Zonas y obras que se destacan desde las Canteras del Parque Rodó hasta el oeste rural

Buceando por la ciudad, cuatro arquitectos uruguayos revelaron preferencias para confeccionar una lista de las 7 Maravillas de Montevideo. El juego fue propuesto sin limitaciones, era posible elegir edificios, plazas, parques, calles, barrios o monumentos, entre más.

El arquitecto William Rey Ashfield comenzó mencionando al Yacht Club, «un edificio excepcional en su proyecto y diseño, que caracteriza el perfil costero montevideano». En segundo lugar eligió a la Plaza Zabala, «por su condición de square, un tipo de plaza inglesa, y por su contexto, con el Palacio Taranco y otras construcciones que le dan un sentido muy propio». La selección del catedrático prosiguió con el Palacio Salvo, «que no es de tan buena factura arquitectónica como por ejemplo el Panamericano, pero es un hito, forma parte de la memoria de la ciudad». Después nombró la rambla en su conjunto, en particular la de Pocitos. «Hay allí una buena producción de arquitecturas, sobre todo las de la década de 1950, que en el conjunto, aun mezcladas con otras que no son tan buenas, conforman un contexto muy unitario».

A continuación Rey Ashfield destacó «el oeste de Montevideo, el área rural. Básicamente Melilla, el Camino de la Redención, la chacra del Portazgo, la almacén Cavalieri, por su caracterización verde y su paisaje fluvial que termina en el Río Santa Lucía, y también por la producción». Completan su lista la Estación Central de trenes, como puerta de ingreso a la ciudad, y la Facultad de Ingeniería y su entorno. «Es una obra muy interesante por la articulación de volúmenes diferentes, en donde hay funciones diferentes también. El edificio además se adapta muy bien a una estructura de paisaje, que cuenta con más tejido urbano, y por otro lado un parque, el Club de Golf, la playa, el borde costero. Es de los primeros edificios del mundo realizado con hormigón visto; supuso una enorme renovación material, tecnológica y programática».

Para el arquitecto Mariano Arana, también en un dictado rápido, primero figura el Molino de Pérez y el Parque Baroffio, sobre el arroyo Malvín, «tanto la parte alta como la parte baja, poco antes de Punta Gorda, un lugar que no todo el mundo conoce». Le sigue el área de Canteras del Parque Rodó, «toda esa calle, ese corredor relativamente elevado, la explanada con el lago, la cascadita (aunque es artificial), la islita. Siempre me encantó, desde chico, yo qué sé».

En tercer término aparece el barrio jardín del Parque Rodó, frente al club Sporting, en 21 de Setiembre y Bulevar Artigas. Allí hay construcciones de la década de 1930 proyectadas por el arquitecto Gonzalo Vázquez Barriére, con las características del art déco. Las manzanas son reducidas, las calles tienen muchas curvas y los terrenos poseen distintas alturas.

Arana citó después al Hotel del Prado, con la Fuente Cordier, y al conjunto de viviendas por Ayuda Mutua ubicado frente a Las Bóvedas, así como «el diseño del espacio público de esa zona de la Ciudad Vieja, muy bien hecho, en la Rambla 25 de Agosto, entre Ituzaingó y Treinta y Tres».

La siguiente mención correspondió al Centro de Barrio Peñarol, en Avenida Sayago y Aparicio Saravia: «Fue totalmente transformado y quedó brutal, por ejemplo la policlínica y lo que eran las casonas del personal de más relieve del ferrocarril. Hay varios espacios con juegos de chiquilines, una huerta barrial fenomenal, un gimnasio, un anfiteatro sobre césped y una fotogalería con una pérgola calada que es una hermosura. También hay una pequeña sala de actos y un estudio de grabación, muy lindo».

Por último, Arana agregó la Barra de Santa Lucía, con el área costera y el puente giratorio, que se inauguró en 1925.

Muros y naturaleza.

La arquitecta e historiadora Laura Alemán anotó entre sus preferencias a la Rambla Sur, «porque es un notable proyecto urbano que marca la historia de Montevideo». Enseguida nombró el Jardín de la Casa Leborgne y cinco edificaciones que valora como «excelentes obras de arquitectura»: el Edificio Centenario de 25 de Mayo e Ituzaingó (1929), la Facultad de Arquitectura (1938), la Capilla Jackson en el barrio Atahualpa, el edificio Yacht Club (1934-38), y el Urnario Municipal (de 1959).

El arquitecto Francisco Collet incluye asimismo en su mapa de obras favoritas a la rambla, pero «específicamente su zona de Carrasco, en la que el conjunto de construcciones bajas permite visualizar la naturaleza, el mar y el verde de los árboles. Allí el Hotel Casino Carrasco se sigue destacando». Entre otras maravillas, cita al Palacio Legislativo, «una obra monumental, esplendorosa en todos sus detalles: decoraciones esculpidas en mármol, frescos, vitrales». Collet destaca también a la sede central del Banco República, un edificio que ha tenido la oportunidad de conocer en profundidad.

«Al elevarme con grúa pude ver al detalle cada una de las molduras con motivos vegetales, los capiteles, las esculturas que se encuentran en esta obra. Es un edificio de inmensa perfección, sobrepasa los límites del ojo humano. El espacio central es espectacular; sus columnas griegas de piedra maciza se lucen de una manera especial».

Collet incorpora además el conjunto de fachadas de la cuadra más alta de la calle Durazno. «Se puede considerar como una obra extraordinaria de la vida corriente. Todas las construcciones fueron realizadas entre 1925 y 29 por diversos arquitectos que lograron una armonía en el conjunto».

Entre más joyas surge también el Palacio Lapido, «con su potente arquitectura expresionista y su modernidad increíble aunque se construyó en 1933. Es un disfrute contemplar los detalles de los palieres, la herrería, las cajas de escalera, los vitrales en grises y más detalles».

Lo sacro y la salud.

De la arquitectura religiosa, Francisco Collet elige la iglesia de la calle Tapes, Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y San Alfonso.

«Es un templo extraordinario que alberga verdaderos tesoros en su interior. La experiencia de visitarlo es de carácter único dada la intensidad decorativa de todos sus componentes constructivos. Su fachada estilo románico bizantino es réplica de un templo de la ciudad alemana de Aquisgrán».

Por último, Collet recuerda la antigua Torre del Hospital Pasteur, «que se erige en el centro de la manzana como una fortaleza. Es una experiencia inolvidable estar dentro de la cápsula cuasi espacial del mirador, en la cual se aprecia la ruidosa ciudad en el silencio».

Una joya de 22 km que bordea el Río de la Plata.

La rambla de Montevideo es Monumento Histórico Nacional y no puede faltar en la lista de las 7 Maravillas capitalinas. Pero los consultados suelen elegir tramos distintos. A unos les gusta más el que va del Parque Hotel hasta el Parque Rodó, construido en 1909. A otros, el de Pocitos, de 1912, o los de Punta Carretas y de Carrasco, de 1915. O, por último, la obra de la Rambla Sur, que se inició en 1928 y fue inaugurada oficialmente el 31 de diciembre de 1935, dejando en el olvido un par de playitas y dando lugar al tango Adiós mi barrio.

MONTEVIDEO POR CUATRO.

Mariano arana – Arquitecto.

Se recibió en 1961. En la Facultad de Arquitectura se dedicó a la investigación y ejerció la docencia. Lideró el Grupo de Estudios Urbanos. Presidió la Comisión de Patrimonio, fue intendente de Montevideo durante dos períodos, senador y Ministro de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente. Hoy es edil del Frente Amplio en la Junta Departamental de Montevideo.

William Rey Ashfield – Arquitecto.

Catedrático de Historia de la Arquitectura Nacional en la Udelar, responsable académico del Diploma de Especialización en Intervención en el Patrimonio Arquitectónico, magíster en instrumentos para la valoración y gestión del patrimonio artístico por la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, y doctor en Historia del Arte y Gestión del Patrimonio.

Laura Aleman – Arquitecta.

Es magíster en Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano, y lleva adelante otro estudio de posgrado para el doctorado. Es docente e investigadora del Instituto de Historia de la Facultad de Arquitectura (Grado 4). También trabajó en el Instituto de Teoría y Urbanismo. Estudió filosofía, ha publicado varios libros y artículos en revistas especializadas y prensa.

Francisco Collet – Arquitecto.

Codirector del estudio de arquitectura Collet- Neri, de restauración y habilitación patrimonial. Codirector de la constructora Villa Fortín. Junto a Diego Neri trabajó en proyectos y ejecución de obras en varios Monumentos Históricos Nacionales. Es asesor de la Comisión de Bienes Culturales de la Iglesia. Integrante de la Comisión de Patrimonio de la SAU.

Fuente: El País