La noche del miércoles 12 de marzo se estrenó, ante más de 10.000 espectadores, el documental «Maracaná». La película, de 70 minutos de duración, es una verdadera joya que explica muchos de los porqués del mito que aún hoy conmueve a uruguayos y brasileños.

El final de la película lo vimos hace 64 años; sin embargo más de 10.000 personas presenciaron el estreno de «Maracaná», un documental sobre la gesta de los campeones de 1950.

¿Qué decir sobre la hazaña deportiva más grande de la historia del Uruguay y una de las más comentadas a nivel planetario que no se haya dicho antes? Seguramente éste fue el principal desafío al que se enfrentaron los realizadores, Sebastián Bednarik y Andrés Varela, quienes se basaron en el libro Maracaná, la historia secreta, del periodista Atilio Garrido, para poner otra vez en el candelero el histórico triunfo de los uruguayos frente al seleccionado de Brasil, ante un público de más de 200.000 personas, el más numeroso reunido para un espectáculo deportivo.

La película es una joya. Un documento audiovisual imprescindible para desentrañar -sobre todo para las «nuevas» y «no tan nuevas» generaciones- los porqués del mito; para explicar el fenómeno sociológico de Maracaná y los motivos por los cuales los uruguayos seguimos mirando sobre nuestros hombros, regodeándonos con las glorias del pasado.

La comunión de más de 10.000 almas en la Tribuna América del Estadio Centenario (para ver una avant premiére con entradas agotadas que iban de $ 170 a $ 230) fue la confirmación de que pese a que el país ha cambiado mucho desde 1950, al igual que el fútbol, no somos tan distintos a los tiempos de Marcaná. Seguimos existiendo como un pueblo que siente, vive y respira fútbol.

El público rió con las anécdotas de los capitaneados por Obdulio Varela (que permiten dimensionar lo que fue la figura del «Negro Jefe» en ese equipo de muchachos que llegaron a jugar un Mundial con escaso entrenamiento y sin mayores respaldos); se emocionó con la historia de amor del delantero Julio Pérez (quien le dijo a su novia que se casaría si regresaba siendo campeón y cumplió su promesa) y se indignó por los desaires de la dirigencia deportiva de la época hacia los jugadores. También aplaudió y gritó (a rabiar y hasta secarse la garganta) con los goles de los cracks uruguayos, como si los estuvieran viendo en directo por la pantalla gigante.

Con el mismo inconformismo de aquellos jugadores del ’50, el público también silbó y abucheó las demoras en iniciar la película (por la extensión de los cortos publicitarios) y los desperfectos técnicos de la emisión ocurridos justo cuando la trama se hacía atrapante.

Lo dijo el invitado de honor, Alcides Edgardo Ghiggia, único sobreviviente de los 44 jugadores que integraron los planteles de Brasil y Uruguay: la gesta de Maracaná puede verse mejor ahora que hace 64 años. Es que buena parte de las imágenes del ’50, en cinta de 35 milímetros, blanco y negro, se quemaron en la década del ’60. Por eso es que los uruguayos veíamos, desde hace décadas y hasta el hartazgo, un puñado de imágenes borrosas: la del segundo gol de Ghiggia y poco más.

Afortunadamente, Cinemateca Uruguaya (ese acervo fílmico tan desconocido como menospreciado) tenía copias de parte del material que se quemó: siete latas, de 10 minutos cada una, conteniendo imágenes de las incidencias del partido, reacciones de la tribuna, saludos y festejos de los jugadores y la gente.

Los documentalistas accedieron a este valioso material y lo digitalizaron en Buenos Aires, trabajando fotograma por fotograma y rescatando la esencia de las imágenes, incluso resaltando primeros planos con contrastes de fondo al punto que hay jugadas que parecen «saltar» de la pantalla.

Viaje al pasado

Tras el inesperado triunfo ante Brasil, los dirigentes deportivos de Uruguay no habían dejado dinero para que el equipo Celeste pudiera cenar. Y mucho menos festejar. Dos de ellos regresaron Montevideo, junto con algún periodista, descreídos de la final.

Como esta anécdota, la película refleja otros aspectos de un pasado no tan profesional del fútbol uruguayo, como cuando Obdulio Varela le pidió al entonces presidente de la República, Luis Batlle Berres, un empleo público a condición de formar parte de la Selección. (Antes, durante la huelga de jugadores de 1948, el «Negro Jefe» había regresado a su trabajo en la construcción porque no tenía dinero). O cuando decenas de miles personas festejaban los goles batiendo pañuelos al viento, o cuando los jugadores practicaban ejercicios físicos que hoy -y así lo demostró el público anoche en el estadio- nos provocan hilaridad. «Pero así y todo llegaron a ser campeones. Vamos a ver qué hace hoy Forlán con esos abdominales», comentó una de las chicas que presenciaba la exhibición del documental.

Las palabras de la joven seguidora de la Celeste también trasuntan otro de los valores de este filme: la esperanza, que por primera vez, en muchos años, permite a los uruguayos hablar de un próximo Maracaná.

Comienza gira por todo el Uruguay

La primera prueba de «Maracaná» fue hace unos días en el Festival de Cine de Punta del Este, donde la vio por primera vez el único sobreviviente de la gesta deportiva, Alcides Edgardo Ghiggia.

Se inicia ahora una nueva etapa en el recorrido de la cinta. Desde el próximo 27 de marzo, la película empezará una gira itinerante de la mano de EfectoCine, atravesando los 19 departamentos del país y realizando unas 38 exhibiciones.

Este tour cinematográfico tendrá además la particularidad de que, según adelantaron desde la producción, buscarán exhibir el film siempre que sea posible en escenarios deportivos, siguiendo la inédita modalidad que se estrenó anoche en el Estadio Centenario.

«Maracaná» es una producción de Coral Cine y Tenfield, en coproducción con Arissas Multimidia de Brasil y con el apoyo del Instituto de Cine del Uruguay y el Fondo Ibermedia. Cuenta además con el patrocinio del Fondo de Incentivo Cultural.

El periodista Atilio Garrido comentó durante la avant premiére que al momento de buscar financiamiento para la película, «fui a ver a ver a ‘Paco’ Casal, mi amigo, y al ‘Tano’ Gutiérrez. Y ellos dijeron: ‘adelante'».

Fuente: El País