Ni el FIFA, ni el PES. Uno de los juegos más adictivos, y en el que muchos fanáticos del fútbol le dedican horas y horas, es el Football Manager. Se trata de un videojuego de estrategia en el que los usuarios se divierten a ser DT reales y, tal vez, es el que mejor simula todo lo que acontece en el entorno del fútbol: desde hacer fichajes, a asumir presiones de sus jugadores y tolerar presiones de la prensa.

Cada partida es única: cualquiera puede asumir el reto de intentar ascender con un equipo humilde o tratar sacar campeón de Europa a un equipo poderoso. El País conversó con un fanático y desarrolladores del videojuego para conocer cómo se desarrolla y por qué genera tanta pasión entre los usuarios. Además, los entrevistados abordan por qué lleva a que los jugadores pasen tantas horas frente a la pantalla jugando a ser DT, lo que genera efectos sobre sus parejas.

Rodrigo es el director técnico de Peñarol. Tras ganar varios campeonatos uruguayos en los últimos años, su reto pasó a ser obtener la Copa Libertadores. «No es fácil», aseguró. Su táctica 4-1-3-2 y su filosofía basada en la posesión y el toque corto creía que le permitían lograr el objetivo. Al final la consiguió, lo que le desató una alegría difícil de explicar.

Parece una historia real, pero es ficción. O, mejor dicho, una realidad simulada. Rodrigo, de 25 años, es uno de los tantos uruguayos que juegan al Football Manager, un videojuego en el que se juega a ser el director técnico de un equipo de fútbol.

Este entretenimiento recrea las obligaciones que tienen los entrenadores en la realidad: armado de tácticas, decisión de contratos de futbolistas, entrevistas con la prensa, y definición de políticas de divisiones juveniles.

En esa «vida paralela», el DT debe tolerar las presiones que conlleva este deporte. Por ejemplo, las preguntas de la prensa a si podrá recuperarse después de perder tres partidos seguidos o las recriminaciones de algunos jugadores por no jugar. En esos casos, por ejemplo, sus asesores le avisan: «Marcelo Zalayeta desea tener una charla privada contigo».

Para llegar a esta simulación tan cercana a la realidad, el juego cuenta con decenas de investigadores en el mundo. En Uruguay es Federico Aranda, quien califica a futbolistas sobre sus atributos mentales, físicos y técnicos. Es decir, sobre su calidad en hacer pases, velocidad, tiros largos, salto, aceleración, agilidad, entre otros.

También intenta averiguar datos sobre su vida: si tiene familiares en actividad, quiénes son sus amigos en el fútbol y de qué cuadro es hincha. «Trato de ser lo más objetivo posible», cuenta Aranda, quien cumple esta tarea desde el 2005.

Su tarea es todo el año y requiere ver mucho fútbol los fines de semana. Este trabajo, le permite al usuario encontrarse con una base de datos de casi 2.000 jugadores en la la A y la B y más de 2.600 preparadores físicos, directores técnicos, kinesiólogos y entrenadores.

Los jugadores cuentan con 250 variables. Todas juntas influyen en el rendimiento de un equipo a la hora de jugar un partido, además de la moral y el estado de la cancha. «Esa complejidad es lo que lo hace atractivo», cuenta Aranda.

Tan atractivo es que Rodrigo ha llegado a poner cantos de la hinchada y festejar los goles como si estuviera en la tribuna.

¿Adictivo?

Esta pasión que tiene el género hace que miles de usuarios pasen muchas horas frente a la pantalla. Rodrigo Alem, un desarrollador de videojuegos en Uruguay y un estudioso de la industria, indica que el género de estrategia es «muy bien recibido» por los usuarios «más adultos». «Tienen un atractivo para una audiencia veinteañera o de principios de los 30», comentó.

Es el caso de Rodrigo, quien le destina un promedio de 16 horas semanales al videojuego. A sus 25 años, cree que no le dedica tanto tiempo como antes. «Cuando era más chico podía pasar jugando noches enteras», admite.

El juego tiene efectos en la vida afectiva de las personas. Por ejemplo, la novia de Rodrigo a veces le pide que le preste «más atención». Hay ejemplos más extremos: el diario británico The Telegraph asegura que los responsables del Football Manager fueron citados en 35 casos de divorcio.

Según una crónica de la revista El Gráfico del 2009, uno de las personas implicadas acusó a a su mujer de romperle el disco del videojuego. Otro, decía que se quedaba trabajando hasta tarde en la oficina, pero en realidad pasaba jornadas maratónicas jugando a ser DT.

Su actual director, Miles Jacobson, dijo a El País que «a menudo» se hace referencia a que el juego es citado en estos casos. Pero se deslinda sobre ello: «Nunca hemos sido capaces de encontrar ninguna evidencia de esto», expresó.

Del fútbol virtual al fútbol real

Además de los fanáticos del fútbol, hay muchos jugadores profesionales que se entretienen con el Football Manager. Por ejemplo, Nacer Chadli, un futbolista belga que defiende a Tottenham en Inglaterra, expresó que se divierte mucho cuando acaba la temporada. «Me paso todo el rato. Creo que es muy real», señaló. El más fanático es el noruego Ole Gunnar Solskjaer, exjugador de Manchester United . «He aprendido mucho de fútbol, especialmente de los jóvenes talentos», expresó quien hoy es director técnico. Mientras tanto, Federico Aranda, el investigador de los jugadores del fútbol uruguayo, indicó que hay algunos asesores de directores técnicos en el país que lo llaman para saber qué potencial le ve a determinados jugadores jóvenes. Por otra parte, hay decenas de foros en Internet donde los usuarios arman tutoriales y enseñan a los jugadores cómo mejorar sus estrategias para encarar el juego. En un documental realizado sobre el videojuego, un hombre aseguró que ha jugado un promedio de tres horas al día durante los últimos 20 años, 2 años y medios de su vida.

Fuente: El País