La mexicana Julieta Venegas llega desde Buenos Aires como la primera artista internacional en dar un show en Montevideo durante la pandemia; será el sábado 7 en la reapertura del Antel Arena

Por Carolina Villamonte
Cuando Julieta Venegas atendió el teléfono en su casa de Buenos Aires, estaba armando las valijas para embarcarse al otro día hacia Montevideo. Llegó a la ciudad nueve días antes de su show, que será el sábado 7 en el Antel Arena, para hacer la cuarentena necesaria antes de subir al escenario, además de someterse a tres hisopados.

Empezó por los libros -iban a ser muchos días sola, encerrada- y después pensaría en la ropa. Lydia Davis, Frank O’Hara, una biografía de Eduardo Mateo, Wislawa Szymborska, Fleur Jaeggy, Mark Fisher, Valeria Luiselli, Atenea Cruz y Marina Yuszczuk hacían cola para conseguir un lugar en la maleta. Difícilmente hayan logrado entrar todos, a no ser que la artista lleve vistiendo lo mismo toda la semana.

En la conversación con Galería, Julieta aseguró que había escuchado sobre las polémicas que se suscitaron acerca de que el Antel Arena se reabre con una artista internacional. «Lo más lógico hubiera sido que hubieran llamado a alguien local. Ahora sí que no tengo mucha defensa más que darles la razón, y lo único que puedo agregar es que sí tengo invitadas e invitados uruguayos».

Tu relación con Uruguay lleva muchos años y es muy cariñosa. ¿Cómo se conocieron?
La primera vez que fui a Uruguay, creo que en 2005, fue a tocar en Punta del Este. De hecho, fui primero a Punta del Este y después a Montevideo. Creo que realmente empecé a conocer Uruguay cuando conocí a más músicos y comencé a acercarme de otra manera. Ahora, desde que me mudé a Buenos Aires, me gusta mucho ese viaje, me gusta mucho ir, me gusta mucho la ciudad. Montevideo es donde más conozco, pero, como todo, te sales de la capital y conoces otro país, que es superlindo también. Lo conocí cuando hice la gira por el interior. Ha sido como un proceso de diferentes maneras. No sé si diría que entendí Uruguay de una, sino que ha sido poco a poco. Y es superlindo porque voy conociendo tantos músicos… Siento que para los habitantes que son, tienen mucha producción artística per cápita. Es un país donde se crea mucho, hay música de todos los estilos y además no va unida a ninguna moda. Hay como muchas cosas que pasan ahí que se me hacen superbonitas.

El año pasado con esa gira por el interior, la relación entró como en otra etapa. ¿Qué encontraste en el camino?
Estaba en un momento en que necesitaba hacer esa gira. Necesitaba reconectarme con la música desde otro lugar. No tan «Ah, la carrera», sino desde la razón que tienes para hacer conciertos. Esa era la pregunta que me daba vueltas. Y la respuesta la encontré en esa gira, en esas personas, en esa generosidad, en ese simplemente estar, en esa necesidad de encuentro. Cuando Fer Mino, con el que trabajo en Uruguay, me llamó, yo estaba en México visitando a mi familia, y no sabía muy bien qué quería hacer. Le dije que quería hacer un show chiquito, sola, en lugares que fueran teatros, más cercanos con la gente. Y él me propuso las ciudades y a mí me encantó.

¿Y qué descubriste de Uruguay en esa gira?
Pues es que la gente es muy generosa, muy bonita. Pero lo siento también en Montevideo. Creo que fue algo así como la manera en cómo hicimos la gira. Nos quedamos en lugares superbonitos, todo fue mucho más relajado, no había ese estrés, no era una gira típica, para nada. Descubrí como esta calidez. Además, necesitaba mucho en ese momento esa especie de abrazo de la gente, querían escuchar lo que fuera, no había una fórmula. No era «vamos a escuchar a esta cantante mexicana conocida», sino que era «vamos a escuchar a Julieta», había como una generosidad muy linda. Tienen un carácter muy especial, no sé si la combinación de realidades, donde están, si es porque están en el río… No sé qué es lo que los hace ser así, pero hay algo como en el carácter de Uruguay que… bueno, y el mar, ni se diga. Tienen como una tranquilidad bonita, como que se desconectan de la rapidez que te exige todo el mundo, todo el tiempo. Hay algo que siento que me baja las revoluciones y me pone bien.

¿Por qué decidiste someterte a todos los protocolos de hacer la cuarentena de varios días sola, los hisopados, para venir a dar este show? ¿Se puede ver como un gran esfuerzo?
Yo no me había hecho ningún hisopado y me daba terror, y hoy en la mañana pensé que, bueno, es incómodo, pero tampoco es lo peor que me pudo pasar. Pensaba que iba a ser mucho peor, porque estoy acostumbrada a cuando voy a que me revisen las cuerdas vocales, que te meten como una camarita por la nariz, y es muy horrible, sufro mucho. Y esto es algo por el estilo, que te meten por la nariz pero no llega hasta la garganta. Esto del show fue hace como cuatro meses que lo empezamos a planear, y yo pensaba que para entonces a lo mejor ya la cosa iba a estar más tranquila, ingenuamente. Pero eso pasa ahorita con todo, te dicen dentro de cuatro meses y te imaginas que ya todo cambió, porque estamos en una incertidumbre tan grande que todo el tiempo estamos pensando que a lo mejor mañana esto cambia o dentro de un mes o dentro de dos semanas. Y vas viendo que no, que no cambia, que no cambia y que no cambia. Entonces cuando me llamó Fer dije: «Ay, buenísimo, qué buena idea, qué lindo, sigo con mi vida, qué bonito». Y ahora que tengo que hacer todo esto digo: «Uy, ¿cómo se me ocurrió?». Pero a la vez, me parece importante y bonito el simbolismo que tiene el decir: «Igual lo hacemos». Lo más fácil sería: «No, mejor nos quedamos como estamos, en la casa, yo no quiero meterme en esto, no quiero hacer esto», y a la vez quiero ir, y quiero estar ahí, y quiero poder decir: «Puede que ahora no sea lo más fácil pero vamos a salir adelante y el encuentro es lo más importante que tenemos y lo más necesario que tenemos».

Sos la primera artista internacional que viene. ¿Lo pensaste como una manera de abrir el camino?
Quiero pensar que puede ser un buen antecedente, un decir «bueno, sí se puede empezar a hacer». Yo sé que en España se empezaron a hacer y después se volvieron a detener, o sea que tampoco sabemos realmente lo que va a pasar, porque todo en este momento es muy incierto. Nosotros lo estamos tratando de hacer de la mejor manera, se están cubriendo todos los protocolos, y cuando hablo en plural me refiero a todo el equipo que estamos trabajando en este show. Y también se me hace lindo que podamos trabajar, es bonito también para toda la gente que está involucrada, que nos dé esperanza de que esto eventualmente se va a acomodar. En este momento sí es muy difícil, pero también es una manera de decir que todo esto se puede mover y si lo hacemos correctamente, si nos cuidamos… Y, además, con la esperanza de que la gente va a querer venir al show porque todavía falta esa parte.

Si bien muchos celebraron la noticia de tu presentación, también causó polémica entre los músicos locales que se abre el Antel Arena con una artista extranjera. ¿Escuchaste algo de esto? ¿Qué reflexión te genera?
Sí, lo escuché y me parece que sí tienen razón, la verdad, les doy la razón, porque yo no sabía, pensé que era la primera persona de fuera de Uruguay que iba a tocar en el Antel Arena, no la primera persona que iba a abrirlo durante la cuarentena. Lo más lógico hubiera sido que hubieran llamado a alguien local. Te digo la verdad, no sé por qué me llamaron a mí. Ahora sí que no tengo mucha defensa más que decir: bueno, les doy la razón y lo único que puedo agregar es que sí tengo invitadas e invitados uruguayos.

¿Que son sorpresa?
Pues claro…

¿Qué vas a hacer durante la semana que vas a estar en Montevideo en cuarentena?
Va a haber un piano en el lugar donde voy a estar. Y yo ahora, en estos meses, he estado grabando demos y terminando de trabajar canciones que estoy escribiendo para un disco nuevo, entonces va a ser una semana medio en lo mismo que venía haciendo acá, que es seguir trabajando en las canciones, y escribiendo y ensayando. Mi carácter es bastante de estar guardada así que tampoco va a ser un shock para mí, pero sí lo tomo además como una especie de minivacación de mi casa, de estar encerrada acá e irme a encerrar a otro lugar. Me llevo una maleta de libros, va a estar el piano, unos cuadernos y así, a ver qué pasa.

¿Qué estás leyendo?
Como siempre, exageré mucho. Estoy llevando demasiadas cosas. Ahorita, ahorita estoy leyendo unos cuentos de Lydia Davis, una escritora estadounidense. Ya tengo un rato leyéndola porque es enorme, como 700 páginas, que reparto con otras cosas. Empecé a leer uno de poesía de Frank O’Hara que es un poeta de Baltimore. Y así como de maleta, para leer después una amiga me había regalado hace tiempo una biografía de Eduardo Mateo, que me estoy llevando, porque ahora que estoy yendo a Uruguay quiero leerla, me parece como que tiene su sentido. De poesía llevo uno nuevo que encontré de Wislawa Szymborska, que son poemas inéditos. También Fleur Jaeggy, una poeta que nació en Suiza pero se fue a vivir a Roma. Llevo también de Mark Fisher, llevo a una mexicana que se llama Valeria Luiselli, otra mexicana que se llama Atenea Cruz. Igual todavía tengo que darle una revisada porque lo metí todo en la maleta y dije: ya, primero los libros y luego decido la ropa, pero me parece que no va a entrar. Y Marina Yuszczuk, una argentina que justo acaba de publicar una novela que me mandó hoy, se llama La sed, y se ve muy divertida porque es como de terror, una historia de vampiros que me parece que puede ser muy linda.

Solés recomendar libros por Instagram.
A mí como que siempre me ha gustado recomendar, siempre me ha gustado promover la lectura y la literatura. Es algo que me ha acompañado siempre, y me gusta mucho compartirlo. Mi hermana siempre me dice que en las librerías me pongo de muy buen humor. Y sí, me encanta compartir eso, porque es solo por gusto. Yo no estudié letras y no es que soy una preparada, sino que vivo la lectura como un aprendizaje constante. Y por eso me gusta compartirlo, porque creo que cualquiera puede descubrirla en cualquier momento, no es como de especialidad, es como de una forma de entretenimiento, de reflexión, que a mí me entusiasma un montón. Como que las redes sociales siempre tienen su cosa, depende cada quien qué es lo que prefiere recomendar o de qué quiere hablar, y a mí se me hace lindo recomendar cosas, y ¿qué voy a recomendar si lo que más hago es leer?, no sabría qué otra cosa.

¿Música?
Música también, a veces, pero creo que más literatura. Música muchas veces comparto en Twitter, últimamente casi no, pero antes lo hacía mucho más. Pero en Instagram resulta como fácil lo de poner libros.

En varias oportunidades contaste que hiciste un parate en tu carrera, cambiaste la forma de tocar y de conectarte con el público y que no vas a volver, por ahora, a grabar con una discográfica porque aquel formato en el que venías no lo estabas disfrutando. ¿Por qué no lo estabas disfrutando?
Pues, no sabría darle una explicación. Creo que con más distancia voy a tener una buena explicación sobre eso, porque mi crisis nunca ha sido con la música. Pero en un momento se convirtió en una cuestión de que se empiezan a atravesar muchas cosas en medio de mi relación con la música. Cuando profesionalizas algo, cambia tu relación con eso que haces, y si no cuidas esa relación -quizás yo no la cuidé lo suficiente-, como que no tiene sentido. Para mí, si llego a mi casa y no tengo ganas de tocar el piano, algo pasó. O sea, si no tengo deseo de llegar y tocar es porque a lo mejor ya me agoté y no está tan bueno. Entonces, le doy más importancia a mi relación con la música, me parece lo más importante poder llegar y tener el deseo, poder llegar y escuchar música. Eso de tener una discográfica y toda esta maquinaria atrás, no sé si es lo más importante.

También contaste que no te dan más ganas de escribir del amor. ¿Por qué?
No, sabes que sí me dan ganas. Estoy escribiendo algo pero de otras maneras, es que el amor es un tema un poco infinito, ¿no? Lo que pienso es que hay como momentos en la vida en que a lo mejor tienes ganas de escribir otras cosas, pero el amor siempre vuelve como tema. En estas canciones que estoy haciendo hay de todo, hay presencia de amigas, de mujeres, pero también hay amor, amor de diferentes formas, incluso amor para las amigas, amor para la pareja, o lo que sea. El amor sí está presente. En marzo saqué una canción que se llama Mujeres, y no sé si estaba con ganas de sacar una canción de amor en ese momento. Pero como compositora yo siento que hay que tocar todos los temas, no ser tampoco de un solo tema.

¿Creés que hay una tendencia hacia temas con letras más directas sobre la realidad, sobre lo que está pasando?
No sé cuál es la tendencia, creo que cada quien va encontrando la temática sobre la que quiere escribir. Siempre he pensado que el proceso artístico tiene que ser una cuestión egoísta y propia, y lo que te nace impulsivamente o intuitivamente. No puedes construirlo con tu cabeza, racionalmente, «tengo que hablar sobre esto», porque eso para mí suena forzado. Otra cosa, creo que sí, como personas individuales nos toca estar muy presentes en lo que pasa en el mundo. No puedes tampoco desconectarte, es imposible. Estamos cada vez más hipercomunicados. Y no digo que los artistas tenemos la obligación de hablar de ciertas cosas, pero creo que naturalmente sí te dan ganas de hablar sobre el mundo, porque es demasiada la información que pide, es demasiada las preguntas que te lanza como para voltear al otro lado y hablar de cualquier cosa.

La canción Mujeres es una muestra de tu conexión con el movimiento feminista latinoamericano. ¿Cómo ves la situación de la igualdad de género hoy en el continente?
Uy, creo que ese tema es para largo, le falta mucho todavía. Me parece que en toda Latinoamérica estamos apenas empezando a tocar la punta del iceberg, todavía nos falta un montón de trabajo, de cómo se enfrenta el tema de las mujeres. Somos países muy conservadores, y por desgracia eso significa que la religión tiene mucha influencia en la mirada que se da sobre el papel de la mujer en la sociedad. Por más que se piense que ahora las cosas han cambiado, no han cambiado, porque las relaciones tampoco han cambiado. Es muy lentamente. Creo que sí están sucediendo cosas desde hace varios años para acá. Yo, que estoy viviendo en Argentina, veo cómo las mujeres argentinas han sido como una gran punta de lanza para todas las mujeres en Latinoamérica. Empezaron como un movimiento primero por el Ni una Menos y después por el tema de la Marea Verde (en respuesta a la falta de acceso a salud sexual y reproductiva de las mujeres en América Latina), y eso ha rebotado mucho en otros países. Lo veo por lo menos en México, que ha sido muy importante el hecho de que las mujeres salgamos a la calle, empecemos a mirarnos, empecemos como a darnos cuenta de que sí tenemos una fuerza política, que sí podemos salir y unirnos a una manera de hablar políticamente sobre el tema de las mujeres y eso es importante. Estamos hablando temas que antes ni siquiera se hablaban. Es un paso que se ha dado, falta un montón todavía.

¿Ves a Argentina como pionera, que va por delante de México?
Sí, para mí sí, ha sido muy importante lo que han hecho las mujeres acá en Argentina, y más que nada se han organizado muy bien. El tema del pañuelo verde empezó acá y es muy fuerte porque en toda Latinoamérica se usa ya. Y eso me parece que es algo que unifica, es simbólico y a la vez es importante que esté. Han sido una gran influencia las mujeres argentinas, aquí hay mucha tradición, desde las Madres de la Plaza de Mayo; ese compromiso político, la gente es muy comprometida acá, me parece que sí han hecho mucho por los movimientos en otros países.

La maternidad es uno de los grandes temas en este movimiento que replantea muchas cosas. ¿Qué significó para ti?
Yo tenía muchas ganas de ser mamá y sabía que no iba a ser fácil porque no tengo una vida fácil en el sentido de la estabilidad, con respecto a «lo-que-se-conoce-como-la-vida-de-una-persona-que-tiene-una-hija». Pero estoy muy contenta, soy muy feliz con mi hija, me ha cambiado la vida completamente. No sé qué decirte sobre el ser mamá, es tan individual y cada quien lo vive de una manera tan diferente.

¿Cómo afectó la maternidad a la vida que estabas llevando hasta ese momento?
Es imposible que no te cambie la vida. Te cambia las prioridades, te cambia todo, es un antes y un después, y para bien totalmente. Pero se me hace bueno no idealizar la maternidad, como que todas tenemos que tener hijos, porque finalmente es un tema en el que se puede caer muy fácilmente: «Ay, claro, porque es mami». No sé si lo vivo de esa manera y tampoco creo que tenga por qué ser un mandato para nadie. Creo que justamente es una de las cosas que tiene que cambiar. Esa cuestión de que todas tenemos que tener hijos y si no, no estamos realizadas. Al contrario, me parece que hay muchas mujeres, cada día más, que deciden desde muy chicas que no quieren tener hijos y listo.

Está muy vinculado con el estereotipo de madre creado por la sociedad.
Carga mucho el papel idealizado y romantizado de la mamá perfecta. Por lo menos en México, la mamá es santa, todo es la mamá, impecable, paciente, que está ahí siempre, que ilumina. Y sí que creo que es diferente, que cada mujer encuentra una manera diferente de desenvolverse en ese papel.

¿Has logrado compatibilizar bien la maternidad con tu carrera? ¿Te sentiste en algún momento juzgada por esa vida no estandarizada que llevás?
No creo que me haya cruzado con comentarios directamente, para nada. Pero creo que hay una cierta presión para las mujeres todavía en ese sentido, sobre la percepción de lo que es ser mamá. Es importante no caer en el romanticismo de que la mamá es así, como que renuncia a todo por los hijos. Hay diferentes maneras. Y por mí, yo soy la que quiero estar cerca de mi hija, yo necesito de mi hija, no puedo pensar que me voy a ir de gira un año. Desde que tuve a mi hija no puedo irme de gira así, pero por mí. Nadie me dijo: «Ah, ya no puedes», sino que yo ya no tengo ganas.

¿Extrañás mucho México?
Estuve en México en febrero hasta principios de marzo, antes de que empezara todo esto, y no he podido volver. Iba dos veces al año. Sí, extraño mucho a mi familia especialmente, pero como que en estas épocas tan raras nos vemos más que antes, hacemos mucho Zoom, y tenemos mucha comunicación. Así que eso por lo menos es algo.

¿Y no sabés cuándo vas a volver a México?
Todavía no sé. Yo quiero pensar que en febrero voy a poder ir a más tardar, si no antes.

¿Cómo te lleva el confinamiento, la pandemia y toda esta situación?
Hace tanto tiempo que empezó que han sido como diferentes cuarentenas. Primero desanimada, después más creativa, he pasado por todo tipo de etapas, pero soy bastante positiva de que algo podemos hacer durante este tiempo.

Show con protocolo

Julieta Venegas en el Antel Arena. Sábado 7 a las 21 horas. Entradas de 900 a 2.400 pesos en venta en Tickantel (por protocolo del Ministerio de Salud Pública se venden únicamente de a dos entradas).

· Aforo: 2.700 personas (formato 360º, 30% de 10.000 personas, que es la capacidad con ese formato).

· Apertura de puertas una hora antes invitando al público a venir con el tiempo suficiente para tener una entrada organizada. El corredor de entrada incluye: toma de temperatura y control de tapaboca por personal sanitario, chequeo de seguridad, chequeo de ticket y alcohol en gel. Si el público presenta más de 37 ºC se le realiza en lugar aislado y con otro termómetro una segunda toma luego de 15 minutos, si sigue por encima de 37 no puede ingresar.

· Dentro de la sala habrá comunicación específica recordando el distanciamiento y medidas sanitarias, los baños tienen su aforo específico, las medidas de higiene se han reforzado.

· Tapabocas obligatorio en todo momento salvo si se consumen alimentos y bebidas, que no pueden ser ingresados de afuera.

· La salida será escalonada y una vez finalizado el show no se permitirá la permanencia en las zonas de circulación.

· Se exhorta a la población de riesgo (mayores de 65 años así como portadores de comorbilidades) a no concurrir.

Fuente: Galería