En 2013 Suárez pasó del camino de espinas al del respeto. El año que comenzó a pura polémica lo termina caminando entre las rosas.

Para una sociedad criada bajo determinados códigos de vida es difícil aceptar y tolerar al personaje que rompe las reglas establecidas.

Allá en la Premier League los defensas fustigan al que se tira en el área simulando un penal. Los hinchas miran con bronca al profesional que aplica la conocida viveza criolla de estas latitues. Los entrenadores son capaces de pedirle a su propio dirigido que no trate de engañar a los árbitros.

Luisito Suárez fue a la Premier con toda la picardía del que se crío en los campitos de Salto. Del que fue a la escuela y en medio del viaje de regreso paraba en la canchita del barrio para jugar un picado. Del que se escapaba de la casa eludiendo los deberes para jugar al fútbol. Picardías de niños formados en estas tierras, muchas de las cuales se fueron perdiendo con el paso del tiempo.

Cuando ingresó en el fútbol grande se formó escuchando historias de vivezas criollas. Fue protagonista de varias de ellas. En estas tierras engañar a un árbitro no es una condena pública como en Inglaterra.

Y claro, cuando Suárez desembarcó con todos esos vicios en la tierra de los ingleses, chocó con otra realidad. No lo adoptaron. Al contrario, se inició una caza de brujas. Si simulaba, si gesticulaba, si respondía, si hacía gestos a la tribuna, todo era motivo de condena.

Y el año que comenzó a pura polémica y transitando por un sendero de espinas, lo termina caminando entre las rosas. Pasó en poco meses del infierno al cielo. Vivió de todo. Lo suspendieron 10 fechas por morder a un rival, fue separado del plantel por pedirle a Liverpool que cumpliera con su promesa de dejarlo ir. Se dejó seducir por Real Madrid y fue tapa de la prensa española. Hasta que pidió perdón y lo readmitieron.

Y se inició una nueva versión de Suárez. Comenzó una implacable campaña cargada de goles de todos los colores. Y aquel Suárez odiado y repudiado pasó a ser temido y respetado por sus rivales. Fue votado por los jugadores de la Premier como el mejor en dos meses. Peleó por el Balón de Oro de la FIFA y en cada partido de Liverpool siempre está latente la sensación de que con Luis en la cancha el gol va a llegar.

Fuente: El Observador