La publicación se centró en la identidad del pueblo uruguayo y su talento para ir de punto en los torneos para colocarla como una posible sorpresa en Rusia 2018.

La publicación Football Paradise, ganadora del premio a mejor blog internacional de fútbol en los Football Blogging Awards de 2016, dedicó un artículo concienzudo y muy extenso a la selección uruguaya con el título «La Garra Charrúa: Uruguay, tenacidad y trabajo de equipo».

Alex Dieker, el autor de la nota, no se queda en la mención simple al apodo charrúa. Explica detalladamente cómo esa tribu representa «la constante lucha de la nación y es clave para entender la génesis de su sorprendente rol de sorpresa en el escenario mundial».

Luego, Dieker recuerda las parcialidades indígenas que habitaron nuestro territorio y explica en forma muy detallada -y con citas académicas- cómo los guaraníes prosperaron en todo el sur gracias a su sistema de cultivo, empujando y desplazando a los charrúas a regiones de lo que es hoy Uruguay.

La percepción moderna de los guaraníes difiere de la de los charrúas, «que tienen la reputación de ser quienes lucharon contra los invasores españoles».

Los indígenas no tuvieron éxito en repeler la conquista «pero el espíritu de su batalla persiste». «La Garra Charrúa, la tenacidad de los charrúas, es usada por los uruguayos como una expresión de persistencia (…) Cántico nacionalista, retrata a Uruguay como una entidad pequeña en una batalla imposible contra gigantes mientras da a entender que con tenacidad y con valor cualquier cosa es posible», prosigue.

El periodista comenta luego cómo se formó el país, metido entre dos gigantes como Argentina y Brasil, y cómo esa mentalidad llevó al equipo celeste a ganar el primer Mundial, para el que allanó el camino con dos medallas de oro olímpicas.

Dieker detalla las dudas del comienzo en el primer Mundial, pero cómo luego el equipo superó la presión de ser local. «Los charrúas fueron empujados al rincón de continente cientos de años atrás. Los primeros 45 minutos (de la final con Argentina) replicaron ese mismo sentimiento, excepto que en vez de los guaraníes y su estilo nómade, eran los argentinos», ilustra el autor.

«Los uruguayos se basaron en el ejemplo de los charrúas: estaban siendo derrotados, pero no por sumisión. La Garra Charrúa estaba presente en los jugadores y no caerían sin luchar», cuenta, detallando los tres goles celestes en el segundo tiempo.

«¿Cómo, entonces, creyeron los brasileños que podrían pasearse por la final del Mundial de 1950 y dominar Uruguay?», cuenta luego. «Eran favoritos, sin dudas, pero, ¿fueron tan arrogantes como para pensar que, habiéndose ido al entretiempo uno a cero arriba, los uruguayos iban a dejar pasar la oportunidad de superar a Argentina y a Brasil?», prosigue. «La respuesta es sí», dice Dieker, que cuenta el triunfalismo brasileño y la caída posterior.

La caída
Luego de este doblete continental, «Uruguay estaba firme en el mapa mundial del fútbol». «Sin embargo, la nación liberal no estuvo a la altura de las expectativas de las generaciones anteriores. Tres apariciones en semifinales, la más cercana en 2010, no los llevaron a la definición del torneo. No dejaron de creer en el fútbol, sin embargo».
Dieker habla de la pasión del fútbol en Uruguay y de cómo las figuras individuales «no son nunca más importante que el colectivo», pese a figuras como Luis Suárez o Alcides Ghiggia. «El espíritu del equipo no es segundo de nadie, ni siquiera de un delantero de clase mundial», comenta.
Tabaréz, dice, «tiene el talento como para cumplir las expectativas de millones de compatriotas». Suárez y Cavani tienen la capacidad para convertirse en los máximos goleadores del torneo, dice Dieker, que destaca a Lucas Torreira en el medio, y a Diego Godín, Josema Giménez como una «sociedad formidable en defensa». Sin embargo, «incluso contra países como Arabia Saudita, los uruguayos sentirán la inmensa responsabilidad de representar a su gente».
Cita al analista Adam Brandon, del World Football Index, que cree que Uruguay tiene talento como para jugar un fútbol mejor y más expansivo, algo que queda restringido por la necesidad de mostrar la Garra Charrúa.
El fútbol uruguayo «está quizás fuera de moda». «Una vez que el fútbol se tornó realmente global, el suceso de Uruguay se quemó y se convirtió en cenizas, como los guaraníes preparando el campo para la cosecha», dice.
«Pero eso no es enteramente cierto. La Celeste ha tenido éxito muchas veces después de 1950. Algunos creen que Suárez y compañía llegarán lejos en Rusia pese a ser la segunda nación más pequeña. Son buenos y la combinación de persistencia y trabajo de equipo solo les dará fuerza en la cancha. ¿Y saben qué? No me desmayaría del shock si ganaran el torneo», concluye.

Fuente: Montevideo Portal