Industria uruguaya busca posicionarse en el mercado internacional

El miércoles fue el lanzamiento oficial de la Fundación Latitud  del LATU, orientada a impulsar el crecimiento sostenible del sector productivo del país. Particularmente, su labor se enfocará en la planificación y ejecución de proyectos de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i), brindándoles soluciones de valor que se anticipen a las demandas mundiales.

El año pasado culminó un proceso de cambio y maduración en el LATU, que hizo posible la creación de esta organización flexible, conformada de profesionales, una sede propia, plantas piloto y apoyo institucional. La riqueza de los recursos humanos y tecnologías con los que cuenta Latitud son clave para, eventualmente, convertirse en aliados imprescindibles para acompañar a la industria en su transformación —un imperativo para el país—.
El presidente de la Fundación Latitud, y también del LATU, Fernando Fontán, apuntó que su principal cometido es innovar y crear nuevos productos. Para lograr esto, Latitud aportará un bagaje de conocimiento consolidado durante muchos años, sofisticando, de esta forma, las cadenas productivas: agregando posibles subproductos, así como explorando horizontes completamente nuevos.

Cómo funciona
Latitud actúa como un puente entre la industria y los actores de conocimiento. Tal como destacó la ministra de Industria, Carolina Cosse, los actores de conocimiento se deben complementar —y más en un país pequeño—con el propósito de generar cosas más grandes que las que cada uno puede generar individualmente. «Nuestra principal preocupación es que las empresas tengan la posibilidad de conectarse con el ámbito académico y los centros de investigación», agregó Fontán. Primero se identifica la oportunidad de negocio, y luego se la vincula con los actores de conocimiento.

Al día de hoy, ya están trabajando con varias empresas e instituciones: Conaprole, INIA, OSE, Saman, Ancap, MIEM, Institut Pasteur, BPU Meat, entre otros.

Líneas de acción
La fundación trabajará en varias áreas, en especial en las que el país tiene fortalezas: alimentos, biocombustibles, forestales, agua y medio ambiente.
En biocombustibles se explorarán diferentes opciones de energía renovable, mientras que en alimentos se aplicarán tecnologías tanto tradicionales como emergentes. En agua y medio ambiente se llevarán a cabo proyectos de eco innovación sistemática basada en el concepto de ciclo de vida. Y en madera, que hoy se utiliza en gran medida para la celulosa, se buscarán nuevos usos.

«Cuando uno mira las exportaciones del país, Uruguay es un muy importante exportador de alimentos y de energía», subrayó Fontán. «Actualmente se está evaluando la posibilidad de vender energía a Brasil; pasamos de ser un país comprador de energía a ser un país exportador».

En lo que refiere a alimentos, el énfasis está en generar subproductos en la cadena de arroz, y en la cadena láctea.
«El arroz es el principal producto que Uruguay exporta, y tiene un posicionamiento mundial muy destacado. Sin embargo, hay oportunidades de nuevos productos, y hay que trabajar en eso: evaluando tecnologías, materia prima y casos de negocio», comentó.

El sector lácteo, por otro lado, tiene planeado en los próximos años desarrollar nuevos tipos de ingredientes basados en leche, en particular derivados aplicables a alimentos funcionales —aquellos que además de sus propiedades nutritivas básicas, tienen un efecto beneficioso adicional sobre la salud—.

En cuanto a madera, ciertas sustancias derivadas pueden ser utilizadas en la industria química; en la producción de un cemento de alto desempeño o una pintura para aeronaves. Asimismo, el presidente de Latitud agregó: «Hemos venido trabajando con empresas forestales y la Facultad de Arquitectura para que el país tenga una normalización técnica que posibilite mayor uso de la madera con propósitos estructurales —para construir viviendas de alta calidad—, y también asesorar a las empresas en su exportación».

En conclusión: Latitud tiene como premisa identificar procesos tecnológicos que permiten generar, a partir de la materia prima disponible en el país, productos o materiales de alta calidad. «Eso es parte del desafío que tenemos de sofisticar nuestra producción», finalizó el ingeniero.

Fuente: El Observador