Se trata de un mercado de 1.000 millones de personas, que además suelen repetir destino y cada turista suma 1,5 acompañantes.

Jorge llegó al restaurante, pidió el almuerzo, lo terminó, pagó y se fue. Hasta ahí una escena típica en cualquier local gastronómico salvo por un detalle: Jorge es una persona ciega.

Facal, el tradicional bar de la esquina de 18 de Julio y Yí es el escenario. El local fue distinguido como el primer bar accesible en Sudamérica en agosto de 2019. Federico Celsi, su propietario, explicó que dio el paso adelante tras participar de una charla con la agencia uruguaya Umuntu. «Me topé con un montón de personas ciegas y con otras discapacidades que cuando querían desarrollar una actividad como ir a comer no lo podían hacer. Después de esa charla pensé en hacer algo», recordó. Ese «algo» se tradujo en un baño accesible, un menú en Braille, otro en macro tipo para personas con baja visión, beepcons para personas ciegas (aparato que a través de una app dice dónde está todo dentro del local), otro para personas con implantes cocleares o audífonos que mediante conexión bluetooth entre auriculares permiten comunicarse sin que el ruido del entorno se mezcle, puertas señalizadas para personas con baja visión y piso con circuito accesible. Además, los mozos se capacitaron para atender con prioridad a personas con autismo, entre otras acciones.

Si bien Celsi reconoce que aún no es un negocio en sí mismo, responde a una tendencia que en el mundo da buenas señales.

Y no se equivoca. La Organización Mundial del Turismo (OMT) volvió a poner el tema de turismo accesible en el tapete en 2019 cuando creó la distinción internacional «Destino de Turismo Accesible» en conjunto con la Fundación ONCE. El objetivo es reconocer y promover destinos turísticos accesibles que se esfuerzan para que cualquier turista pueda disfrutarlo, independientemente de sus capacidades físicas, sensoriales o cognitivas.

De hecho, se espera que este año se publique la primera Norma Internacional ISO 21902 de turismo accesible, liderada por la Fundación ONCE, la OMT y la Asociación Española de Normalización.

La decisión no es casual, además de la responsabilidad social está en juego un potencial negocio.

Según la Organización Mundial de la Salud un 15% de la población mundial (cerca de 1.000 millones de personas) vive con alguna forma de discapacidad. La OMT asegura que en Europa hay 135 millones de potenciales turistas (personas con discapacidad, acompañantes y mayores con una limitación asociada) y en EE.UU. otros 130 millones. Combinadas, ambas regiones son un mercado de US$ 70.000 millones.

María del Campo, directora Umuntu (agencia uruguaya que promueve la accesibilidad) explicó que captar ese segmento de mercado además de dar prestigio al destino, posibilita la reducción de la estacionalidad que caracteriza el sector turístico. «Hay un elevado número de personas con discapacidad que no tiene responsabilidades laborales. Por ejemplo, un 70% de los ciudadanos europeos con algún tipo de discapacidad tiene posibilidades económicas de viajar, pero el 85% de ellos considera insuficiente la oferta de turismo accesible». Sustenta ese dato el informe de Amadeus Voyage of Discovery, de 2019, que indica que los viajeros se incrementarían en un destino en un 34% si se eliminan barreras de accesibilidad.

Según Del Campo, poseen además otro valor agregado, porque el 76% suele repetir destino y por cada viaje realizado por una persona con discapacidad se atrae a 1,5 acompañantes. El organismo público de Inglaterra VisitEngland, agrega que los visitantes con requisitos de acceso se quedan durante un período de un 10% más en promedio que otros.

Propuestas en Uruguay

En Uruguay, el tema también comenzó a sonar en ámbitos público y privados, aunque aún es incipiente, reconoció Del Campo. «Hay una oportunidad y las empresas comienzan a verlo. El año pasado muchas nos juntamos para hacer cosas, porque no es una ola que pasa sino que vino para quedarse y tenemos que hacerlo en forma firme y coordinada», reflexionó.

En la agencia DCom Travel, la primera agencia de viajes en Uruguay en ofrecer un paquete turístico accesible, dicen que no fue difícil armarlo porque contaron con los proveedores necesarios. El paquete incluye traslados en vehículo adaptado, alojamiento en Montevideo en hoteles de 4 y 5 estrellas en habitaciones accesibles, paseo guiado de ocho horas por la ciudad con visitas a sitios relevantes como Teatro Solís, Museo del Fútbol y almuerzo en el bar Facal. «La publicación del paquete ha generado algunas ventas y numerosas consultas sobre éste y otros servicios accesibles en Uruguay. Vemos que hay una demanda que no estaba siendo atendida y pensamos seguir trabajando en nuevas propuestas con otros destinos, ya sea por el día o con alojamiento», indicó su directora, Macarena Pérez.

Pero a entender de Pérez que esto sea realidad depende de incrementar la infraestructura y servicios.

Uno de los que se sumó es el Aeropuerto de Carrasco. Por la principal terminal aérea pasan anualmente unos 20.000 pasajeros con movilidad reducida, indicó Federico Cabrera, gerente de Experiencia del Pasajero.

«Tanto las aerolíneas como el aeropuerto disponen de sillas de ruedas y una infraestructura de ascensores y rampas interna y externa que asegura el tránsito en todo el espacio», aseguró. A esto se suman «las filas preferenciales para personas con movilidad reducida en los puntos de control, soporte del personal de la terminal, por ejemplo, en el retiro de equipajes y los espacios de parking preferencial en puntos cercanos del parking a la terminal, baños adaptados y vehículos de las empresas de handling, acondicionados para bajar o subir al avión a los pasajeros en sillas de ruedas», detalló.

A nivel de hospedaje, la hotelería también da buenas señales. Por ejemplo, Hilton (con tres hoteles en Uruguay) cuenta con ocho habitaciones para personas con algún tipo de discapacidad, detalló Agustín Maddocks, director de la cadena en el país, aunque reconoce que Uruguay aún no es un destino para personas con discapacidad. «Recién ahora tenemos rampas, veredas algo arregladas, etcétera. Es un tema que se comenzó a trabajar», analizó. De hecho, el año pasado las habitaciones con accesibilidad se ocuparon 150 noches, que representa menos del 1% del total.

Al igual que Del Campo, Maddocks coincide en que abrir la cancha es necesario para el sector hotelero. «Es un turismo de nicho, que tiene dinero y sería fantástico posicionarnos. Necesitamos crear negocios nuevos en la ciudad, porque hay habitaciones nuevas que ocupar». En su caso, las habitaciones están preparadas para personas con discapacidades motrices, personas ciegas y sordas, y también se tomaron otras medidas. Por caso, en el restaurante quitan una silla en las mesas para quienes utilizan sillas de ruedas u ofrecen menú para celíacos.

Así, si bien incipiente, se comienza a generar un circuito turístico accesible, que un gran número de público disfrutará, y la industria también.

 

Fuente: El País