La versión de «Don Quijote» del Ballet Nacional Sodre tiene todos los elementos para atrapar a espectadores de todas las edades, desde los más conocedores hasta los menos. Y aún quedan diez funciones.

Que la compañía oficial de ballet viene creciendo es algo bien sabido, tanto por la experiencia que van cobrando sus bailarines como por los nuevos ingresos, así como por los distintos invitados que se suman a ella. Pero más novedoso es encontrar que el equipo de artistas (los que trabajan sobre el escenario y los que lo hacen en torno a él) va concretando estilos novedosos, que se reflejan en una estética propia.

El cuerpo de baile ha exhibido una vez más su eficacia y belleza, en sus primeras figuras y en las de conjunto. Y el público volvió a aplaudir a rabiar, tanto a María Noel Riccetto como a Ciro Tamayo, en sus desempeños en solitario y en dupla. Pero también otras figuras relevantes lucieron en la función del pasado viernes. Entre ellas, a Acaoa Theóphilo, quien demostró una elegancia y una parsimonia que aportaron lo suyo al resultado.

Por otra parte, los coreógrafos argentinos Silvia Bazilis y Raúl Candal hicieron maravillas en el terreno que tuvieron a cargo, aportando vigor y mucha creatividad. A eso hay que sumar los elementos de mímica, así como toda la rica gestualidad y la gran cantidad de escenas divertidas, muy teatrales, que este Don Quijote brinda.
La escenografía y el vestuario, a cargo del talentoso Hugo Millán, enriquecen enormemente el espectáculo. Porque si bien en líneas generales el decorado es figurativo (que es una solución adecuada para escenificar esta obra), sus pormenores están trabajados con fuerte personalidad, y enriquecidos con juegos de líneas que dan cuenta de la voluntad de impregnar al conjunto de una estética singular, de gran interés.

Sin duda el carácter español al que remite el espectáculo tuvo que ver con su vigor y gracia. El trabajo audiovisual aportó claridad y sumó a la estética de la puesta. Quizá el segundo cuadro del segundo acto fue el momento más alto de Don Quijote, cuando el Ingenioso Hidalgo de La Mancha entra en estado de ensoñación. Y en cuanto al derroche de técnica y gracia, en el último acto, que argumentalmente no ofrece demasiado, permite el lucimiento de la dupla protagonista, muy aplaudida por el público.

«Copelia», «Giselle» y «Romeo y Julieta»

El Ballet Nacional Sodre ya tiene planificada su temporada 2015, en la que celebrará su 80° aniversario. La temporada abrirá el 19 de marzo con Copelia, con coreografía de Enrique Martínez. El 28 de mayo será el estreno de Giselle, con coreografía de la prestigiosa Sara Nieto. El 13 de agosto subirá a escena Nuevas creaciones, a cargo de Martín Inthamoussú, Andrea Salazar y Demis Volpi, quien es coreógrafo residente del Stuttgart Ballet. Desde el 23 de noviembre habrá una gala aniversario, cerrando desde el 9 de diciembre con Romeo y Julieta, con coreografía de Kenneth MacMillan.

Fuente: El País