La empresa Cplant concretó el primer envío y proyecta vender 50 toneladas. Además, mira con interés al mercado chino.

Media tonelada de inflorescencia de cáñamo -flores con menos de 1% de THC, el componente psicoactivo del cannabis- recorrieron en los últimos días los más de 11.000 kilómetros que separan el aeropuerto de Carrasco de Zúrich (Suiza) para transformarse en el primer embarque hacia Europa de este producto. La empresa detrás del negocio es Cplant, que enviará entre julio y agosto 14 toneladas de inflorescencia de cáñamo.

En febrero pasado Fotmer Life Sciences concretó el primer envío de cannabis medicinal producido en Uruguay, con destino a Estados Unidos.

Dos de los socios de Cplant, los argentinos Lucas Crivilone y Guido Husni, dijeron en diálogo con El País que la exportación reciente fue “la más grande realizada a nivel mundial” para el producto. También tienen previsto enviar al mismo destino 10 toneladas de biomasa de cannabis -también con menos de 1% de THC- y la aspiración es alcanzar en un año ventas al exterior de 50 toneladas de inflorescencias.

En todos los casos la venta no es con fines medicinales sino industriales, es decir para usar como materia prima en la realización de productos derivados del cáñamo -se pueden hacer desde aceites a complementos alimenticios-.

Uruguay legalizó el cultivo de cannabis en 2013, pero había “un marco regulatorio que no era claro” para exportar, lo que logró “solucionarse con la nueva administración”, que pudo “alinearse con los intereses de los privados” de impulsar el negocio, comentó Crivilone.

En esa línea, el presidente de la Cámara de Empresas de Cannabis Medicinal, Marco Algorta, dijo días atrás a El País que recibieron un compromiso por parte del gobierno de solucionar de forma urgente -a través de un decreto- las restricciones que “trancan absolutamente la práctica del comercio internacional” de cannabis y cáñamo.

A principios de mes, el prosecretario de la Presidencia, Rodrigo Ferrés, dijo que la industria del cannabis tiene “gran potencial” y auguró que podría ser “de destaque en el mundo, como la carne uruguaya”.

En Cplant ratifican esto y adelantan exportaciones hacia otros países europeos, Estados Unidos y Australia, pero además miran con interés a China. “Están empezando a utilizar el producto y tenemos potenciales compradores” en el gigante asiático, dijo Crivilone.

La primera tanda de flores que enviará la empresa a Suiza es de producción propia, pero luego habrá una parte que surge de la asociación con productores locales, a los que apoyan con plantines y semillas para el cultivo, además de “un proceso de acondicionamiento” del producto para la venta -secado, limpieza microbiológica, trimeado (recorte de las plantas) y envasado-.

Aparte de las inflorescencias y la biomasa, Cplant vende a productores locales y exporta semillas feminizadas, y planea sumar a sus productos semillas comestibles de cáñamo y alimentos derivados. Para esto espera la habilitación del Ministerio de Salud Pública. Husni explicó que las semillas son “una de las mejores fuentes de proteína vegetal, no contienen ningún tipo de canabinoide y son de fácil digestión”.

El País visitó uno de los campos de la firma en Tala (Canelones), donde están creciendo en indoor unas 300 plantas que luego generarán varios miles de cultivos entre septiembre y diciembre -el otro momento de cultivo es entre enero y mayo-.

También en otro campo en San Jacinto (Canelones) se cultivan flores, y en las instalaciones de la empresa en Florida se producen los granos comestibles. Durante la zafra se suelen emplear unas 60 personas y Crivilone señaló que se toman trabajadores de zonas cercanas.

A futuro, los responsables de la empresa que tiene capitales locales y del exterior, proyectan lograr la licencia para producir cannabis psicoactivo, así como para la industrialización del cáñamo, lo que permitiría “agregarle valor al producto final de inflorescencias y biomasa”. Además, está en desarrollo “la pata retail”, para llegar con productos al consumidor final tanto en Uruguay como en otros países.

Un aspecto a resolver aún para toda la industria, según Crivilone, es la posibilidad de operar libremente dentro del sistema financiero, ya que se mantienen restricciones. “Es algo a trabajar en conjunto con el gobierno, para abrir las puertas financieras que permitan mayor inversión”, concluyó.

Fuente: El País