Con el apoyo del ICAU y la marca Uruguay Audiovisual, del 6 al 14 de enero se realizó la 8ª edición del evento que va rumbo a convertirse en un clásico.

Entre el 6 y el 14 de enero tuvo lugar la 8° edición del José Ignacio Filme Festival (JIIFF), el Festival Internacional de Cine que este año sumó a Pueblo Garzón como locación.

El JIIFF cuenta con el apoyo del Instituto del Cine y Audiovisual Nacional (ICAU) y las marcas Uruguay Natural y Uruguay Audiovisual , y desde sus inicios se propone proyectar películas de reconocimiento internacional, en un entorno ideal donde jóvenes, familias, residentes y visitantes de José Ignacio comparten una experiencia enriquecedora: ver en cada atardecer una película especialmente elegida en función del lugar donde será proyectada, tal como contó Fiona Pittaluga, directora del JIIFF.

Este año, a la clásica “sede” de la Bajada de los Pescadores en José Ignacio, se sumaron exhibiciones en la vieja estación de trenes de Pueblo Garzón, un lugar que comparte la magia con el pueblo costero.

La ópera prima de John Carroll Lynch, Lucky, protagonizada por el enorme Harry Dean Stanton -en el que fue su último trabajo-, proyectada el sábado 13 en la Bajada de los Pescadores, fue la película votada por los espectadores como la mejor de la 8va edición de JIIFF.

Usina del Sur 
Este año y por segunda vez consecutiva, paralelamente al Festival se realizó Usina del Sur, un encuentro de realizadores y personalidades vinculadas a la industria cinematográfica que persigue el objetivo de fortalecer la producción nacional y regional mediante apoyos durante la etapa de postproducción.

Los encuentros y exhibiciones de Usina del Sur se realizaron en las instalaciones de Bodegas Garzón, entre el 12 y el 15 de enero.

El jurado estuvo conformado por Amaia Serrulla (miembro del comité de selección del Festival de San Sebastián), Mauricio Kinoshita (productor de la Muestra Internacional de Cine en Sao Paulo) y Sandro Fiorin (uno de los fundadores de FiGa Films en Los Angeles, Estados Unidos). Los tres jurados quedaron fascinados con el JIIFF, destacaron el nivel y la diversidad de las películas proyectadas, y por supuesto, el entorno y el ambiente en el que transcurre el Festival.

Los premios entregados en el marco de Usina del Sur fueron para post producción de audio, post producción de imagen y distribución internacional.

El JIFF, una pasión
Fiona Pittaluga tiene 30 años y es la creadora y alma máter del Festival. Fue quien lo soñó y trabaja todo el año de cara a la semana de enero en la que se realiza el Festival. “Es mi proyecto personal y mi pasión”, admite la productora que junto a su pareja Martín Cuinat dirige la productora Roberto Me Dejó Films, con la que ya realizaron tres películas y van por la cuarta.

Fiona empezó con un cineclub en la casa de su familia en José Ignacio y en el restorán Bajo el alma, propiedad de su padre Martín Pittaluga. Ella cuenta mejor que nadie la historia de cómo fue creciendo el proyecto que arrancó como un sueño: “Vengo a José Ignacio todos los veranos desde muy chica. Cuando me empezó a interesar el cine arranqué con un cineclub en mi casa. Mi padre le canjeó a un amigo un proyector por una silla que él había hecho, y ese proyector fue el embrión de todo esto. Por supuesto lo tengo hasta el día de hoy. Empezamos proyectando películas los martes. Después Franco Bronzini que es un amigo de mi familia, empezó a hacer unos ciclos de música en José Ignacio y un año quiso extender su propuesta y ofrecer cine, teatro y danza. Me propuso hacer en casa la proyección de cine, me encantó la idea y así empezó todo. Invitamos a Manuel Antín, el director de la Fundación Universidad del Cine (FUC) en Argentina, y proyectamos cortos de Marcos Berger y una película de Chaplin. En ese momento todos se enamoraron perdidamente de José Ignacio y las proyecciones que realizamos. Yo estudiaba en la UBA y Antín me ofreció una beca, en una especie de intercambio. Durante tres años en febrero hicimos unos ciclos de cine con la FUC: venían profesores de la Universidad a hacer la selección de películas (mucho cine europeo, sobre todo italiano) y después de ver las películas se hacía un debate, todo muy interesante.

¿Esos encuentros fueron el embrión del Festival?
Si, ahí vimos que se venía. En esas proyecciones yo hacía todo, hasta elegir las sillas, porque mi sueño siempre fue un festival de cine al aire libre, bajo las estrellas. Todos los proyectos que se hacen en José Ignacio se hacen en la plaza, por eso para mí era él lugar, pero cuando vimos la Baja de los Pescadores, nos dimos cuenta que ese era el escenario que necesitábamos para las proyecciones. Ya la primera exhibición fue recibida por el público de forma fantástica. Y así paso a paso, desde el 2011 venimos haciendo el Festival de forma interrumpida.

Este año sumaron otras locaciones. ¿Cómo fue que eligieron la estación de Garzón?

Las distintas locaciones se eligen según la película. Este año para proyectar en la Estación de Garzón, elegimos una película especial y la gente se traslada, porque para muchos es el plan del verano. Para la Bajada intentamos elegir películas un poco más amables, porque es otro público.

¿La idea es seguir sumando posibles sedes?
Estamos abiertos a todo, aunque en principio estamos bastante bien así. Nos gusta hacer la apertura y el cierre del Festival en la Bajada de los Pescadores, nos gusta Garzón y nos gusta La Chacra que es otro espacio en donde proyectamos películas más independientes. Siempre vamos moviéndonos. Por ejemplo este año hicimos la cena de Usina del Sur en una granja orgánica. La gente conoce el Festival y nos ofrece su casa para hacer proyecciones. Eso hermoso para nosotros.

¿Trabajan todo el año para hacer el Festival en enero?
Si todo el año. Somos cuatro personas que trabajamos y todos los años se va sumando gente. El posicionamiento que alcanzó el JIFF es muy importante, porque si bien creció y cambió, nuestro espíritu sigue siendo el mismo a la hora de seleccionar películas porque la apuesta sigue siendo la misma: queremos lo mejor dentro de lo que sabemos que a nuestro público le gusta. Siempre son cinco o seis películas muy específicamente seleccionadas. Puede haber algunas que me gusten mucho pero que no son para el Festival porque tienen que ser para nuestra audiencia. Lo que si sentimos que cambió es que hoy contamos con apoyos oficiales. Los pasos sólidos que dimos nos permitieron ganar la confianza de instituciones como el ICAU, que se sumó el año pasado y que por ahí hasta el tercer o cuarto año no tenían esa confianza, había desconocimiento y prejuicios. Esos apoyos para nosotros son muy importantes porque hablan de los pasos sólidos que hemos dado.

¡Y este año se acercó nada menos que Disney con “Coco”, que fue la película que abrió el Festival!
Si eso fue muy importante, todo un logro.

¿Qué otros pasos sólidos se deben dar para posicionar definitivamente al JIFF?
Poder invitar a todos los productores y directores de las películas que exhibimos, pero ese un tema de presupuestos. Por supuesto que siempre hay muchas cosas para mejorar, para crecer. Es nuestra pasión y la idea es hacerlo mejor año a año. Vamos ocho años y la idea es crecer y seguir.

Fuente: Marca País