El Ballet Nacional del Sodre (BNS) estrenó el jueves 8 una hermosa versión de «El lago de los cisnes», la cual, dirigida por el maestro Julio Bocca, tuvo entre sus muchos protagonistas a la pareja de primeros bailarines integrada por la uruguaya María Noel Riccetto y el joven español Ciro Tamayo.

Las 20.000 entradas vendidas para este espectáculo marcan un récord histórico para el BNS, más aún si se tiene en cuenta que esta producción de Lago de los Cisnes será trasmitida en directo el viernes 16 de agosto a las 20 hs por TV Ciudad y el sábado 17 de agosto a las 21 hs. por Televisión Nacional (TNU).

Este también constituye un hecho muy importante para el SODRE, porque retoma así una tradición histórica de acercar la cultura a la ciudadanía, transmitiendo una producción de nivel internacional como el ballet Lago de los Cisnes para todo el país.

A juicio del crítico del diario El País, “Las correrías, los contratiempos, los sacrificios brutales para que esta producción nacional llegara a buen término, bien valieron el esfuerzo. Así quedó demostrado el día del estreno, cuando la sala mayor del Auditorio Nacional Adela Reta aplaudió a pleno el trabajo conjunto de los artistas que trabajan sobre el escenario y los que lo hacen fuera de escena. La coreografía, del argentino Raúl Candal (bien conocido por el público uruguayo que sigue las temporadas de ballet), aportaron gran interés. En particular, los desplazamientos en grupos fueron magníficos, logrando en general figuras armoniosas y cargadas de fuerza y sentido. El cuerpo de baile también respondió muy bien, tanto las figuras protagónicas como la compañía toda, aunque algún detalle en los bailarines de menos trayectoria puede ser mejorado. Riccetto deslumbró, como afortunadamente ya es habitual, incluso en un rol tan difícil. Los movimientos de sus brazos, y su gestualidad, complementaron un desempeño técnico de gran nivel, en el que estuvo presente también un marcado sesgo emotivo.

Pero también hay que reconocer que el público tuvo una reacción especial ante Tamayo, dada la plasticidad, la simpatía, la gracia y la levedad del joven bailarín malagueño. Fundamentalmente en el acto segundo, el artista arrancó cerrados aplausos en medio de sus giros, que realizó con tanto brío como armonía.

Pero la velada tuvo muchos protagonistas, que se repartieron los numerosos momentos de lucimiento individual de este encantador ballet romántico. También los `pas de trois` y `pas de quatre` fueron ejecutados con exactitud, así como muchas de las evoluciones grupales, que reflejaron disciplina y mucha creatividad coreográfica.

Desde una perspectiva más amplia, los rubros técnicos también aportaron mucho, logrando escenas de gran belleza visual y climas sugerentes. En ese aspecto, los cuadros que suceden junto al lago fueron plásticamente mucho más ricos que las escenas de salón”.

Fuentes: Portal de Presidencia y diario El País