumado a esa capacidad para improvisar y la expresividad al momento de tocar—que tan bien suena en “Groove”, “Mind Projects” y “Montevideo”—, se ganó la admiración de músicos locales y estadounidenses.

Incluso en 1979, la prestigiosa revista de jazz Down Beat lo eligió como el segundo mejor tecladista de ese año. Hasta Herbie Hancock se hizo fanático de su música. “A él le gustaba Opa. En una fiesta puso el vinilo y yo sudaba. Apagué el tocadiscos, pero prendían de nuevo. Me moría de vergüenza”, dijo Fattoruso a la Rolling Stone en 2011.

Años más tarde, con HA Dúo —su proyecto junto a la percusionista Albana Barrocas—, Fattoruso sacó a relucir su talento con el sintetizador. Quienes escuchen Neo, el disco debut del dúo, podrán confirmarlo en las canciones «Loco de amor» (de Ruben Rada), «7 en Re» y «Cabo Verde». Pero la prueba perfecta está en el siguiente álbum: Canciones y aéreos (2015). Escuchen «Mosaico Ibérico» y podrán confirmarlo.

CANDOMBE
Un difusor del género
Además de su calidad como instrumentista, uno de los principales aportes de la obra de Hugo Fattoruso a la música uruguaya es el trabajo que durante una gran parte de su carrera realizó para expandir los límites del candombe y llevarlos a nuevas audiencias, como lo han hecho Jaime Roos y Ruben Rada. El candombe está presente en la obra de Fattoruso desde el disco de Los Shakers,

La conferencia secreta del Toto’s Bar, que incluía la ya nombrada “Candombe”, donde un piano que lanza acordes de jazz convive con tambores —influencia de los Candombes de vanguardia, impulsados por Georges Roos—.

En su primer disco después de Los Shakers, el extraño y encantador La bossa nova de Hugo y Osvaldo (1969), se puede encontrar una versión de “Chicalanga”, un clásico de Manolo Guardia. Casi una década después, el candombe-beat se fusionó con el rock y el jazz en los dos discos ya nombrados de OPA, el punto máximo de la sofisticación del candombe en la historia de la música uruguaya.

Desde ese momento, Fattoruso siempre le dio espacio al candombe en sus recitales y en sus discos. Merece ser escuchada la canción “Caminado”, del disco Varios nombres (1986), que incluye a una cuerda de tambores. Más cerca en el tiempo, el pianista apostó a varios proyectos centrados en esta expresión, como Rey Tambor —cuyo disco del 2009, Puro sentimiento, se convirtió es adorado por músicos argentinos interesados en el género—, Quinteto Barrio Sur, Ha Dúo y Dos Orientales, el dúo que gira anualmente por Japón.

HUGO FATTORUSO
Un artista que grabó y giró con músicos brasileños
A lo largo de su carrera, Hugo Fattoruso fue cosechando una estrecha relación con la música brasileña. Incluso, vivió allí en los ochenta. Su primer contacto fue en 1973, cuando participó del disco Fingers (donde toca toda la formación de OPA), del percusionista Airto Moreira. En esa época, Fattoruso vivía en Estados Unidos y, tres años después, participó de Milton, el disco de Milton Nascimento, que fue grabado en California. Cuando se mudó a Brasil en 1981, grabó en más discos de músicos brasileños. Así, participó de trabajos como Terra Dos Pássaros, un clásico de Toninho Horta; Meu Lado, de Djavan; Francisco, de Chico Buarque; y Bosco, de João Bosco. Gracias a una gira con Djavan por Japón, comenzó su relación con el país asiático.

PALABRAS PARA HUGO
Tres voces hablan sobre Fattoruso

Fito Páez: “Tocar con Hugo te pone en una calidísima situación de libertad. Porque él es la libertad. Sentís que estás en patas en la vereda de tu casa tomando un porrón con tu papá. Que en este caso, es un hermano de oro que me regaló la vida. Hugo es uno de mis artistas favoritos de todos los tiempos. Y una persona entrañable. Lo primero que conocí de Montevideo fueron Los Shakers y Opa”.

Fernando Cabrera: «Siento una gran alegría por este reconocimiento a Hugo, igual que todas las otras veces que ha sido premiado o elogiado por músicos, prensa o público. Todo es poco a la hora de hablar de este prodigioso músico. La primera vez que escuché algo suyo fue por los años ’64 o ’65, o sea con Los Shakers. Luego La bossa nova de Hugo y Osvaldo por 1969. Y luego el grupo Opa, que fue un deslumbre. Como Hugo es muy generoso y dispuesto, he tenido el honor, como muchos colegas también, de contar con él en discos míos y también de ser invitado en alguno de sus espectáculos. Es imposible describir lo que se siente al interactuar con él. Agradezco al destino habérmelo cruzado».

Laura Canoura: «Pocas cosas son unánimes en los tiempos que corren. Difícil encontrar en año pre-electoral que todos y cada uno de los que lo conocemos, estemos celebrando un premio tan merecido. Al Fatto le van a dar el premio a la Excelencia Musical en Estados Unidos…Vaya novedad éste premio. Todos sabemos de su excelencia, de su talento interminable, de su seriedad a la hora de encarar cualquier trabajo, desde el más chiquito al más importante. Vayan a verlo, escuchen sus discos, celébrenlo como él merece. A partir de ahora: Su Excelencia Don Hugo Fattoruso».

Fuente: El País