Los médicos le dijeron a su padre que no podría gatear, tiene cinco hermanos y es el único futbolista de la familia al que el máximo organismo presenta como un ejemplo; Matías se limitó a decir: “no me considero modelo de nadie”.

La Federación Internacional de Fútbol Asociados, FIFA, tomó como ejemplo de superación la historia del juvenil de Nacional, Matías Dutour, que tiene una malformación de nacimiento en su brazo izquierdo y le mostró al mundo su historia.

En la página oficial del organismo, se escribió una nota contando la lucha de un joven que es orgullo de todos.

“El fútbol es una fuente constante de historias de perseverancia y superación, todas con detalles que las hacen especiales. Sin embargo, algunas tienen características que las convierten en únicas. Entre estas últimas aparece la del uruguayo Matías Dutour.

A principios de septiembre, este volante o lateral zurdo de 19 años fue convocado para completar un par de entrenamientos con el primer equipo de Nacional de Montevideo, uno de los dos clubes más importantes del país. Que un juvenil de la cantera cuente con esta oportunidad no es nada extraordinario. Sin embargo, si ese «gurí» (muchacho) tiene una malformación de nacimiento en su brazo izquierdo del codo para abajo, la cosa cambia”, comenzó diciendo la nota en la web de FIFA.

Y agrega que: “La noticia causó un alto impacto, sobre todo porque su experiencia se resume en un documental de casi 10 minutos producido por Teletón, la fundación especializada en la rehabilitación de distintas discapacidades. El vídeo se “viralizó” en Internet tras su convocatoria, y emocionó. Allí hay imágenes de Matías de bebé, niño y adolescente, mezcladas con la fuerza que surge de la voz de sus padres.

“Los médicos me decían que no iba a gatear, que ciertas cosas no las iba a hacer jamás, y yo como padre no me podía conformar con eso”, recuerda allí su papá Fernando. “De chico soñaba con la pelota», explica su mamá Virginia. Si hasta se lo ve al propio Matías, de cuclillas y con ropa de futbolista, negándose a pararse para una foto: “¡Así mamá, como los jugadores!”.

Pasito a pasito

Desde pequeño, Matías usó una prótesis para su vida cotidiana. La tenía cuando comenzó a jugar al fútbol en las infantiles del Rocha Athletic de su ciudad natal. “Eso hasta los ocho años”, le cuenta a FIFA.com. “Durante un partido se me salió varias veces. En ese momento no me di cuenta y lo único que me importaba era quitarme lo que me molestaba. Busqué adaptarme y por eso la dejé de lado: me arrimé al alambrado, se la di a papá y jamás volví a usarla en una cancha”.

En lugar de temor, ese pequeño paso le dio fuerza para asumir otra posición con respecto a su situación. “Yo me sentía mirado, pero si me había sacado la prótesis ante tanta gente, ¿por qué avergonzarme de hacerlo en otros lugares? Por supuesto que me ayudaron a madurar las charlas con mis padres, pero dejé de tenerle miedo a esas cosas. En la vida no hay nada que perder y uno debe intentar superar las adversidades”, razona con envidiable convicción.

La carrera de Matías siguió en la selección juvenil de Rocha y en club Lavalleja. Para este entonces despuntaba como un hábil volante zurdo capaz de jugar con el perfil a favor o cambiado, al mismo tiempo que fortalecía el carácter. “Hubo gente que me decía: ‘El fútbol no te va a dar nada, vos seguí estudiando’. Pero yo siempre estuve convencido que iba a llegar. Fui pasito a pasito y hoy estoy viviendo un sueño”.

Si a Matías no le gustaba el colegio era porque, como cualquier pre adolescente, prefería la pelota a los libros y lloraba si su madre le prohibía entrenarse por los deberes. Eso no evitó que esté a punto de terminar el secundario, ni que planee estudiar Educación Física en la universidad. “Siempre relacionado con el deporte. Me gusta correr, moverme… No me imagino en una oficina”, dice risueñamente.

Ejemplo a seguir

Cuando le llegó la posibilidad de jugar en las divisiones formativas Nacional no la desaprovechó, y eso que lo reinventaron como lateral. Su debut fue en octubre de 2013 en un partido de cuarta división ante Liverpool. “Cuando el técnico me llamó para entrar, no lo podía creer. Perdíamos 1-0, lo empatamos con un pase mío y terminamos ganando 2-1”.

Ese día le quedó grabada otra imagen. “Volvíamos a Rocha con mi familia y me decían: ‘Después de todo lo que luchaste, ¡se te dio!’. Y es cierto. A mí nadie me regaló nada. No es que tengo un trato distinto por mi discapacidad, y eso me alegra. Siempre quise ser uno más”, afirma Mati, el mayor y único de los tres hermanos Dutour que se hizo futbolista.

El llamado del técnico Álvaro Gutiérrez a entrenar con el plantel mayor no significa su promoción a primera. “Hubo una confusión cuando surgió la noticia, pero yo siempre lo tuve claro. Estoy seguro que en algún momento llegaré, y quiero que sea en Nacional”, dice el jugador, quien compartió aquella práctica con el Chino Álvaro Recoba, su máximo referente futbolístico.

La difusión de su caso parece haberlo puesto en una rol de ejemplo que él no eligió, pero intenta cumplir con naturalidad. “No me considero modelo de nadie pero asumo cierta responsabilidad, porque se acercan chicos o padres con situaciones parecidas a la mía, e intento ayudar y hacer las cosas bien para que el otro se vea reflejado. Pero siempre sin dejar de ser yo”, aclara Matías, que como cualquier juvenil también sueña con jugar Europa y la selección.

¿No será esa una carga pesada para alguien que, sencillamente, aspira a ser futbolista profesional? “Hasta ahora no lo ha sido, es algo que he podido manejar”, comienza a despedirse Matías. “Lo tomo como otro desafío de mi vida y mi carrera. Para mí, soy una persona corriente, pero si eso le sirve a otro para superarse, ¡bienvenido sea!”.

Fuente: El Observador