El nuevo director artístico presentó su trabajo con la compañía uruguaya en su tierra; el BNS hizo cinco funciones en Teatros del Canal en Madrid y una en la ciudad de Bilbao

Del otro lado del océano, en su Bilbao natal, Igor Yebra graba un mensaje de WhatsApp. Pasaron unas pocas horas después de la presentación del Ballet Nacional del Sodre (BNS) en el Palacio de Euskalduna de la ciudad y el director artístico de la compañía repite algunas palabras. Dice especial.

Dice orgullo. Dice maravilloso. Dice, también, marca país. Esas mismas ideas fueron las que el coreógrafo y bailarín vasco le transmitió a su equipo después de que se terminó la función.

En los últimos años –digamos desde que Julio Bocca asumió como director artístico del BNS en 2010– es habitual que la compañía nacional de danza salga de los límites de Uruguay y presente su trabajo en escenarios internacionales. Aunque los bailarines, la dirección y el equipo técnico están acostumbrados a hacer valijas y despertarse 12 horas después en otro continente, las giras son un acontecimiento importante en la temporada del BNS. Y, también, son una demostración de la relevancia y el valor que tiene –y mantiene– la compañía a nivel internacional. Yebra lo sabe y por eso insiste en exhibir el talento. «Hay que entender cómo un país de tres millones de habitantes es capaz de crear un producto tan maravilloso. Para mí, como director, es una gran responsabilidad que eso se puede llevar a la mayor cantidad de lugares del mundo», dice Yebra en un audio que envía a El Observador.

Este fue un año de cambios sutiles para el BNS. Bocca dejó su cargo a fines de 2017 y a principios de 2018 el español asumió ese rol. Pero la compañía mantiene su línea de trabajo. Los que asistieron a los distintos espectáculos de la temporada lo saben bien. Y Bocca, cada dos por tres, aparece por los salones del Auditorio para dar clase o ayudar en el montaje de una pieza. El BNS se muestra saludable y con la fuerza suficiente como para enfrentarse a puestas complejas y maratónicas como fue El Quijote del Plata, la gran apuesta del año de Yebra.

Entonces después de celebrar la última función de El Quijote del Plata, sin mucho descanso, la compañía se dividió en tres. Una parte se embarcó en una gira por el interior del país. María Riccetto, por su parte, se quedó en Montevideo y fue la maestra de ceremonias de la inauguración del ANTEL Arena donde también bailaron Jorge Ferreira y Sofía Newell. El resto de la compañía se tomó un avión y aterrizó en Madrid. Fueron cinco funciones en Teatros del Canal y una en Palacio de Euskalduna. Viajaron 39 personas; tres integrantes del equipo de dirección (Yebra, Francesco Ventriglia y Gustavo Casco), siete técnicos y 29 bailarines. Y el programa –compuesto porTema y variaciones de George Balanchine, Chacona de Goyo Montero y Tango de la uruguaya Marina Sánchez– fue el mismo que se vio en la gala del año pasado.

En entrevista con el diario español ABC, Yebra explicó el valor que tienen estas tres piezas para el BNS. «El programa es un claro ejemplo de lo que la compañía puede hacer, con una pieza clásica, otra contemporánea y otra en la que una música que nos identifica se pasa por el tamiz de la danza académica», contó el director.

Yebra se quedará unos días en su Bilbao natal pues la compañía tiene unas jornadas de descanso. La semana que viene el BNS vuelve a ponerse en funcionamiento para ensayar El Cascanueces; las grandes compañías del mundo suelen programar este ballet para celebrar la Navidad y, años atrás, Bocca decidió también incorporarla a su repertorio. Las funciones este año van desde el 20 al 28 de diciembre y las entradas ya están a la venta.

Audiciones y partidas

El Ballet Nacional del Sodre está compuesto por 67 bailarines de Uruguay, Chile, Inglaterra, Colombia, Venezuela, Brasil, Argentina, Corea del Sur, Italia, Paraguay, España, entre otros. Año tras año hay movimientos que hacen que haya que incorporar nuevos integrantes a través de las audiciones. Bailarines que se van, bailarines que se convierten en solistas o en primeras figuras, bailarines que se retiran. A medida que el BNS adquiere más notoriedad internacional, también, aumentan las chances de que algunos artistas sean convocados por otras compañías. En 2018 hubo tres bailarines que se despidieron de Uruguay: Nina Queiroz, Lucio Kalbuch y el último es Ciro Mansilla. Después de su impecable papel en El Quijote del Plata, el bailarín argentino se despidió en la función de Bilbao de sus compañeros. Mansilla seguirá con su carrera artística en la compañía alemana Stuttgart Ballet.

Fuente: El Observador