Personas con discapacidad se abren espacios para practicar deportes y competir a nivel internacional. La selección de fútbol en silla de ruedas motorizada disputará la Copa América en Brasil, y en Chile jugarán los seleccionados de quadrugby.

Adolescentes, jóvenes y adultos practican estos deportes y en ambos se está a la búsqueda de nuevos jugadores.

En el caso del quadrugby, la actividad está totalmente financiada, pero en el powerchairfootball se necesita conseguir recursos para el viaje. Se trata de dos deportes que no sólo disfrutan quienes los practican, sino que muchos de los espectadores los califican como «entretenidos» de observar.

Las prácticas se realizan los sábados en las instalaciones del colegio Stella Maris (Máximo Tajes y Lido): el quadrugby de 16:00 a 18:00 y el fútbol en silla de ruedas motorizada de 18:00 a 20:00.

Del 22 al 27 de abril, la selección uruguaya de quadrugby viajará a Chile para enfrentarse a cuatro equipos, tres de Chile y uno de Argentina. Será en un torneo zonal organizado por la fundación Arcángeles de Colombia, a la cual pertenece el proyecto Maximus, que busca desarrollar el quadrugby en Latinoamérica y tiene presencia en Uruguay.

La delegación celeste está formada por ocho jugadores, dos entrenadores, la coordinadora y un asistente. Además, viajarán algunos familiares.

El quadrugby es un deporte de contacto, con partidos intensos en que los jugadores chocan reiteradas veces en sus sillas de ruedas.

En tanto, del 29 de abril al 5 de mayo, la selección uruguaya de powerchair football (fútbol en silla de ruedas motorizada), viajará a Río de Janeiro para competir en la Copa América. Participarán de este torneo los mejores jugadores de Estados Unidos, Canadá, Argentina, Australia, Brasil y Uruguay.

La delegación uruguaya está integrada por seis jugadores y 10 personas más.

Se trata de un deporte que genera entusiasmo y empatía entre los deportistas y espectadores que gustan del fútbol, ya que tiene reglas similares.

Sonia Díaz Valdez, coordinadora del proyecto Maximus en Uruguay y quien está en permanente relación con quienes practican estos deportes, dijo que «en estas actividades se ve a la persona en silla de ruedas desde otro lugar».

«Se valorizan las capacidades y se empodera a la persona en situación de discapacidad, mostrando lo que puede hacer y no, como se hace frecuentemente, mostrando lo que no puede y las dificultades que presenta», sostuvo.

Díaz Valdez destacó que, a los beneficios propios de la práctica de un deporte, estos deportistas «suman los beneficios de pertenecer a un equipo, lo que estimula su autoestima».

El proyecto

Maximus Project se define como un programa de desarrollo para promover la paz, el empoderamiento y la inclusión social para personas con discapacidad en los países de Sudamérica. El proyecto busca establecer una red deportiva y social entre las naciones de Latinoamérica como forma de contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de las personas con discapacidad y como medio para fortalecer sus resultados deportivos.

Este proyecto es desarrollado por la Fundación Arcángeles, con sede en Colombia, y cuenta con recursos de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional.

En Uruguay, el socio local de la Fundación es la Unión Uruguaya de Rugby. También cuenta con el apoyo de otras instituciones, como Teletón o la Asociación para la Recuperación del Invalido, y algunas instituciones educativas, las cuales prestan sus instalaciones para el desarrollo de las actividades.

El aporte económico de este proyecto en Uruguay concluye en septiembre de este año, por lo que quienes participan de ellos están formando una fundación llamada «Oportunidad», para conseguir fondos y de esa forma organizar actividades deportivas, además de brindar charlas y conferencias.

Maximus Project se estableció sobre la base del rugby en silla de ruedas y de actividades recreativo-deportivas y culturales. En Uruguay se seleccionaron otros dos deportes adaptados: el Powerchair Football y las Boccias (bochas). El Powerchair Football fue escogido debido a que se consideró que presenta tres factores que lo hacen una excelente herramienta:

  • Participación de deportistas con discapacidades severas. La mayoría de los jugadores presentan alguna forma de discapacidad con una pérdida de la funcionalidad en los miembros superiores e inferiores, pero que a nivel cognitivo no presentan alteraciones. Se trata de deportistas que tienen pocas opciones de alto nivel competitivo en otras modalidades.
  • Participación mixta. Es uno de los pocos deportes en los cuales interactúan hombres y mujeres en el mismo deporte.
  • Alta posibilidad de comercialización, lo que permite considerar procesos que hagan a este deporte autofinanciable en el futuro.

El deporte de la bola «asesina»

El rugby en silla de ruedas fue inventado en Canadá en 1977, como opción de práctica deportiva en conjunto para personas con lesiones severas de columna. Es así como un grupo de personas con cuadriplejia lo desarrollaron e inicialmente fue denominada «murderball», algo así como «bola asesina», lo cual despertó el interés del público.

Se juega bajo techo y en superficie de madera con dos equipos de cuatro integrantes cada uno. Sus reglas incluyen elementos del baloncesto, hockey sobre hielo y balonmano (en sus variantes en silla de ruedas, todos ellos). Se trata de un deporte de contacto, por lo tanto el roce entre las sillas de ruedas es una parte integral del juego.

El fútbol en silla de ruedas motorizada, es un deporte en equipo para las personas con discapacidad que utilizan sillas de ruedas eléctricas. Se juega en un gimnasio o en una cancha de baloncesto estándar. Dos equipos de cuatro jugadores cada uno usan su silla equipada con protecciones metálicas para atacar, defender, y golpear una de pelota de fútbol de 330 mm de diámetro, intentando marcar goles.

Fuente: El País